Cocina vasca

Cómo saborear Bilbao en 48 horas con la mejor gastronomía de autor

La gastronomía vasca es una de las más aclamadas del mundo. Aprovecha las vacaciones de verano para disfrutar de su agradable clima y una excelente cocina de autor. ¡No te arrepentirás!

9 de agosto de 2024, 18:32

Carmela Díaz
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Bilbao (y sus alrededores) es una de las joyas más preciadas del norte de España. Además, durante los meses calurosos, a sus encantos habituales se une una climatología agradable. Por eso te animamos a que lo visites para empaparte de su esencia y, por supuesto, disfrutes a tope con su excelente gastronomía, de las mejores del país.

Pueblos de España dónde se come muy bien

Los clásicos imprescindibles

En las últimas décadas la evolución de la ciudad es incuestionable: nos encontramos en un enclave moderno y cosmopolita. Precisamente uno de los iconos de este cambio es el Museo Guggenheim, de Frank Gehry, donde se puede disfrutar del arte contemporáneo y de su emblemática arquitectura. Pero atención también al mirador de Artxanda, el puente colgante y el puente Zubizuri, tres puntos clave para conseguir buenas fotografías. La ría es uno de los lugares más bonitos de la zona, ideal para pasear, el área donde desembocan los ríos Nervión e Ibaizábal.

No hay que dejar de visitar el casco viejo, siempre animado, con la catedral de Santiago o la iglesia de San Antón. A su alrededor las famosas siete calles, repletas de tascas y terrazas para deleitarte con los deliciosos pintxos. No te prives de probar todos las que puedas. Y un consejo para la hora del aperitivo o la merienda: las tortillas recién hechas de la Taberna de Zarate son una delicia. Puedes elegir entre una variedad infinita, como la tradicional, con trufa, pimientos, bacalao, morcilla, verduritas, jamón ibérico, beicon y queso… O la picante que es todo un descubrimiento… ¡y adictiva!

Dónde alojarse

Getxo es uno de los lugares más emblemáticos de la zona, una visita obligada por su ambiente señorial y sus playas. Allí se erige el Palacio Arriluce, un hotel de fachada imponente -fusión de castillo medieval con toques ingleses- que recoge la esencia del que fue el primer palacete familiar de Neguri del siglo XX. Otro de sus puntos fuertes, además de sus torreones y muros pétreos, es su privilegiada ubicación, frente al puerto y el mar Cantábrico, a solo 200 metros de la playa de Ereaga y orientado para disfrutar de auténticas vistas a la bahía de Bilbao.

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El interiorismo del palacio destaca por su elegancia, los colores suaves acordes al entorno, los materiales nobles (casi todos conservados del edificio original) y estancias que mantienen las puertas, suelos o mampostería de antaño. El Palacio de Arriluce dispone de acogedores salones con terraza y muy buenas vistas para disfrutar de un aperitivo, un café o una copa al aire libre; gimnasio y zona wellness, con tratamientos a la carta; y una bonita piscina infinity junto al Cantábrico, donde también se pueden tomar bebidas y platos más informales en el Ria Pool Bar.

Pero lo mejor es probar su propuesta gastronómica de altura en el restaurante Delaunay, tanto si estás alojado como si no. Y anota este imperdible: la coctelería Kupka, de estilo británico, ubicada en lo que era la capilla y biblioteca del Palacio, y donde se mantienen las vidrieras y obras de arte originales. Si te apetece comer fuera, Casa Bassa, muy cercano al hotel y a pocos metros de la orilla, es una gran opción para deleitarte con sus exquisitos arroces o su parrillada de pescados y mariscos.

Con estrella y esencia marinera

El chef bilbaíno Sergio Ortiz de Zarate es un enamorado del mar y de la cocina vasca. Y eso queda reflejado en cada plato de su cocina, unas creaciones con mucha personalidad, pero no exentas de sutileza en las texturas y sabores, y elegancia en las presentaciones. En pleno corazón de Bilbao dirige con tino el restaurante Zarate, con Estrella Michelín y dos Soles Repsol. Se considera un loco del mar y cuando conoces su propuesta entiendes esa definición a través de las infinitas combinaciones posibles que maneja con algas, caviar y numerosos pescados y mariscos, como lubina, anchoa, centollo, sardina, rape, bacalao o kokotxas.

