Aun siendo la Reina, y con la dificultad de estar permanentemente expuesta, Letizia ha demostrado tener la capacidad de mantenerse al margen. Cuestión de haber sabido preservar, con matices, aquellos aspectos que la vorágine de traspasar los férreos muros de palacio quería destripar. Esa misma vorágine que, inevitablemente, afectó a una familia entera. De pronto, un clan anónimo se convirtió en uno de los mayores reclamos para la crónica 'royal'. Y mientras que algunos no fueron reacios a la exposición, otros, como Telma Ortiz, prefirieron quedarse en segundo plano.
La mediana de las hermanas Ortiz Rocasolano nunca ha procurado estar en la palestra, aunque estar escondida tampoco haya sido nunca su intención. El caso es que, en primera instancia, la economista dejó clara su determinación de evitar a toda costa el convertirse en un personaje del papel 'couché'. Para muestra, la demanda fallida que interpuso contra un total de 57 medios de comunicación con el propósito de proteger su lado más privado. No hubo suerte, y aunque no son demasiados los datos que se conocen su faceta personal, lo cierto es que en los últimos tiempos ha experimentado un significativo cambio de vida.
El gran cambio de la discreta Telma Ortiz en el entorno familiar
La tía de la princesa Leonor, que solo se lleva un año de diferencia con Letizia, cumplió los 50 el pasado octubre de 2023. Uno de esos momentos clave en los que, de forma intrínseca, a cualquiera le daría por hacer balance de todo lo vivido. Y si hay algo claro, es que a Telma no le faltan historias por contar. El relato de mil y una vivencias que la han conducido a un momento actual muy feliz. Por fin, y después de algún que otro traspié, está radiante.
Lo demuestran unas imágenes que recientemente han visto la luz en 'El Español', en las que la cuñada de Felipe VI aparece abandonando un restaurante situado en el madrileño barrio de Salamanca. Tan elegante como de costumbre y como apunta el citado medio, la hija de Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano tenía un acompañante de lujo: "Nada más y nada menos que su pareja, el irlandés y abogado de profesión Robert Gavin Bonnar". Es él quien, después de varios desengaños amorosos, ocupa su corazón desde 2019. Un hombre, además de estar a punto de publicar una novela, ha puesto patas arriba la vida de Telma.
Patas arriba en el mejor de los sentidos, pues con él ha llegado también a su vida la segunda de sus más grandes alegrías. A sus 47 años, Ortiz, que ya había sido madre de Amanda junto al abogado Enrique Martín Llopis, volvió a dar a luz a la pequeña Erin en el 2021. Sin lugar a dudas, se trata de un cambio sustancial, aunque más sorprendente todavía fue la determinación que tomó hace unos meses con relación a su hermana. Para sorpresa del mundo, y justo en uno de los momentos más delicados de Letizia, apostaba por pronunciarse por primera vez ante la prensa asegurando que la Reina es "la mejor". Giro de guion inesperado que si algo demuestra es que su estima por la consorte es incalculable.
Telma Ortiz, una mujer solidaria y con un reto por delante
Aunque el paso al frente de opinar sobre algo para los medios de comunicación fuese totalmente excepcional, Telma ha demostrado en ocasiones pasadas que, como su hermana, es una buena oradora. Vivo ejemplo de ello ha quedado en intervenciones públicas relacionadas con su trabajo como Associate Manager de Relaciones Externas y Estrategia de la ONG Concordia. Es su compromiso con las causas solidarias lo que la ha llevado hasta ahí. El mismo que queda latente en esta última aparición, pues según expone 'El Español', "una mujer con un bote de donativos en la mano se le acerca, y Ortiz, sonriente y cercana, le presta toda su atención".
Un gesto clave, fruto de su inmarcesible voluntad de ayudar en proyectos humanitarios. Hacer del mundo un lugar mejor, que podría leerse como uno de sus grandes retos. La avala una nada desdeñable experiencia por organizaciones gubernamentales como la Cruz Roja, las Naciones Unidas o Médicos sin Fronteras. Reto que, por otro lado, compagina con otra gran gestión. La de conciliar su vida ajetreada vida profesional con volver a ser madre, que no es poca cosa.