Las semanas pasan, pero el sentimiento persiste. Se trata de la preocupación por el estado de salud de Kate Middleton, que ha llegado para quedarse entre los observadores de la Corona. No es cuestión de novedad, pues el desasosiego generalizado impera desde el pasado mes de enero. Fue entonces cuando la Casa Real británica hizo público, sin incidir en demasía, que la princesa se sometería a una cirugía abdominal. Después llegó el silencio. Y duró hasta bien entrado el mes de marzo, cuando tuvo lugar el ejercicio de honestidad más inesperado: la BBC difundió un vídeo de la princesa de Gales contando que padece cáncer.

Precisamente era esa la grabación en la que Kate aprovechaba para pedir calma para poder tratarse con la mayor tranquilidad posible. Al fin y al cabo, el hermetismo 'royal' solo le había servido para alimentar teorías de la conspiración, de modo que ser sincera era la mejor opción. Cambió así la forma de leer el escenario, con la mirada puesta, además de en su bienestar, en el resto de su familia. No solo porque Carlos III también padece cáncer, sino por el rol que toman sus hijos y su marido, el príncipe Guillermo, durante este trance. Voluntad de mantener la compostura, sin perder la humanidad intrínseca.

Traci Brown, experta en lenguaje no verbal, analiza las respuestas de Guillermo

Y es que por mucho que la duquesa de Cambridge deba permanecer alejada del ojo público, su esposo tiene tareas que atender. Está claro que la agenda real no se detiene a pesar de los achaques de salud. Basta con remitir al caso de su suegro, que ha retomado algunas de sus funciones, aunque todavía se encuentra tratando su dolencia. La cuestión es que si Guillermo ya tenía protagonismo, ahora todos los focos apuntan hacia él. No solo por su presencia, sino por la oportunidad de preguntarle acerca del estado de Kate

Fue eso mismo lo que sucedió el pasado 30 de abril, cuando poco más de un mes después de que la princesa se abriese acerca de su enfermedad, él hizo algunas apariciones oficiales en el noroeste de Inglaterra. Lo cierto es que desde el inicio destacó su determinación de no entrar demasiado en materia sobre el asunto, y aunque se ruegue discreción, el interés está en las calles. Es por eso que, cuando algunos seguidores allí presentes mostraron su preocupación por Kate, él respondió. "Todos van bien. Gracias. Sí, nos va bien", se le escucha decir en el vídeo difundido por medios como 'Daily Mail' que capturó el momento.

Saber que están bien siempre es motivo de alegría. No obstante, algunos portales ingleses han querido ir un poco más allá para saber si esto es cierto. Es por eso que desde 'The List' se han puesto en contacto con Traci Brown, una experta en lenguaje corporal para combatir el fraude. Ha sido ella quien, basándose en las imágenes, asegura que "seguro que tiene algo de estrés". Una reflexión acertada que tiene todo el sentido, dado que el contexto es complejo. Ahora bien, la parte más interesante de estas declaraciones es que "está manejando en la típica forma 'royal' de no revelar mucho".

Guillermo estaría 'ocultando información' sobre la enfermedad de Kate Middleton

Según Brown, son algunos momentos del vídeo los que demostraría que Guillermo está sintiendo especial presión cuando le hablan de este tema. "Lo vemos apretar los labios (por estrés) (...). Se los pasa un poco por los dientes, lo que puede retener información". Por si lo anterior no fuese suficiente, la experta apunta más allá de la gestualidad para poner sobre la mesa esta incomodidad y actitud reservada.

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"Cuando se le preguntó cómo están los niños, dijo: 'Todos van bien'. No parece mucho, pero eliminó el pronombre. Eso es un poco despersonalización. La gente hace esto cuando no quiere conectarse emocionalmente con una situación en ese momento", precisa Traci para el citado medio. Porque aunque "no pude decir si volvió a agregar los pronombres cuando se me preguntó nuevamente", todo esto es el reflejo de que el príncipe de Gales prefiere ocultar los detalles más profundos sobre el tema en este difícil retorno a sus deberes públicos. "William quería tener especial cuidado con su respuesta y lo que se reveló", dice 'The List'. Sin duda, lo tuvo. Por suerte o por desgracia, un ademán puede llegar a decir más que mil palabras.