El descenso de las temperaturas provoca en nuestro organismo una
reducción de la secreción de las glándulas sebáceas, propiciando la deshidratación. Nos afecta a todos en general, pero son las pieles sensibles,
secas y atópicas las que más la sufren, en forma de irritaciones y descamación, entre otros síntomas. Para no llegar a este extremo, solo hay que tener en cuenta unos sencillos hábitos y, en el caso de que ya hayan aparecido las alteraciones, ponernos en manos de dermatólogos o médicos
estéticos.

MÁS HIDRATACIÓN Y SUAVIDAD

Es la fórmula mágica para que nuestra piel permanezca sana en esta época, lo que implica que se vea más bonita y luminosa. Además, mantener nuestra piel siempre bien hidratada reduce la aparición de las arrugas.

  • Qué productos usar: Al estar la piel más sensibilizada, esta “nos pide” formulaciones más suaves tanto en los cuidados faciales como corporales. De esta forma, se mantienen a raya las rojeces o los granitos.
  • Dúo ganador: Los productos hipoalergénicos y la protección solar son los mejores aliados.
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REDUCIR LAS ROJECES

Es un trastorno inflamatorio, común en pieles claras y muy finas. La piel reacciona de forma exagerada a desencadenantes específicos como el frío. ¿Cómo actuar?

  • Reforzar la barrera: Hay cremas y mascarillas con activos calmantes (aloe vera, caléndula) y complejos bio-equilibrantes y antipolución que fortalecen el manto protector de la piel.
  • Las texturas cuentan: Las cremas tipo mousse o gel reconfortan este tipo de pieles, igual que los sprays hidratantes o de agua termal.
  • Medicina estética: En casos evidentes de rosácea o cuperosis, son muy eficientes los tratamientos con luz led. La energía fluorescente de la lámpara-pantalla Kleresca® estimula los mecanismos de reparación de la piel.

¿MANOS SECAS O AGRIETADAS?

El frío y la humedad provocan sequedad. Además, con el paso
de los años, la dermis produce menos grasa.

  • Prevención: Los guantes, tanto en la calle como al realizar tareas domésticas, preservan la piel de las manos.
  • Hidratación continua: En esta época son muy adecuadas las cremas de manos con urea, Q10, jojoba o enriquecidas con manteca de karité, miel o argán. Las sustancias calmantes y cicatrizantes, como el aloe vera o la rosa mosqueta, son ideales si han aparecido ya grietas. Sin olvidarnos de las mascarillas formato guante, un buen refuerzo semanal.
  • Baños de parafina: Aplicando esta cera caliente sobre las manos o los pies se retiene la hidratación. Se puede pedir en salones de manicura o comprar un kit doméstico.

LIMPIEZA FACIAL, LA MÁS SUAVE

Si con el frío la piel sufre tirantez o picor conviene mimarla también en la higiene facial.

  • Desmaquillantes: Elegir limpiadoras a base de leche, aceite o agua micelar (que no se retiren con agua). Si aun así, se prefiere la limpieza con aclarado, la mejor opción son las syndet (synthetic detergent), pastillas de jabón sin detergentes tensioactivos, afines al pH de la piel.
Limpieza facial
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Las orejas, las grandes olvidadas

Cuando las temperaturas descienden en picado, las orejas son una
de las partes del rostro que más lo acusan. ¿Cómo protegerlas?

  • Usar un gorro: Sobre todo si se está en la nieve, para mantener el calor corporal. Y en los momentos que no se lleve, no hay que olvidarse de aplicar también en esta delicada zona un protector solar.
  • Aliviarlas: Si han aparecido rojeces o se descama la piel, se puede recurrir a los bálsamos con pantenol o vaselina, los que se suelen usar para la nariz enrojecida por el frío o a causa de un resfriado.

    HIDRATAR CARA Y CUERPO A DIARIO

    Darle este mimo dos veces al día refuerza la barrera protectora de la piel, evitando la descamación y que pierda elasticidad.

    • Los ingredientes: Con el frío se pueden agravar los casos de dermatitis atópica y psoriasis. Las lociones con urea, pantenol, aloe vera o lanolina reconfortan y combaten la inflamación.
    • Evitar los tejidos sintéticos: Sobre todo los que están en contacto directo con la piel. El algodón, al ser transpirable, es la mejor opción.
    crema
    CLARA RBA

    Cuidados bajo el agua

    Cuando la piel suele ser muy reactiva con los cambios de temperatura, lo mejor son duchas de no más de 10 minutos con agua templada. Y respecto al gel de baño, conviene apostar por fórmulas muy suaves, por ejemplo con avena coloidal o un gel-aceite respetuoso con el pH de la piel.

    • Dosificarse: Más de una ducha al día aumenta la posibilidad de que se propicie la deshidratación.

    FÓRMULAS SENCILLAS Y RESPETUOSAS

    Una de las claves para garantizar que la piel resistirá las “agresiones” (viento, frío, incluso contaminación) sin mostrar reacciones adversas es elegir ingredientes que ya forman parte de la piel, como el ácido hialurónico, las ceramidas o el colágeno.

    • Simplificar: Cuantos menos ingredientes tenga la fórmula, menos riesgos de alergias.
    • Combinar: La mejor rutina es la que suma beneficios: un sérum hidratante (con un solo activo) y una crema antioxidante; o un sérum calmante más una crema reafirmante.

    RECONFORTAR LOS PIES... Y MÁS

    Une la acción de la crema a la de la reflexología podal. Presionando con los pulgares las almohadillas de los pies (bajo los dedos) los relajas y mejoras
    el sistema inmune.

    • Estimular la circulación: Completa el masaje con unos pases ascendentes hacia los tobillos y las pantorrillas.

    LABIOS DE SEDA

    Un gesto inocente que hay que evitar: humedecerlos con saliva cuando están
    muy secos. Al evaporarse, los reseca todavía más.

    • Suaves y sin pielecillas: Así quedarán, a pesar del frío, si usamos a diario un bálsamo protector y reparador con manteca de cacao, karité o aceites vegetales.
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    REVITALIZAR LOS OJOS

    El frío agrava la deshidratación y acentúa las patas de gallo, las ojeras y las bolsas.

    • La solución: contornos de ojos hidratantes (con ácido hialurónico), antioxidantes (con vitaminas C y E) y que estimulen la microcirculación (con cafeína).
    • Descongestión exprés: Los parches oculares, de un solo uso o reutilizables, rehidratan y reducen los signos de cansancio en 15 minutos.

    Sérums, un buen escudo

    Una forma de garantizar un refuerzo extra a la piel de cara al otoño-invierno es aplicar diariamente un sérum antes de nuestra crema.

    • Complemento ideal: Si usamos uno antioxidante por el día (con vitamina C, ácido ferúlico o niacinamida), fortaleceremos la piel ante las agresiones externas y promoveremos su firmeza. Por la noche, un sérum con ácido hialurónico mantendrá los niveles óptimos de hidratación.