El problema ocular de Silvia de Suecia: una doctora analiza sus últimas y preocupantes imágenes

Hace unos días, tras la visita del presidente finlandés y de la primera dama, Silvia de Suecia reaparecía don una preocupante imagen. La reina de todos los suecos, que ya tiene 80 años, presentaba una importante hemorragia que despertó toda clase de comentarios. 

A escasos 7 días de que la monarca reciba en viaje oficial a sus homólogos daneses, Mary y Federico, hemos hablado con María Rodríguez, doctora del servicio de urgencias, para lograr comprender qué le pasa a Silvia de Suecia, ¿conviene preocuparse?

¿Qué le pasa en el ojo a la reina Silvia de Suecia?

“A simple vista, parece una hemorragia subconjuntival, que se suele producir por una subida puntual de tensión arterial. Es un acúmulo hemático bajo la conjuntiva”. Esta acumulación de sangre, provocada un pico de tensión, a veces sin motivo aparente, puede provocar este ‘escandaloso’ hematoma, que, tal y como nos explica la doctora, “cursa con sintomatología leve”. Es decir, a Silvia de Suecia no le duele, como mucho, tal y como nos descubre Rodríguez, la reina puede sentir “sensación de cuerpo extraño dentro del ojo, pero nada más”.

Ni entorpece su visión ni interfiere en su vida, de ahí que no exista tratamiento como tal. “Solo hay que darle tiempo y esperar a que se reabsorba solo”. María nos desvela que esta hemorragia subconjuntival evoluciona como cualquier hematoma en otra parte del cuerpo. 

El tiempo indicado para que desaparezca por completo ronda entre la semana y los diez días, dependiendo del cuerpo de cada uno. De ahí que si los reyes Mary y Federico tienen previsto viajar el 6 y el 7 de mayo a Suecia, como primera visita de estado desde su proclamación el pasado enero, Silvia les pueda recibir con su ojo ya curado. 

Días muy especiales para la reina de Suecia

Están siendo días de mucha actividad para la reina. A las visitas de los finlandeses y la futura de los daneses se le suma una celebración más, el 78 cumpleaños del rey Carlos Gustavo de Suecia. El marido de Silvia está hoy de aniversario y todo el país homenajea al monarca. 

A primera hora de la mañana del 30 de abril, en las respectivas cuentas de las redes sociales de la Casa Real sueca, se anunciaban los festejos que conmemorarían el nacimiento del marido de Silvia; entre los que se encuentran los cañonazos a las 12.00 del mediodía para celebrar este día grande en toda Suecia. 

Sin intención de abdicar

Carlos Gustavo y Silvia parecen muy cómodos con su reinado. Los padres de Victoria, la heredera de la Corona, no tienen ganas de abdicar; aunque el protagonismo de su hija, desde hace años, es innegable. 

Victoria de Suecia atiende a las responsabilidades con profesionalidad y absoluta entrega; esperando el día de mañana poder sustituir en el trono a su padre. La princesa sigue el ejemplo de otros monarcas antes que ella que pasaron por lo mismo. Por ejemplo, Felipe recibió la corona cuando su padre, Juan Carlos, abdicó a los 76 años de edad. No lo hizo por encontrarse falto de fuerzas, en realidad, se vio presionado por los continuos escándalos que acompañaron los últimos años de su reinado. 

Otros casos más recientes, como el de Margarita de Dinamarca, la monarca abdicó en favor de su hijo Federico cuando contaba con 83 años; y lo hizo, en parte, obligada por el escándalo que rodeó a su primogénito tras su escapada madrileña en solitario. Aseguran que Mary dio un ultimátum a su familia política, o la hacían reina, o había divorcio. Y Margarita accedió.

También están los reyes que siguen siendo reyes hasta el fin. Isabel II no se apeó de su cargo hasta el final de sus días; convirtiéndose en la reina que llevaba más años reinando. Cuando falleció en 2022, a los 96 años, le sucedió su hijo Carlos, convirtiéndose en uno de los monarcas más veteranos en ascender al trono. 

De momento, Carlos Gustavo se siente confiado y con energía suficiente como para seguir llevando la corona. Y, como ya hemos podido confirmar, la salud de su mujer parece inmejorable. Afortunadamente, el susto de su ojo se quedará, por tanto, en una pequeña -aunque de lo más llamativa- anécdota.