Si ya de por sí cuesta pensar en recetas saludables para todos los días de la semana, imagínate cuando se necesita algo más específico como por ejemplo cenas fáciles que estén ricas y además tengan pocas calorías. Escoger una buena combinación de ingredientes para este momento del día no solo es importante para el paladar, sino también para que resulte saciante pero a la vez digestiva. Irte a la cama con sensación de hambre o pesadez, no te ayudará nada a conciliar el sueño.

¿Pero cómo acertar de pleno sin equivocarnos? Hay personas que cenan un yogur o una pieza de fruta pensando que es lo idóneo porque cuentan con pocas calorías, cuando en realidad hay opciones mejores, más completas y equilibradas que te aportan proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales. En caso de duda lo ideal es consultar siempre con una nutricionista, como Sonia Sáez (@sonias.nutri) que, entre otras cosas, ayudará a desmitificar muchas creencias sobre alimentación.

Si además quieres ejemplos prácticos, solo tienes que seguir leyendo y descubrir varias recetas avaladas por Sonia que te ayudarán a organizar tus cenas a partir de ahora. Verás que puedes escoger una o varias al día, según se trate de un plato único o de dos complementarios. 

A tener en cuenta

Es normal que después de todo el día fuera de casa, te dé pereza ponerte a preparar cenas que te lleven tiempo, y más con el hambre que tienes. Ampliar tu recetario y poner en práctica varios trucos te ayudarán a tener siempre listas (o casi listas) varias opciones nutritivas sin complicarte la vida. 

Lo primero que hay que tener claro es que cada persona es un mundo, con lo que tu cena ideal dependerá de lo que haya comido a lo largo del día, de la actividad física que lleve a cabo y de otras circunstancias personales. Por otro lado, recuerda que no se trata de prohibir alimentos a la hora de cenar, sino de elegir los que más convienen.

Ideas para preparar cenas con pocas calorías

Aquí tienes varias ideas para que puedas ponerlas en práctica hoy mismo. Recuerda personalizarlo a tu gusto y adaptarlo a tus circunstancias.

  • Ensaladas. Sonia nos aconseja poner de base las verduras crudas, enlatadas o templadas que quieras y añadir una fuente de proteínas como huevo, pollo o atún. También pueden completarlas con grasas saludables: aguacate, frutos secos o semillas.
  • Huevo. Muy socorrido, combina con todo y lo puedes preparar de mil maneras: cocido, tortilla, revuelto, pasado por agua, escalfado... 
  • Verdura. Tanto en plato único como en guarnición son una buena elección. Si eres propensa a los gases, tómala cocinada antes que cruda. Puede ser a la plancha, cocida, salteada o al vapor.
  • Cremas. Una manera estupenda de tomar verduras. Puedes prepararlas con antelación y tomarlas tanto frías como calientes. Si le añades nata, añadirás calorías. Si no te queda más remedio, escoge nata ligera.
  • Pescados y carnes blancas. El pescado es más digestivo que la carne. Y entre las carnes, da prioridad a las magras y blancas (pollo, pavo, conejo). 
  • Tortillas de trigo. Si navegas habitualmente por las redes, ya habrás visto la cantidad de recetas que hay para cenas a base de tortillas de trigo. Tan fácil como meter cualquier cosa saludable, enrollar y ¡listo! Desde atún con maíz, hasta pollo con guacamole, o tomate con mozzarella y jamón. ¡Rapidísimo!
  • ¿Y la comida precocinada? Si las tomas muy de vez en cuanto tampoco va a repercutir en tu salud, sobre todo si eres una persona que cuida su alimentación. El tema son el exceso de aditivos, sal, grasas saturadas y azúcar que contienen, en especial este último.

A continuación encontrarás una buena selección de recetas avaladas por nutricionista. Verás que hay muchas con verduras. ¿Y si no las tienes frescas? Tal como nos cuenta Sonia, las verduras peladas y cortadas, enlatadas o congeladas, también son muy buena opción. Pimientos asados, bastones de zanahoria, salteados de verduras congeladas, corazones de alcachofas y espárragos blancos son buen ejemplo de ello.