Para que la ropa dure más hay que lavarla adecuadamente y para ello es necesario saber de qué tejido está hecha. Pero no siempre es una tarea fácil si se ha quitado la etiqueta, se ha perdido o se ha deteriorado con el paso del tiempo. Tranquila, no es imposible. Te damos algunas sencillas claves para distinguir unos tejidos de otros.
El hilo no engaña
Lo primero que tienes que hacer es conseguir una muestra. Coge un hilo del tejido de un dobladillo o de una costura –para no dañar la prenda– y quémalo con precaución. Cada tejido arde de un modo distinto y te puede decir qué tipo de tela es.
- La lana quema poco a poco y chirría.
- El algodón lo hace de forma rápida y libera una fina ceniza.
- La seda se quema lentamente y deja un olor a cuerno quemado.
- Si es de rayón o viscosa, el hilo arde rápidamente y deja un olor a papel quemado. Y si la prenda está confeccionada con un tejido sintético, el hilo, al quemarse, se endurece y parece una bola negra de cola.
Otras pruebas infalibles
Además, cada tejido responde de un modo distinto a la manipulación, el tacto y el olfato.
- Arrugas. Las prendas de lino se arrugan con más facilidad que las de algodón. Para comprobarlo, puedes fruncir una parte del tejido con el puño durante unos 5 segundos más o menos, y luego soltarla. Si la arruga se mantiene, probablemente será lino.
- Elasticidad. La mayoría de los tejidos naturales no son muy elásticos. Solo se pueden “estirar” lo que da de sí la trama del tejido. Si al estirar la prenda se observa un efecto “goma”, probablemente es que se trata de un tejido sintético o que lo contiene.
- Tacto y olfato. El cuero natural se distingue del que no lo es porque es más suave que el sintético, no es elástico y tiene un olor muy peculiar. El sintético, en cambio, es más áspero, tiene más elasticidad y huele a producto industrial.