Desde siempre me cuesta seguir una actividad, empiezo algo y al rato quiero cambiar. Me aburro enseguida y no lo soporto, no encuentro nada que me motive lo suficiente, ¿es normal? Al final, es un problema porque no acabo nada de lo que empiezo y nada me satisface. ¿Qué puedo hacer?
¡Enamórate de lo que haces! Sea lo que sea, aunque sea algo pequeño o rutinario. Lo que te pasa es que pones fuera lo que está en la cabeza. Buscando que algo “te divierta”, solo encontrarás instantes efímeros de mini placer.
Muchas personas buscan sensaciones intensas constantemente y sentir que se lo están pasando en grande. Esto hace que cambien de actividad cada poco tiempo o que no terminen nada. Por ejemplo, empezar a ver una peli y llamar a alguien, empezar un curso y dejarlo… y tener la sensación de “no puedo estar quieto” y “no hay nada que me atraiga”. Lo dejan demasiado pronto. Estos cambios lo único que hacen es generar frustración.
La frustración es buena, nos da la oportunidad de pensar diferente, de ser creativos. Pero esa búsqueda constante de sensaciones al final hace que uno no sienta nada, solo desdicha al actuar con la “mente de mono”. Vamos de un lado a otro sin hacer nada y cada vez más nerviosos.
El mejor remedio, sin duda, es mantenerse más tiempo en lo que se esté haciendo. Cuando creas que lo quieres dejar, ¡mantente! Este es el truco de los que hacen maratones, acaban cursos, mantienen un empleo… ¡la mente, en la meta! No en el camino. Y también aprender a aburrirse, ¿por qué no? Es una emoción como cualquier otra y si no nos empeñamos en no tenerla, ni nos exigimos estar todo el tiempo como en una feria, podremos permitirnos saborear ese rato de no hacer nada, de observar y estar, de tener conciencia de que nos aburrimos y no pasa nada. Si logras calmar tu mente, nada es terrible.
Es más, te diría que lo practicaras, que te quedases en casa una tarde sin internet, ni móvil, ni tele, y que te metieras de lleno en la experiencia de aburrirse. Tenemos demasiada prisa por hacerlo todo rápido, todo ya y con intensidad, y el ritmo de la mente es otro. Acepta todos los estados mentales y fluye con ellos.