El envejecimiento de la piel es inevitable y debemos aceptarlo. Aunque no todas las pieles lo hacen al mismo ritmo. La genética juega un papel destacado, pero también los factores externos. Y ahí nuestros hábitos y rituales de cuidado.

Por eso nos hemos preguntado qué ingredientes cosméticos pueden compensar esos daños externos y, sobre todo, qué podemos hacer en nuestro día a día para prevenirlos y atenuarlos

¿Cuándo se considera que la piel es madura?

"Antes se empezaba a hablar de piel madura a los 35-40 años, pero en la actualidad ese concepto ha quedado obsoleto", señala Andrea Combalia, médico dermatóloga, en su libro "Piel Sana in Corpore Sano". Ahora, según la experta, hay quienes con 35 años tienen piel grasa con acné y apenas presentan arrugas, mientras que otras comienzan a manifestar signos de la edad de forma más prematura.

Por eso subraya que "no existe una edad concreta en la que podamos determinar que una piel es madura" y son los signos y cambios los que van determinando su estado, ya que cada piel envejece a su manera y se debe tratar de forma personalizada. Según la especialista, son signos como las arrugas, las manchas, las telangiectasias, la flacidez y la pérdida de volumen los que delatan esa edad de la piel. ¿La buena noticia? Que se pueden prevenir y tratar.

Signos de una piel madura

Según la especialista son los siguientes:

  • El proceso de renovación celular se hace más lento con el paso de los años. Durante la juventud ocurre cada 28 días...
  • Piel más deshidratada: "La producción de sebo en las glándulas sebáceas disminuye y la barrera hidrolipídica pierde calidad", señala la dermatóloga.
  • La piel va adquiriendo poco a poco un aspecto áspero y seco, lo que implica una mayor necesidad de hidratación externa.
  • Aparecen las arrugas finas y las arrugas de expresión. El ácido hialurónico se reduce, la piel no puede por sí sola fijar agua ni se mantiene tersa e hidratada.
  • Se vuelve más vulnerable a la radiación solar y aparecen las temidas manchas.
  • Arrugas de expresión y flacidez: en la dermis disminuye progresivamente la síntesis de colágeno y elastina, que son las fibras encargadas de dar estructura y elasticidad a la piel. En definitiva, la piel se vuelve menos elástica.
  • Se reduce la vascularización, lo que implica menor suministro  de nutrientes y oxígeno a la superficie.
  • Los capilares sanguíneos se rompen y se dilatan, dando lugar tanto a las telangiectasias como a las arañas vasculares.

Cómo retrasar los signos de la edad

"En muchas ocasiones caemos en el error de pensar que la aparición de arrugas, manchas y flacidez son 100 % inherentes al envejecimiento biológico", explica la dermatóloga. Sin embargo, afirma que, en realidad, "muchos de estos signos son el resultado de agresiones y maltratos que realizamos".

Además, Combalia indica que "son los factores externos a los que estamos expuestos a lo largo de nuestra vida los que realmente marcan el ritmo de envejecimiento de nuestra piel", ya que lo condicionan en un 80%. Es lo que se denomina exposoma, una combinación de factores ambientales –contaminación, temperaturas extremas y radiación ultravioleta– y estilo de vida –estrés, sedentarismo, mala alimentación, falta de cuidado, tabaco y falta de descanso–.

Por eso, sabemos que prevenir y retrasar los signos prematuros de la edad está en nuestra mano. Esto es lo que podemos hacer en cada caso según la dermatóloga:

caida pelo estrés

El estrés oxidativo

Por el efecto de ciertos factores externos como la radiación solar, la contaminación o el humo del tabaco, se liberan unas partículas denominadas radicales libres, que tienen una gran capacidad para dañar nuestras células. Es lo que se conoce como «estrés oxidativo». 

En nuestro cuerpo los antioxidantes nos ayudan a reparar este problema, aunque con los años y la agresión continuada, esa capacidad de respuesta se agota. Por eso se recomienda el uso de antioxidantes como la vitamina C, la E y el ácido ferúlico.

El fotoenvejecimiento

"Se estima que cerca del 80% del envejecimiento exógeno de nuestra piel es debido a la exposición excesiva a la radiación sola", afirma la experta. El fotoenvejecimiento se manifiesta en forma de manchas, arrugas, rojeces y flacidez y la cara, las manos y el escote son las zonas más expuestas. Por eso Combalia recuerda que es extremadamente importante aplicar protección específica y constante durante todo el año, teniendo el cuenta el tipo de piel, el tipo de pigmentación y la intensidad de la radiación solar. 

ojeras
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La falta de descanso

Además del poder antioxidante de la melatonina –que se segrega durante la noche–, la piel aprovecha el ciclo del sueño para repararse y renovarse. Aumenta la regeneración de colágeno y elastina, se recupera el pH de la piel y la relajación muscular mejora las arrugas de expresión. Por eso "respetar las horas de sueño y no alterar nuestro ritmo circadiano" también es una forma de prevenir el envejecimiento prematuro.

