No importan los años que pasen, que Isabel Preysler arrastrará para siempre el inconfundible título de 'reina de corazones'. Por aquello de sus amores y haber cautivado a tres hombres de posición nada desdeñable, aunque con relevancia en ámbitos de lo más dispares. Tres hombres que fueron maridos, y casi tan dispares como esos oficios e impresiones públicas fueron también las formas que tuvo la 'socialité' de llevar los matrimonios. De la represión al máximo apogeo del amor con Miguel Boyer, aunque también hubo espacio para la clandestinidad en ese tercer idilio.
Justo este 29 de septiembre se ha cumplido una década completa desde el fallecimiento que dejó viuda a la hispanofilipina. Un momento muy duro para ella que supuso el fin de su relación más longeva hasta la fecha, tras darse el 'sí, quiero' en 1988 y con el recuerdo de -casi- toda una vida juntos. También Ana, una hija en común. La tercera del ministro y la quinta de Isabel, ahora reconvertida en 'celebrity' como sus hermanos y coronada a principios de este mismo año como ganadora del concurso 'Bake Off: Famosos al horno'.
El caso es que llegar hasta ese último día juntos no venía de transitar por un camino de rosas. Fueron años felices, los que pasaron juntos. Lo fueron. Al igual que también fueron difíciles algunas situaciones, en las que la presión mediática los puso entre la espada y la pared. Eso y los inicios, porque tampoco fue el suyo el comienzo de un amor al uso. ¿Suena la historia del flechazo ante un plato de lentejas? Pues solo fue el principio de otros tantos encuentros, aunque quedasen relegados a la clandestinidad en primera instancia.
Porque quepa no olvidar nunca que tanto Presyler como Boyer tenían pareja cuando se conocieron. Estaban casados. Ella con Carlos Falcó y él con Elena Arnedo. Era 1982 y una cena en casa de la peruana Mona Jiménez previa autoinvitación de la ex de Julio Iglesias fue suficiente para que se encendiese la llama de un nuevo romance. Instante clave en el que, como apuntó la periodista Pilar Eyre para la revista 'Lecturas', "cayeron instantáneamente enamorados". Lo anterior, además de otros datos reveladores sobre unas imágenes de sus reuniones furtivas que nunca han salido del cajón.
Las instantáneas de sus encuentros privados antes de separarse
Como bien rememoraba Eyre en la citada publicación, la que Mona impulsaba era "una cena a base de lentejas que organizaba los martes a la que acudía la 'jet set' madrileña". No es de extrañar que a Isabel le picase el gusanillo de descubrir qué se cocía allí, con la convicción casi total de que no habría problema en ser una más del evento si lo pedía. Dicho y hecho, Jiménez le aseguró que lo pasaría de fábula. Eso y que iba a asistir "Miguel Boyer, que será ministro cuando los socialistas ganen las elecciones".
En su revisión del pasado, la cronista catalana señala cómo "se quedaron hablando hasta las cuatro de la mañana". Algo que no pasó inadvertido para los presentes, que vieron aflorar una conexión instantánea entre el economista y Preysler en cosa de unas horas. Tanto como para que algunos tomasen el rol de mensajeros salvadores y llamasen "a Elena Arnedo al día siguiente para contárselo". 'Chivatazo' que no logró frenar lo inevitable.
Comenzaron a coincidir "casualmente" en todos los actos a los que estaban invitados, hasta el punto de que los dos matrimonios hicieron muy buenas migas e incluso compartieron vacaciones. Falcó y Arnedo, claro está, sin saber que entre sus respectivas parejas la cosa iba más allá de la amistad. Y no era ningún secreto. Al menos, según apuntaba Pilar en su blog, la información sobre una posible relación entre ellos corría como la pólvora entre los periodistas del corazón. Entre políticos y financieros inclusive. "Todos conocemos los detalles, pero callamos hasta que el 6 de julio de 1985 Boyer es obligado a dimitir", rememora la comunicadora. Seguían casados, pero se estaban viendo a escondidas.
"Se habla de citas en los apartamentos Colón, los Galgos, el hotel Eurobuilding", señalaba Eyre, refiriendo unos "encuentros secretos" de los que la secretaria de Miguel era cómplice y adjudicó "en la agenda ministerial el nombre en clave de 'Begoña'". Pero Begoña era Isabel, y para dejar constancia de ello debía haber imágenes de esos encuentros a espaldas del marqués de Griñón. "Dicen que hay fotos, que se compran y se meten en un cajón, de los dos cenando en un italiano". Fotos que nunca han visto la luz. Carretes prohibidos que dejan todo flotando en el aire.
Un amor a espaldas de Carlos Falcó, su segundo marido
Hubo que esperar un tiempo para que esa primera imagen pública -y sin misterios de ambos- viese la luz. Una portada histórica de 'Interviú' se sirvió como la primera piedra, cuando "el mundo entero" se enteró de que no era ningún secreto entre los informadores. "Incluido Carlos Falcó". El padre de la televisiva Tamara, que por la época se sintió humillado como nunca antes y se marchó de la casa que compartía con Isabel y su única hija en común a toda prisa.
La realidad es que, en aquellos cinco años que duró su matrimonio, y aunque él le ofreció la libertad que Julio Iglesias le robó, Preysler "se aburría". Y eso que "todo estaba muy bien", pero no era suficiente. "El campo no era lo suyo y necesitaba el ambiente de la ciudad y sus amigas". La libertad ansiada, de nuevo. Una segunda tanda de carta blanca que, por suerte y hasta el trágico final de Boyer, le llegó sin esperarlo cuando Miguel se cruzó en su vida durante aquella cena que queda para la historia.