Cuando María Teresa Campos le dijo a su entonces novio Félix Aretxabaleta, arquitecto de profesión, que iba a hacerse una casa de esas características, este trató por todos los medios de quitarle la idea de la cabeza. Para él, aquello era una completa locura. ¿Un chalet de ese tamaño solo para una persona? ¡Imposible! Pero la presentadora lo tenía todo planeado. El problema resultó que las cosas que ella había ideado, no salieron como pensaba…
Un año después de la muerte de María Teresa Campos, aquella impresionante vivienda en Molino de la Hoz, Las Rozas (Madrid), sigue siendo recordada. Un chalet de 2.000 metros cuadrados que recordaba a las grandes mansiones de las estrellas de Hollywood, pero que, en esta ocasión, había sido construido para el disfrute de la gran dama de la televisión de nuestro país. Fue su gran ilusión y su gran refugio. El chalet tenía absolutamente de todo. ¿Piscina interior climatizada? La poseía ¿Gimnasio? Por supuesto, ¿Cocina para albergar los ágapes con mayor número de invitados? Dos. La matriarca del clan de las comunicadoras quiso que a su hogar soñado no le faltara de nada.
El palacete de 12 habitaciones de María Teresa Campos
María Teresa Campos vivió un total de 16 años entre esos muros pintados de color crema. Y no lo hizo sola. Primero le acompañó su hija Carmen Borrego, quien, tras su traumática separación, se marchó a vivir con sus dos hijos a casa de su madre. En el chalet disponían de una parte independiente, donde podían hacer vida separada y, para juntarse con la presentadora, solo debían cruzar un pasillo. La mansión tenía espacio de sobra para ellos cuatro, pues disponía de 12 habitaciones y 15 baños. Cuando la directora de programas volvió a enamorarse y se casó con su actual marido, José Carlos Bernal, abandonó la vivienda de su madre. Pero, para entonces, la presentadora tenía un nuevo inquilino en su domicilio: Bigote Arrocet.
María Teresa Campos y Bigote Arrocet fueron pareja durante 6 años, y, en ese tiempo, el artista convivió con ella en esa impresionante casa, que no pocas veces recibió a los medios. La mansión de la comunicadora fue escenario de ruedas de prensa, paisaje para exclusivas y ubicación de las fiestas de fin de temporada de sus programas. A la malagueña, siempre generosa, le gustaba ejercer de anfitriona y no era raro que esta te hiciera pasar a su salón ricamente decorado con lujosas alfombras y sillones tapizados.
Un escenario perfecto para su reality
Como si fuera un personaje más de su docu-reality, la vivienda de Las Rozas también fue escenario para ‘Las Campos’, la aproximación a la telerrealidad que hicieron madre e hijas, donde las veíamos ser ellas mismas, sin los artificios de los platós. Fuimos testigos de sus desayunos, de las cenas en familia o de las tardes de cartas con las amigas. La casa en Molino de la Hoz era el perfecto escaparate para mostrarnos el día a día de una de las mujeres más queridas de la televisión.
Pero llegó un punto en que los 2.000 metros cuadrados empezaron a hacérsele cuesta arriba. Definitivamente, no necesitaba tanto espacio. Sin Carmen, ni sus nietos y, después, tras la ruptura con Bigote, ella no necesitaba 12 dormitorios ni 2 cocinas. Tampoco disfrutaba ya de la piscina climatizada. Además, el coste para manterla era muy alto. María Teresa tenía que pagar enormes cantidades de dinero en las facturas de luz, gas y agua debido a su descomunal tamaño. Definitivamente, el palacete había dejado de serle rentable. Y empezó a imaginarse viviendo en otro lugar más pequeño, más cómodo para ella; así que tomó la decisión de ponerla en venta.
La gran pesadilla de María Teresa Campos con su casa
No fue fácil. María Teresa deseaba deshacerse de la joya de su patrimonio, pero, debido a sus inmensas características, no había compradores interesados. Se vio obligada a lo que no quería: rebajar el precio de venta. Pasaron 6 años hasta que logró un acuerdo que interesara a ambas partes y, finalmente, en 2021 se obró el milagro.
La casa de María Teresa no fue adquirida por un particular para uso y disfrute privado; no, la compra partió de una empresa especializada en calzado, Alma en pena, y por 2.5 millones de euros, bastante menos de lo que ella pedía en un principio. ¿La finalidad que tenía la compañía? Establecer ahí su sede. Desde entonces, el chalet ha pasado de albergar las comidas familiares de las Campos, al lugar donde tienen lugar las reuniones de los equipos creativos y financieros de la firma.
¿Quién vive ahora en la casa de María Teresa Campos?
La casa, que no ha sufrido modificaciones en el exterior, sí que ha visto alterado su interior para ser convertido en un lugar más orientado al trabajo en equipo. “Se le ha querido dar un aire más moderno”, aseguran desde Jaleos, buscando un estilo más contemporáneo, propio de una marca especializada en moda, y huyendo del clasicismo del que María Teresa Campos quiso impregnar su hogar. Aquellos suelos de madera cálida que años atrás fueron recorridos por los icónicos tacones de la afamada presentadora, ahora ven cómo caminan por ellos el calzado que la empresa tiene a la venta.
Para María Teresa sacar toda su vida de su chalet también fue un problema. Había mucho de todo y, en su nueva vida en un piso en Aravaca, no iba a necesitar tanto; por lo que también se vendió parte del mobiliario que componía Villa Campos.
La empresa de Gil Roldán actualmente es un negocio de lo más próspero. El último año facturaron 28 millones de euros y da trabajo a 20 personas, que ahora pueblan con sus hojas de cálculo y sus diseños el sueño malogrado de la última gran estrella de los medios de comuniación.