El lino es un tejido ligero, fresco y con cierto aire romántico, muy utilizado para vestir a partir de primavera (atención, bodas y comuniones) y, sobre todo, en los meses de calor. Además de facilitar la transpiración, también es muy resistente. Sin embargo, al igual que sucede con otras fibras naturales cuenta con la enorme desventaja de que se arruga con tan solo mirarlo, como suele decirse.
Si abusas de la plancha o la pones a demasiada temperatura, el lino puede estropearse o llegar a encoger. Este es el motivo de que intentemos pensar en distintas formas de evitar plancharlo. Una de ellas es asumir la arruga como bonita y llevarlo con un aire más bohemio.
Pero no todas las prendas de lino admiten llevarse arrugadas, así que a continuación encontrarás algunos trucos para no tener que plancharlo, o al menos plancharlo menos. Así es como lo hacemos en mi casa desde siempre. ¡Y funciona!
¿Cómo lavar el lino en la lavadora?
Como se suele decir, empecemos por el principio: aprovecha para descubrir cómo limpiar la lavadora por dentro para evitar humedades y moho que puedan oscurecer tu colada. Aparte, y como ya sabrás, el lavado es fundamental a la hora de cuidar tus prendas de lino. Si no lo lavas adecuadamente, que esté arrugado será el menor de tus problemas, ya que incluso podría encoger. En cualquier caso, lo primero que tienes que hacer es leer bien la etiqueta y seguir siempre las indicaciones del fabricante.
Otras consideraciones a tener en cuenta son utilizar siempre jabón de buena calidad sin lejía, escoger el programa de tejidos delicados y una temperatura máxima de 30 ºC. A la hora de hacer la colada no cargues demasiado el tambor y procura meter las prendas de lino lo más extendidas posibles en vez de hechas una bolita. Evita una velocidad de centrifugado alta y, por supuesto, nada de secadora si no quieres esa sensación de acartonamiento tan poco agradable.
¿Cómo lavar el lino a mano?
Otra opción para evitar que tus prendas de lino se arruguen demasiado, encojan o sufran daños difíciles de solucionar, es lavarlas a mano. Si lo haces siguiendo este paso a paso, casi que podrás ahorrarte el planchado. Eso sí, cuenta con que al no centrifugar en lavadora, tardará más en secarse. ¿Vas a necesitar la prenda en breve? Mejor lávala con tiempo.
- Paso 1. Pon agua fría en un barreño y agrégale una pequeña cantidad de jabón líquido de buena calidad. Recuerda que lo barato sale caro ¡y más en cuestiones de ropa! No te pases con el jabón o tendrás tanta espuma que te costará y aclarar la prenda.
- Paso 2. Remueve el jabón, de tal manera que ya esté bien mezclado y diluido antes de meter la prenda. Si ves que tiene mucha espuma, quita un poco y añade agua.
- Paso 3. Introduce la prenda del revés, lo más extendida posible y evitando pliegues y arrugas. Empápala bien para que el agua jabonosa pueda actuar por toda ella. Déjala en remojo al menos media hora. Si pasado este tiempo todavía ves que no está lo suficientemente limpia, repite el proceso.
- Paso 4. Aclara muy bien la prenda con agua fría, sin estrujarla mucho para evitar que se arrugue demasiado.
- Paso 5. Llegados a este punto puedes hacer dos cosas. La primera sería colgarla en una percha y dejar que escurra sobre el plato de la ducha o la bañera. La segunda, extenderla muy bien sobre una toalla limpia para que vaya absorbiendo la máxima humedad posible. Cuando esté más seca, puedes colgarla sin temor a que gotee.
- Paso 6. Si es una prenda con hombreras, procura que la percha tenga la forma adecuada en los hombros para que no coja mala forma.
Y después del lavado...
Aquí va el quid de la cuestión: hayas elegido el lavado a mano o a máquina, si tu intención es planchar la prenda de lino, hazlo sin que llegue a secarse del todo. En caso contrario, también puedes pulverizar algo de agua si estuviera muy seco. De esta manera tan fácil ayudarás a que la prenda de lino vuelva a estar flexible en vez de acartonada. Lee la etiqueta del fabricante y sigue las instrucciones al respecto: si te pasas con la temperatura tu prenda podría estropearse sin remedio.