Me moría de ganas, lo admito. Desde que mis amigas y yo comenzamos a planear una escapada a Zaragoza se me pasó el nombre de Leonor por la mente. Cualquiera que haya seguido de cerca la trayectoria de la princesa en este último año lo entenderá, pues más allá de la efervescencia popular que se respira en las calles de la capital aragonesa, fue allí donde la hija de los Reyes dio el pistoletazo de salida a una de sus etapas vitales más importantes: su formación castrense. Hogar de militares de la Academia General... Y de la heredera durante un curso completo.
Además, sin ser el pasado un curso cualquiera. No solamente por todo lo que implica enfrentarse a un reto tan sumamente mayúsculo como comenzar la educación militar que su posición en el organigrama real precisa. También porque en el devenir de tantos desafíos y maniobras, la Princesa de Asturias cumplió 18 años. La ansiada mayoría de edad, que en su caso implicó la necesaria y solemne jura de la Constitución ante las Cortes Generales, pese a que también se sirvió como la ocasión ideal para celebrar. En Madrid, pero también en Zaragoza. Y es que entre las mil y una gestiones protocolarias a las que la primogénita de Felipe VI se enfrentó el 31 de octubre de 2023, no hubo una única oportunidad para festejar.
Primero con la familia, pero de forma privada, en un evento a puerta cerrada que tuvo lugar en el Palacio de El Pardo. Con sus padres, su hermana, sus tías, algunos de sus primos e incluso su abuelo Juan Carlos I. Lo que no esperaba Leonor, claro está, es que al volver a la academia le esperaba una 'fiesta sorpresa'. Concretamente, una comida organizada por sus amigas. ¿Dónde? En Panzzer Grill, una de las hamburgueserías más conocidas de la ciudad y, evidentemente, una de las paradas obligatorias de mi periplo aragonés.
La marca Leonor, presente en el mobiliario de la hamburguesería
Echar la vista atrás y situarnos en aquel momento de dicha en el que la princesa soplaba las velas del uno y el ocho nos remite a la 'Leonormanía'. Un término acuñado para definir el creciente interés popular por la figura de la heredera, por fin en un primer plano y construyendo su propia marca. Marca que, por cierto, también dejó en el establecimiento que aquí nos ocupa. Y es que para un adepto de lo 'royal' como yo, entrar al local ubicado en la avenida Goya iba por delante de los neones y la tan en tendencia decoración de estilo industrial. Entrar a Panzzer es también una vivencia que remueve la curiosidad.
Y no por cuestiones tan superficiales como qué tomó Leonor en aquella comida con sus amigas en la que, según se hizo saber, disfrutaron de sus respectivos platos en un reservado de la segunda planta. Eso ya lo sabía. La nieta del Rey emérito optó por la burger 'Panzzer' y una cookie de triple chocolate de postre. Pero debía haber algo más... ¡Y bingo! Entre el mobiliario de la segunda planta en la que ella se ubicó, y cabe decir que casi imperceptible a simple vista, se encuentra la silla de madera donde la princesa se sentó en ese día tan especial. ¿Por qué se sabe que es precisamente esa? Porque como amablemente me señaló el personal de sala, la dejó 'firmada'.
Bien, no firmada del todo. A fin de cuentas, y tal y como hizo saber la experta en protocolo María José Gómez Verdú en declaraciones en exclusiva para CLARA, los miembros de la realeza deben saber que 'regalar' un autógrafo puede ser "una práctica de riesgo" porque "la firma podría ser falsificada y utilizada ilegalmente".
Así pues, tal y como se aprecia en la imagen que pude tomar de esta silla -que no está colocada en un lugar destacado y en realidad solo se diferencia de las demás por esta pequeña marca hecha con rotulador-, lo que se hizo fue escribir su nombre. 'LEONOR', en mayúsculas, y en la parte superior externa del respaldo, además de la fecha en la que acudió a la hamburguesería, que tal y como indica la caligrafía fue el '3/11/23'.
La princesa ya tiene su propia hamburguesa en Panzzer Grill
Dejando de lado la silla como tal, me bastó tener un par de interacciones con los trabajadores del restaurante para saber que no era la primera vez que algún cliente se interesaba por la visita de Leonor. Incluso ahora que ha pasado más de un año y la hermana de la infanta Sofía ya tiene diecinueve y ya no vive en Zaragoza, pues reside en la Escuela Naval de Marín desde el pasado agosto.
El caso es que para dar fe de que el paso de la futura Reina de España por el local sigue siendo verdaderamente reseñable basta con echar un vistazo a la carta. Concretamente, a la sección de 'burgers' especiales a la brasa, donde encontramos una hamburguesa que lleva por nombre 'Su Alteza Real La Princesa de Asturias'.
Una combinación de carne de primera calidad con una salsa llamada 'royal', brotes tiernos, quesos D. O. Asturias y gouda y doble de bacon. ¿Y su precio? Pues depende de la preferencia del comensal. Si se opta por una carne 100% ternera, el total serán 13,25 €, mientras que si se prefiere una carne con maduración 'dry aged' asciende hasta los 15,25 €. Unas cifras que, desde mi prisma -con vistazo a la silla incluido- no son para nada disparatadas en materia de relación calidad-precio. No solo por lo rica que está la comida. También por lo divertido de vivir la particular experiencia de la 'Leonormanía' al completo.