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Sergio es un visitante habitual de las lonjas, pero también consigue el mejor producto a través de los arrantzales que contactan con él directamente desde el barco para ofrecerle la pesca del día, ya que en Lekeitio no tienen que pasar por la lonja. En la actualidad, el restaurante ofrece una treintena de combinaciones, cada una con distintas técnicas y guarniciones, y en el que aparecen reflejadas cada parte de los distintos pescados: tuétano, parpatana, hígado, lomo, piel o vejiga natatoria (callos). Y todas ellas trabajadas con diversas elaboraciones como escabeches, fermentaciones, gelatinas o cortezas.

A su restaurante hay que llegar predispuestos a sumergirte en el mar a través del paladar. Aunque también existe la opción de carta, recomendamos los menús, y entre ellos el de trece pases porque es perfecto. Casi todos los pases son excelentes, pero hay que destacar el royal de ajoblanco con toque de miel y centollo; las kokotxas en salsa de chipirón, rebozadas a la perfección, un plato sobresaliente; el pimiento confitado, morros de ternera y callos de bacalao con jugo de cebollas asadas, que se mantiene del anterior menú a petición de los clientes; o el risotto begihandi sin arroz, con un sabor intenso y un fondo de chuparse los dedos.

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Y ojo al final porque se mantiene el alto nivel del resto de la experiencia: el prepostre es pura frescura en la boca y consiste en un sorbete de ostras con pepino y manzana, servido en la propia concha, con una pizca de ginebra, ralladura de limón, pimienta y sal; luego llega el tiramisú de algas con café y mascarpone, que está delicioso.

Una velada gastro con vistas

En un regio caserío de 1803, uno de los más antiguos de Amorebieta, se encuentra el restaurante Jauregibarria, capitaneado por el todoterreno Beñat Ormaetxea. Su ubicación en pleno jardín botánico y rodeado de tres parques naturales -Urkiola, Gorbea y Urdaibai- lo convierte en un cruce de caminos en el corazón de Bizkaia. Está recomendado en la Guía Michelín y también ha sido galardonado con un Sol Repsol.

El espacio cuenta con una amplia y siempre animada terraza para tomar el aperitivo (son muy aclamadas sus rabas al mediodía) o una copa al atardecer, una sala bistró y otra gastronómica, espacios perfectamente diferenciados. Esta última cuenta con unos ventanales que ofrecen unas panorámicas de postal al prado y los bosques, y todo tipo de piezas (esculturas, percheros, lámparas, menaje, cubiteras o unas mesas impresionantes) elaboradas en exclusiva por Iñaki Unanue, un premiado y autodidacta artesano de la piedra, el hierro y la madera, materiales con los que trabaja y experimenta desde su taller, situado en un caserío en plena montaña. Especial mención también a la vajilla de piedra de Ignacio Zamorano.

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La cocina de Beñat siempre se basa en los productos de temporada y proximidad; y aquí, cuando se habla de kilómetro cero, es literal: las frutas y verduras proceden de la huerta de dos hectáreas y media de Jon Bastante (Ibarra Baserria), situada a pocos metros del caserío, quien cultiva de manera ecológica más de doscientos productos (lechugas, tomates de diversas variedades, pimientos, berenjenas, cebollas, puerros, piparras, alubias, berzas, hierbas aromáticas, fresas…), además de impartir clases y organizar talleres escolares en su huerta.   

“No somos nada sin nuestros proveedores, por eso tenemos una relación muy cercana y directa con ellos desde hace años. Son como de la familia, y eso nos garantiza que tengamos la mejor materia prima en cada momento”, explica Beñat, el chef de Jauregibarria.  Acaba de estrenar un menú que lleva su nombre, con el que da un salto cualitativo a su propuesta gastronómica, haciéndola más sofisticada y creativa, pero sin perder su esencia clásica.

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Completa las opciones con Ehiza, un menú de caza; y es que, precisamente, la caza se ha convertido en una seña de identidad de su cocina. Para estos platos elabora salsas más refinadas y digestivas, con cocciones más largas y a menor temperatura, que combina con otras técnicas culinarias, como asado, guisado, escabechado (su codorniz escabechada en ensalada, quinoa, brotes y encurtidos es merecedora de un premio). Otros platazos del menú gastronómico son el cordero lechal deshuesado con cremoso de chirivía; o el ravioli de pato sobre pure de hongos y su caldo ligado. Beñat va variando guarniciones según temporada -que pueden incluir desde castañas a dátiles- y encurte varios ingredientes, como setas, coliflor o piparras. También elabora su propio chorizo de jabalí (muy, muy rico) madurando la carne en casa durante dos semanas.

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