Marbella, principio de los años 2000. El brillo de la ciudad hacía tiempo que había quedado opacado por la gestión de Jesús Gil y Gil y de sus aprendices, entre los que se encontraba Julián Muñoz. Él, un hombre casado y padre de familia, poseía una idea revolucionaria para devolver el esplendor de antaño a la ciudad: esta necesitaba nueva imagen. ¿Y cómo iba a lograrlo? De la mano de una mujer, Isabel Pantoja. Y la idea, revolucionar, revolucionó. 

Julián Muñoz ha fallecido en el hospital de Marbella, a los 76 años, tras arrastrar una larga enfermedad, por la que la Justicia le otorgó el tercer grado. A su lado, toda su familia, sus hijas, sus nietos y su mujer Mayte Zaldívar. Nada de ex. Mujer con todas las letras, porque meses antes de presentir que el fin se avecinaba, la pareja volvió a contraer nupcias. “Es lo menos que puedo hacer por ella”. 

El primer encuentro en los años 90

Y es que, cuando Julián Muñoz conoció a Isabel Pantoja, su cerebro cortocircuitó. Sus sentimientos se confundieron y, si hasta entonces había sido un marido devotísimo, la sombra del engaño, asomó en su vida. Se volvieron locos de amor tras aquel acto en el Ayuntamiento en 2003. Y, cómo el que no quiere la cosa, negocios y placer se fueron dando la mano; mezclándose hasta no saber dónde empezaba uno, dónde acababa el otro. 

pantoja muñoz
Gtres

Lo cierto es que se habían conocido una década atrás antes de aquel encuentro en la alcaldía marbellí. Su primer 'tête à tête' tiene lugar en la Costa del Sol durante una actuación de la tonadillera. Es 1990 y un fan llamado Julián Muñoz aplaude enloquecido el número musical de ‘la viuda de España’. Él es un hombre casado, pero los ojos se le encienden de amor al contemplar a la diva con su bata de cola, mientras sacude su melena sobre el escenario. En aquel show, él vive un verdadero flechazo que no podrá olvidar. 

Es la Marbella de Jesús Gil y Julián, su mano derecha, se encarga de honrar a la artista sevillana entregándole un increíble ramo de flores, que la tonadillera agarra con agradecimiento y emoción. Para ella, el gesto es solo uno más. Uno que se repite concierto tras concierto. Pero para él, cambia toda su vida. 

Julián Muñoz volverá de manera recurrente a ese recuerdo a lo largo de los siguientes trece años de su vida. Hasta el punto de que, cuando en 2003, él es el nuevo alcalde, lo saca a relucir y le da una nueva forma: Isabel es lo que necesita la ciudad de Marbella. Pantoja revitalizará el turismo de una ciudad que empezaba a andar de capa caída. 

Encuentros secretos y, al fin, la confirmación oficial

Tras unas negociaciones, la madre de Kiko Rivera accede gustosa al papel de embajadora, no obstante, tiene un negocio en la ciudad. Cantora Copas, su incursión en el mundo de la hostelería, no marcha demasiado bien, y, aliarse con el ayuntamiento, le puede beneficiar. 

pantoja zaldivar julian
Gtres

Ya es oficial: Isabel Pantoja llevará por bandera la ciudad de Marbella. Está más que decidido y a todo el mundo le parece una excelente noticia ¡Hasta a la mujer del alcalde le parece fabulosa! Las dos mujeres, sin saber la tormenta que se cierne sobre ellas, pasearán por las calles haciendo un recorrido de lo más turístico. No imaginaba Mayte que esa compañera de ‘tour’ sería el motivo por el que su marido acabaría con su matrimonio meses más tarde. 

Fueron semanas de encuentros a escondidas. Nadie podía saber que el alcalde y la artista estaban iniciando una relación. Él se escapaba siempre que podía al apartamento que ella tenía en Guadalpín, cerca de Puerto Banús, donde vivieron sus primeros encuentros secretos. Ese piso de playa fue testigo de cómo se cocinaba uno de los amores más escandalosos de los últimos años del corazón. 

Isabel Pantoja cada vez pasaba más tiempo en Marbella. Y no, no era por cuestiones de trabajo. Los rumores que la vinculaban al marido de Mayte Zaldívar eran ensordecedores. Ellos se empeñaban en negarlo. Su matrimonio nunca había estado mejor. Seguían siendo una familia de lo más unida. Hasta que no lo fueron.

En mayo de 2003 se produce el gran golpe sobre la mesa de Isabel Pantoja y Julián Muñoz, quienes aparecen juntos, de la mano y presumiendo de "dientes dientes" en El Rocío. Saben que todo el mundo estará en la romería y, con esta puesta en escena de lo más campera, confirman el secreto a voces: sí, están juntos. 

Mayte vive esto como una verdadera humillación y las dos hijas del matrimonio se ponen del lado de su madre, a quien arropan sin condiciones. Julián Muñoz tratará de hacerse un hueco en la extraña familia de Pantoja, aunque jamás encajará. A decir verdad, sus propios miembros tampoco lo han logrado nunca. No hay más que ver a Isa Pantoja...

Isabel Pantoja y Julián Muñoz vivirán una historia de amor que durará 6 años y que acabó con la autodestrucción de ambos. Él acabó salpicándola en un delito de blanqueo de capitales, por el que ambos acabaron en la cárcel. También Mayte, que se llevó, sin duda, la peor parte de toda la historia. 

Fueron los Bonny and Clyde cañís. Los Alabama y Clarence de 'Amor a quemarropa'. Él fue la perdición de ella. Él, en su última entrevista, dijo que su relación fue una quimera. "Nunca fui feliz a su lado", sentenció, dejando claro que, a veces, cuando los sueños se hacen realidad parecieran auténticas pesadillas.