La flor de Pascua o Poinsettia es una de las plantas más apreciadas en los últimos meses del año y, sobre todo, en Navidad. Sus preciosos colores, muy afines a la decoración navideña, son en parte responsables de este gusto por ella, pero también influye su porte natural y a la vez elegante y sofisticado. ¿Sabías que puedes disfrutar de ella durante el resto del año? Olvídate de deshacerte de ella en cuanto empieza a estropearse, cuídala como se merece y verás cómo sale adelante.
Así tienes que cuidar la flor de Pascua
Lo primero que llama la atención de la flor de Pascua son sus hojas rojas, que mucha gente confunde con flores. Se llaman brácteas y no tienen nada que ver con ellas. Es verdad que el rojo es su color más frecuente pero también pueden ser rosas, amarillas o blancas. ¿Tiene flores la Poinsettia? Sí, pero son tan pequeñitas que apenas tienen relevancia estética.
- Luz. Ubícala en una zona bien iluminada, especialmente cuando está en flor. En cuanto a la temperatura, agradecerá estar entre 15º y 20ºC.
- Sustrato. Debe ser rico en sustancias orgánicas y tener un poco de turba. Por su parte, un buen drenaje ayudará a evitar los encharcamientos. Abónala cada 15 días con fertilizante líquido desde mitad de primavera hasta final de verano.
Riego. Sus necesidades pueden variar según la iluminación, temperatura y ubicación. A modo de orientación, te diremos que la riegues cuando notes la tierra seca y no vuelvas a hacerlo hasta que lo necesite, aproximadamente dos veces por semana. El riego por inmersión siempre es un acierto.
Líneas rojas. Además del encharcamiento que podría llegar a pudrir sus raíces y dar lugar a hongos, mantenla alejada de las corrientes de aire y fuentes de calor como chimeneas y radiadores.
¿Quieres que te dure más de una Navidad?
Cuando terminen las próximas Navidades, ni se te ocurra tirar tu plantita: si está en buen estado no tendrías por qué hacerlo, y si está algo estropeada solo tienes que "echarle un cable". No hay que llevarse a engaño porque no es tarea fácil, pero siguiendo estos consejos sí que tienes más probabilidades de seguir disfrutando de ella el año que viene.
- Antes de podarla. Selecciona la rama más adecuada para hacer crecer uno o varios esquejes. Córtala con una herramienta apropiada y mételos unos instantes en agua caliente, a fin de parar la pérdida de látex. Como este puede ser irritante, hazlo siempre con guantes. Plántalo en ese momento o ponlo en agua con enraizante.
- Poda. Cuando se le hayan caído todas las hojas, pódala dejando sólo 6 cm de tallo. Trasplántala a una maceta mayor y no la abones hasta que aparezcan nuevas hojas.
- Oscuridad. Las hojas se pondrán rojas, manteniéndolas en completa oscuridad durante 14 horas al día de septiembre a noviembre. Para ello puede cubrirse con una bolsa negra.
- Plantar el esqueje. Hazlo en un pequeño recipiente que mantendrás húmedo. Procura que reciba algo de luz indirecta y, si todo va bien, en unas pocas semanas empezará a rebrotar.
¿Influye de alguna manera en su duración el sitio donde la compres? Sí y no. Evidentemente es preferible comprarla en un vivero o en una floristería, antes que en un supermercado, no tanto por su procedencia sino por las condiciones en las que se encuentran mientras esperan a ser compradas. Los fluorescentes, las corrientes de aire, las fuentes de calor directo o la proximidad a congeladores y cámaras frigoríficas son algunos factores que pueden influir en su conservación.
Aunque siempre es mejor comprarla en un centro de jardinería especializado, tampoco te garantiza una vida larga si no la cuidas bien o si su nuevo entorno no es el adecuado. Recuerda que, como bien insiste Diego Olivares en su libro Manual para amar (y no matar) tus plantas, a las plantas les cuesta unos días adaptarse a su nueva ubicación, así que ten paciencia.
¿Sabías que la flor de Pascua tiene su propio día? Nada más ni nada menos que el 12 de diciembre. Cuídala con mimo, cruza los dedos y ¡ya verás cómo celebra varios!