¿Has oído hablar del mewing? ¿Tú también tienes curiosidad por esos enigmáticos ejercicios con la boca que prometen esculpir tu rostro? No es de extrañar. Y es que esta técnica parece haber encontrado en el universo de lo viral y lo inmediato un perfecto espacio de difusión. Uno en el que miles de jóvenes, cual devotos feligreses, están dispuestos a probar cualquier cosa que se les proponga para comprobar y compartir sus resultados con el resto de la comunidad virtual –y ya de paso, ganar un poquito de notoriedad–.
"El mewing es una técnica que busca mejorar la postura de la lengua y la mandíbula mediante una serie de ejercicios específicos", explica la experta facialista Yvette Pons. "Su objetivo principal es mejorar la alineación facial y dental al fomentar una postura correcta de la lengua, que, según sus defensores, puede ayudar a definir la mandíbula, reducir el doble mentón, y mejorar la estética general del rostro", señala. ¿Qué hay de cierto en este caso?
El 'mewing' no es nada nuevo
Según nos cuenta la experta, esta técnica fue popularizada por el dr. John Mew, un ortodoncista británico, que introdujo este enfoque dentro de la ortodoncia y la salud dental bajo el nombre de ortotropía creando gran controversia en la comunidad internacional de ortodoncistas. "La técnica se basa en el concepto de que una mala posición de la lengua puede influir negativamente en la formación y alineación de los huesos faciales, contribuyendo a problemas como la mandíbula apretada, la falta de definición facial o la mala oclusión dental", detalla Pons.
los beneficios que se le atribuyen
Los defensores del mewing afirman que esta técnica puede generar varios beneficios, especialmente a nivel estético y de salud. Pons nos detalla algunos de los más llamativos:
- La definición de la mandíbula ya que, al colocar la lengua en el cielo de la boca, se cree que puede ayudar a la mandíbula a adoptar una postura más prominente y definida.
- Reducción del doble mentón. Se sabe que la correcta postura de la lengua podría mejorar el tono muscular en el área sublingual, lo que, en teoría, contribuiría a una apariencia más esculpida y menos flácida en el cuello y la zona inferior de la cara.
- Mejor alineación dental, pues la postura adecuada de la lengua se asocia con una mejor oclusión dental, favoreciendo la alineación de los dientes y la mandíbula.
- Mejora en la respiración nasal. Promover la respiración por la nariz en lugar de por la boca, algo que se fomenta con el mewing, puede mejorar la calidad de la respiración y reducir el riesgo de problemas como la apnea del sueño.
Sin embargo, la experta facialista nos advierte que "la mayoría de estos beneficios no están respaldados por evidencias científica". Y es que afirma que "muchos de los resultados atribuidos al mewing provienen de testimonios personales o de observaciones anecdóticas más que de estudios clínicos validados".
La importancia de la lengua en la fisonomía
Lo cierto es que cuando preguntamos a la experta sobre la relevancia que tiene la colocación de la lengua en la fisonomía es contundente: "La colocación de la lengua tiene un impacto sumamente importante no solo en la salud dental, sino también en la forma de la cara". Y es que, Yvette Pons asegura que "cuando la lengua se coloca correctamente, en el cielo de la boca, puede influir en el desarrollo y la alineación de los huesos maxilares".
Por el contrario, la experta señala que "si la lengua se encuentra constantemente en una posición baja o empujando contra los dientes, puede provocar que estos se desalineen o que el desarrollo facial no ocurra de manera óptima". De hecho. afirma que es algo que "puede afectar la forma general del rostro, incluida la línea de la mandíbula y la prominencia de los pómulos".
"Cuando la lengua se coloca en el cielo de la boca, puede influir en el desarrollo y la alineación de los huesos maxilares".
¿Funciona el 'mewing'?
Sin embargo, la experta facialista recalca que aunque el dr. Mew y su hijo –también ortodoncista y defensor de la ortotropía– han defendido su efectividad, "el mewing se ha ganado más atención a través de las redes sociales que de estudios científicos formales". Y es que, "aunque en algunos casos se le ha vinculado con mejoras en la estética facial, la base científica detrás de estas afirmaciones sigue siendo limitada", subraya.
Según Pons, "aunque muchos usuarios reportan mejoras visuales al practicar el mewing, es difícil afirmar que los cambios sean drásticos o permanentes sin un respaldo científico sólido". Los efectos estéticos que a menudo se asocian con la práctica de esta técnica ahora viral, como una mandíbula más definida o la reducción de la papada, "podrían ser el resultado de mejoras en la postura y el tono muscular, pero no se pueden considerar cambios estructurales significativos en la fisonomía de una persona sin intervención profesional", explica la reputada facialista.
Así, aunque la experta considera que el mewing podría ser "un complemento útil en algunos casos", no cree que deba ser considerado como un sustituto para tratamientos dentales o estéticos establecidos.
¿Para quién está pensado?
Según esta facialista el mewing podría ser más beneficioso e interesante para ciertos perfiles:
- Personas jóvenes, ya que "la estructura ósea es más maleable", lo que podría favorecer que las "mejoras en la alineación de los huesos faciales se produzcan con mayor facilidad".
- Aquellos que tienen una mandíbula retraída o dificultades para mantener los labios cerrados, debido a la posición de la lengua "podrían encontrar en esta técnica un complemento a tratamientos más complejos".
- Personas que buscan mejorar la respiración nasal: "Si se respira predominantemente por la boca, el mewing podría ayudar a cambiar este hábito y mejorar la calidad del sueño y la salud respiratoria".
5 pasos para practicar el 'mewing' a diario
Si decides probar el mewing, puedes seguir estos ejercicios básicos que nos comparte Yvette Pons para incorporar de manera gradual a tu rutina:
- Coloca toda la lengua en el paladar superior (sin forzar), justo detrás de los dientes frontales. Mantén esta posición durante unos minutos varias veces al día.
- Una vez que te acostumbres a mantener la lengua en el paladar, comienza a aplicar una ligera presión hacia el cielo de la boca, sin que cause molestias. Intenta mantenerla durante unos minutos mientras realizas actividades.
- Haz un esfuerzo consciente por respirar únicamente por la nariz. Esto es esencial, ya que la respiración bucal puede afectar la posición de la lengua y el desarrollo facial.
- Asegúrate de mantener una postura facial relajada durante el día. Evita la tensión en la mandíbula o el rostro, y procura que los labios estén ligeramente cerrados, con la lengua siempre en el paladar.
- Cada vez que bebas o comas, realiza una pausa para asegurarte de que la lengua esté presionando ligeramente el paladar al tragar. Intenta hacer esto conscientemente varias veces al día.