La agenda institucional de la infanta Elena lleva despejada mucho tiempo. Casi diez años, podríamos decir. Cuando su hermano Felipe se convirtió en el nuevo monarca, ella pasó de ser parte de la Familia Real a ser, simplemente, alguien de la familia del Rey. Que parece lo mismo, pero no lo es. Sus responsabilidades mermaron y su compromiso con actos relacionados con la Corona también. De hecho, lo raro es ver su nombre en la agenda de Casa Real. Pero esta semana está siendo diferente.
Aprovechando la partida de Letizia a Guatemala, donde se encuentra en pleno viaje de Cooperación, la infanta Elena toma carrerilla y vuelve a la primera fila de la institución. Basta echar una ojeada a los compromisos de Felipe VI y el resto de miembros ‘royal’ para toparnos, no con uno, sino con dos actos que presidirá su hermana mayor. Algo insólito.
La agenda de la infanta Elena se llena de actos
El jueves 6 de junio, Elena de Borbón ha sido confirmada en la entrega de los premios de la XXXIII edición del concurso de pintura infantil y juvenil para centros escolares que cada año realiza Patrimonio Nacional. Tan solo tres días más tarde, Casa Real ratifica su presencia en la Corrida de Beneficencia; un acto taurino del que Letizia siempre se desliga, pero que, a su cuñada, le apasiona. La infanta es una gran aficionada a los toros y no suele perderse esta clase de actos en Las Ventas, especialmente, la Feria de San Isidro. Algo de lo que jamás veríamos participar a doña Letizia o a una animalista comprometida como es doña Sofía. Pero a Elena esta afición le viene de casa, pues es herencia directa de su padre, el rey Juan Carlos, por el que siente absoluta devoción. Le pasa lo mismo que a sus dos hijos, Froilán y Victoria Federica, a quienes también ha transmitido este gusto.
Esta abundante presencia en tan solo una semana es un paso al frente en toda regla, quizás aprovechando que Letizia no anda cerca. Y es que ambas cuñadas mantienen una relación nula, casi negativa. Elena de Borbón siente que ha sido dada de lado dentro de la institución y se aferra a instantes como este para recobrar la presencia de antaño. Además, lo hace ocupando espacios en los que se siente más cómoda y que, curiosamente, son los que la Reina evita a toda costa.
Su presencia en el acto taurino estaba cantada. Probablemente, doña Elena hubiese ido como representación oficial, o bien por su propia cuenta. Pero lo que ha supuesto toda una sorpresa ha sido su presencia en el acto infantil. Aunque, quizás, no tanto. Recordemos que mientras que su hermana Cristina estudió Ciencias Políticas y Felipe, Derecho; ella optó por Magisterio. De hecho, llegó a trabajar como maestra de inglés en el colegio al que acudió cuando niña.
Además, optando por Elena y no por la reina Sofía, quien sí que mantiene una agenda de lo más activa para ser emérita, Casa Real se ha asegurado de que esta llegue menos cansada a su otro gran acto de la semana, además, fuera de Madrid. El sábado 8 junio, la madre del Rey acudirá al Festival Internacional de Música y Danza de Granada, donde se celebra una gala de ballet en beneficio de la fundación que lleva su nombre.
Sanción ejemplarizante para las dos infantas
Cuando Felipe tomó la decisión de apartar a su hermana mayor de esta clase de actos y de reducir su presencia a una mera anécdota, Elena lo vivió como el peor de los castigos. Le tocaba pagar los platos rotos por su hermana. Cristina, a raíz de su implicación en el Caso Nóos, tenía que ser borrada de la institución. Un escarmiento ejemplarizante del que Elena también salió trasquilada. Para ella fue una verdadera humillación. La duquesa de Lugo vivía volcada en estas labores, las cuales la hacían sentir respetada y necesaria; pero, de pronto, dejó de serlo. Estaba arrinconada y olvidada, como un viejo mueble que ha cumplido una función y ahora es apartado en el desván con el resto de reliquias.
La semana de mayor presencia para Elena y Cristina
Pero algo está cambiando dentro de la monarquía. Algo que a Letizia la debe de tener de lo más intranquila. Y es que al paso al frente de Elena se le suma la coincidencia de Felipe y su hermana mediana, Cristina, en el mismo acto. El miércoles 5 de junio, el Rey acudía a la Fundación La Caixa, en la que la infanta sigue trabajando, para hacer entrega de unas becas, y ahí, sentada entre los invitados, mirándole con una sonrisa, estaba la madre de Irene Urdangarin. Hacía años que no coincidían en un acto de estas características, y resulta llamativo que la feliz casualidad se dé cuando la Reina se encuentra fuera de Madrid, a miles de kilómetros para ser más exactos.
La última vez que les vimos coincidir a todos, Letizia incluida, fue en el 60 cumpleaños de la infanta Elena; cuando esta reunió a su familia en una histórica comida a la que asistieron desde Juan Carlos, recién llegado de Abu Dabi, su madre, sus hijos, su tía Irene, algunos de sus sobrinos, su prima Alexia de Grecia y sí, también ella. También Letizia. Si fue una puesta en escena para representar una unión que ha sido cuestionada, no lo sabemos. Lo único que podemos asegurar es que las cosas parecen estar cambiando dentro de la Familia Real y la familia del Rey. Ya sabes, lo mismo, pero diferente; pero quién sabe si dentro de un tiempo todo vuelva a ser igual.