Si te preguntaran cuál es la cena más reconfortante, esa que agradeces en noches frías y lluviosas, probablemente dirías que la sopa. Y no me extraña nada (es más, coincidimos) porque es un plato nutritivo, completo, por lo general económico, fácil de preparar y tan versátil que se adapta a los gustos de cualquiera. La sopa se compone de dos elaboraciones: por un lado un caldo de verduras, de pescado, de carne o de ave; y por otro la parte sólida que vas a cocer en él, generalmente pasta tipo fideo cabellín, estrellitas, letras, galets (caracoles) o similares.

Es verdad que su preparación puede llevar varias horas para que los ingredientes suelten todo sus nutrientes; por ejemplo, un caldo blanco con espinas puede tardar entre 2 y 4 horas, mientras que el tradicional fondo oscuro de ternera puede llevar hasta 6, ya que también necesitará que lo cueles. Pero también puedes tenerla lista y preparada en menos de 45 minutos, perfecta para esa cena tan apetecible. La mejor manera de tener siempre caldo listo es congelarlo en un recipiente hermético una vez se haya enfriado. De esta manera solo tendrás que cocer la pasta para cenar un rico plato de sopa.

Ingredientes para tu caldo

¿Qué le puedes echar a tu caldo? Principalmente verduras. Pero, ojo, porque no todas sirven para ello. Las más habituales con la zanahoria, el apio, el puerro o la cebolla. No se suelen recomendar las que son ricas en almidón como las patatas puesto que se deshacen enseguida; sin embargo hay caldos que las llevan, como algunos de los que encontrarás más abajo.

También hay quien le añade champiñones que, además de absorber el exceso de grasa, combinan muy bien con el pollo. En cuanto a las hierbas aromáticas, el laurel, el perejil y el tomillo suelen ser las más valoradas. Por su parte, los huesos frescos son ideales para enriquecer el caldo.

Las mejores sopas para cenar

    Así te saldrá unA SOPA espectacular

    Aparte de la calidad de la materia prima con la que vayas a preparar tu  sopa, hay una serie de trucos que te ayudarán a que esté todavía más rica.

    • A la hora de preparar los ingredientes para un caldo de carne o ave, no cortes las verduras en trozos muy pequeños o se desintegrarán durante la cocción. Si se trata de uno verduras, este detalle no tiene tanta importancia. Por otro lado, deja la carne que aún esté adherida al hueso, ya que agregará sabor al caldo terminado.
    • Cuando prepares carcasas de pollo, retira el exceso de piel y grasa del interior y el exterior, para que el caldo no quede grasiento y turbio. Elimina también los despojos del interior de la carcasa o amargarán el resultado.
    • No añadas sal; de hacerlo se concentrará demasiado cuando reduzcas el caldo después de cocinarlo. Si no te has dado cuenta y está demasiado salado, puedes agregar una patata entera y luego retirarla. Un truco muy útil ya que la patata absorbe la sal.
    • Dispón los ingredientes en la cazuela y cúbrelos con agua fría. Si añades agua caliente, la grasa de los huesos se derretirá enseguida y enturbiará el caldo. 
    • Cuece el caldo a fuego lento y sin prisa. No lo remuevas para evitar que las impurezas se dispersen y desespúmalo cada cierto tiempo. Estate atenta también para que los huesos y las verduras no se peguen ya que podrían quemarse y amargar el caldo. 
    • Cuando cuezas la pasta sigue siempre las indicaciones del fabricante. Por lo general, se trata de una pasta fina tipo fideo que tarda a cocer entre 2 y 5 minutos.