Cuando aún parece que los planes de la familia del Rey están en el aire, una cosa está clara: lo que se cenará en el Pabellón del Príncipe el próximo 24 de diciembre. El menú de Nochebuena, aprobado desde hace años por Letizia, tiene su origen en Zarzuela, algo que ella ha sabido mantener… y hacer alguna que otra variación.
Letizia es una auténtica fanática de lo saludable. La esposa de Felipe VI extrema sus cuidados, tanto a través de la nutrición y como del deporte; algo que ha sabido transmitirle e inculcarles a sus hijas. Conociendo esto, no es de extrañar que la Reina también ponga especial atención a aquellos platos que se dispondrán sobre la enorme mesa que preside el salón de su casa en Zarzuela.
Cabe destacar que, salvo contadas excepciones, el menú que cada año se elabora en las cocinas de palacio lleva siendo el mismo desde hace décadas. Una tradición que doña Sofía inició y que Letizia, eso sí, ha adaptado a sus gustos y a los de sus selectos invitados; entre los que, por cierto, no se encuentra su suegra.
¿Con quién cenará en Nochebuena Letizia?
Los planes navideños de Letizia, Felipe y sus dos hijas están clarísimos: cenar todos juntos e invitar, como cada año, a la abuela Paloma a que se siente con ellos en la mesa. También les acompañará Marcus Brandler, la pareja de la madre de la Reina y que ya es uno más entre la Familia Real cuando estos celebran sus eventos más privados.
A unos metros, en las dependencias privadas de Zarzuela, la otra abuela. La reina Sofía se sentará junto a su hermana Irene, que padece una enfermedad neurodegenerativa, y cenarán juntas. Como hacen cada noche. Pero, en esta ocasión, Sofía encenderá la televisión y verá a su hijo, su gran orgullo, por el que ha aguantado tanto (y sigue aguantando) dando el discurso en el que repasa lo sucedido este año y renueva sus compromisos para el siguiente.
Poco se parecen estas celebraciones a las que tenían lugar en Zarzuela en los años 80, 90 y en los primeros 2000. Cuando todo eran brindis de champán y vestidos de fiesta. En aquellas Navidades, Sofía invitaba a todo el mundo y podían congregarse varias decenas de asistentes, entre los primos griegos y los españoles. Todo el mundo era bienvenido a ese buffet que se organizaba en uno de los grandes salones del palacio.
El menú en las cenas que organizaba Sofía
Sobre la mesa, tal y como describe Pilar Eyre, “tazas de caldo, salmón, foie, marisco, rosbif y angulas”. Platos fríos que quedaban preparados desde por la mañana, ya que los trabajadores del servicio doméstico tenían libre la tarde y la noche del 24, para poder celebrar la Navidad junto a sus respectivas familias.
Lo de dar Nochebuena libre al equipo sigue siendo una tradición que aún se mantiene. En la cena de Letizia tampoco hay ni camareros ni cocineros. Todos los invitados contribuyen a poner la mesa y después, cada uno se sirve su porción en su plato.
Después de la cena y de los tradicionales dulces navideños, se procedía a abrir los regalos que descansaban bajo el abeto del vestíbulo. Eran obsequios bastante normales, nada de grandes lujos ni ostentosidades. Presentes que la propia Sofía había comprado y que podían ir desde un pijama a un set de baño de una conocida marca que no sobrepasaba los 30 euros. Una austeridad que contrastaba con lo que uno habría esperado viniendo de una Reina.
Tras abrir los regalos, Sofía y algunos de sus invitados acudían a la Misa del Gallo, una tradición que aún siguen manteniendo, pero solo la emérita y su hijo Felipe, pues sabe que para su madre es un momento muy especial.
Las nuevas Navidades en Zarzuela y cómo se ha notado la mano de Letizia
Así eran las fiestas antes, cuando la Familia Real aún estaba unida (o simulaban estarlo). Ahora, la ruptura es toda una realidad y la marcha de Juan Carlos a Abu Dabi ha contribuido a marcar, todavía más, la separación familiar.
En sus intimísimas cenas, Letizia busca la tranquilidad de la noche. Pasar el 24 en compañía de sus seres queridos sin prestar atención a etiquetas o a protocolos. Huir de las tradiciones del pasado y ser, solamente, una familia normal, que es lo que más anhela cuando disfruta de estos momentos de absoluta privacidad.
A la hora de la cena, en la casa de los Reyes se sirven entrantes que van de las socorridas tostas de salmón ahumado con enebro, los platos de jamón ibérico o el bloc de foie, a exquisiteces no aptas para todos los bolsillos como las angulas.
Una vez que los entrantes ya han llegado a su fin, se pasa a una de las grandes novedades que introdujo Letizia cuando se convirtió en anfitriona: la sopa de almendras. Esta crema fría, tan tradicional de Andalucía, es uno de los exquisitos bocados a los que la Reina no puede resistirse.
Entre los ingredientes de esta sopa, además de las consabidas almendras, el pan, dos dientes de ajo, apio, cebolla, zanahoria y agua. Una receta que muchos comparan con el gazpacho, y que es una auténtica fuente de calcio natural.
Una vez todos se han terminado su sopa -recodemos que esta clase de primeros platos son muy habituales en el menú de los Reyes- los comensales se pasan a degustar el clásico pavo, en su versión rellena. Finalizan la noche con el postre favorito de Paloma Rocasolano: el helado de café. Un gesto que deja claro de parte de qué abuela está la nueva Familia Real. Para absoluta tristeza de doña Sofía, eso sí.