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La contaminación

"La exposición a la contaminación de las grandes ciudades genera estrés oxidativo y liberación de radicales libres en nuestra piel", explica la dermatóloga. Los gases de vehículos e industrias y las pequeñas partículas contaminantes del ambiente de las grandes ciudades se depositan sobre nuestra piel y crean una película que ensucia la piel, tapona los poros y crea una capa de residuos que evita que las células muertas se desprendan. Eso da lugar a la inflamación cutánea, la formación de radicales libres, la deshidratación de la piel, que se ve más rugosa y apagada. Además, la contaminación y la radiación solar se combinan para acelerar todavía más el proceso de envejecimiento. 

¿Cómo minimizar los efectos de la contaminación en nuestra piel? Procura evitar las áreas más contaminadas, sé exhaustiva con las limpieza faciales –e incorpora un exfoliante 2-3 veces a la semana–, hidrata la piel para protegerla y mejorar su barrera protectora y recurre a los antioxidantes, tanto en la dieta en forma de vegetales frescos como a través de productos cosméticos tópicos.

El tabaco

El tabaco hace que los puntos negros se oscurezcan, acelera la aparición de arrugas peribucales, apaga el rostro y destruye el colágeno y la elastina de la dermis. Además, la nicotina, el alquitrán y los múltiples productos químicos de los cigarrillos desencadenan estrés oxidativo y el humo del tabaco se impregna en la superficie de la piel de fumadores activos y pasivos. Una vez inhalado, aumenta la producción de radicales libres que dañan las células. Por eso, "dejar de fumar y alejarnos del humo del tabaco es clave si queremos conservar una piel sana a lo largo de los años",mrecureda Combalia.

Los cambios de temperatura

El calor excesivo envejece y el frío extremo ocasiona la muerte celular, reduce la secreción de sebo, altera la barrera hidrolipídica y deja la piel muy seca y deshidratada. Lo mismo sucede con las duchas, las calefacciones y el aire acondicionado. Por eso los excesos en la climatización de los espacios de trabajo y los hogares dañan la piel.

Dieta diurética
CLARA RBA

La alimentación

Según la experta, los azúcares libres envejecen y los ultraprocesados contribuyen al estrés oxidativo. Puesto que el azúcar está presente en casi todos los procesados, "lo más fácil es que directamente reduzcas todo lo posible su consumo", dice la experta, que recomienda elegir alimentos frescos y cocinarlos y evitar los precocinados y los ultraprocesados. 

Además, "con la dieta somos capaces de introducir gran cantidad de antioxidantes que combaten los radicales libres", recuerda la dermatóloga, que señala que se encuentran sobre todo en las frutas y las verduras:

  • La provitamina A o betacaroteno, en frutas y verduras anaranjadas.
  • Las vitaminas del grupo B se encuentran en la mayoría de los alimentos de origen vegetal como las verduras, frutas frescas, frutos secos, cereales y legumbres.
  • La vitamina C, abundante en los cítricos, los kiwis y las fresas..
  • La vitamina E, que encontramos en gran cantidad en frutos secos y aceites vegetales.

La deshidratación

"Beber agua no es un tratamiento para la piel seca y descamada", subraya Combalia que a su vez recuerda que la deshidratación interna es en realidad una falta de agua en nuestros tejidos que también se refleja en la piel en forma de pérdida de turgencia". 

En cuanto a lo que debe beber cada persona, la dermatólga insiste en que "las necesidades hídricas son muy variables" y dependen de cada persona, de su actividad y del clima en el que viva. Además, recuerda que la fruta, la verdura, las sopas y las cremas también cuentan a la hora de reponer parte de la hidratación.

Mujer haciendo ejercicio
Canva

El sedentarismo

"El sedentarismo y la falta de actividad física son factores que aceleran el envejecimiento biológico", afirma la especialista, que señala que practicar deporte de manera regular tiene efectos positivos sobre la piel. Solo debemos tener en cuenta la importancia de una buena limpieza previa de la piel cuando vamos a hacer ejercicio.

"Al sudar se dilatan los poros y, en consecuencia, los restos de productos cosméticos, el maquillaje, el exceso de sebo y la polución pueden acumularse en su interior", recuerda Combalia. Por eso lavarse la cara antes de hacer deporte es fundamental. Y, si practicamos al aire libre, siempre con factor solar y gorra.