Cuando Alicia Koplowitz vio las fotos de su entonces marido, Alberto Cortina, en una salida romántica con Marta Chávarri, quedó definido lo que iban a ser los años 90. Una década repleta de mentiras, sexo, dinero y poder. Y todo empezó con este ultraje en toda regla. Fue la bomba del año: la mujer más rica de España, ¡engañada! De esa portada de la revista Diez Minutos se vendieron miles de copias. La revista dio el pistoletazo a la década y acabó con dos matrimonios, el de Cortina y el de Chávarri con Carlos Falcó.
Alicia y su hermana Esther eran las mujeres más poderosas de la España de finales del siglo XX. Y hoy, cuando la primera acaba de cumplir 72 años, todavía mantiene en una destacadísima posición en la lista Forbes, como la tercera mujer más rica de nuestro país. Las herederas, tras la muerte de su padre, se convirtieron en las cabezas destacadas de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), la empresa que más facturaba de todo el territorio. En 1997, Alicia vendió sus acciones a su hermana con el fin de montar su propia sociedad, Omega Capital, dedicada a invertir en otras empresas de índole diversa, desde salud, pasando por banca o negocios dedicados a la gestión patrimonial. Y tampoco le ha ido nada de mal desde entonces, pues se mantiene en ese podio económico con su patrimonio de 2.400 millones de euros.
La gran traición a Alicia Koplowitz
Alicia fue una de las mujeres imprescindibles de finales de los años 80. Su presencia, junto a su marido Alberto Cortina, en los eventos de mayor pompa de la época, la convirtieron en algo más que una destacada mujer de negocios. Dio el salto de las páginas salmón de los periódicos a las portadas de revistas, donde se comentaban sus looks o su participación en esta o en aquella fiesta.
Juntos, Alicia Koplowitz y Alberto Cortina tuvieron tres hijos: Alberto, Pedro y Pelayo. Todo iba de maravilla hasta que el gran amigo de Juan Carlos I puso sus ojos en Marta Chávarri, la chica de oro de la época. La madre de Álvaro Falcó se había casado muy joven con el marqués de Cubas y se había convertido en la ‘it girl’ de todos los saraos nocturnos. Cortina se encaprichó de ella y no cejó en su empeño hasta que la enamoró. Vivieron un romance furtivo, a escondidas. Esquivando las cámaras de los fotógrafos, que ya conocían de los rumores que les relacionaban. Y, como no podía ser de otro modo, fueron pillados.
Las fotos acabaron con el matrimonio -presumiblemente sólido- de Alicia Koplowitz y Alberto. Para ellos no hubo vuelta atrás. La ruptura debía ser inmediata. Firmaron uno de los divorcios más caros de la época y ella se replegó sobre sí misma, buscando atraer la mínima atención posible. Una actitud que, curiosamente, Marta Chávarri repetiría años después de separarse de Alberto.
Para Alicia, su hermana Esther y sus tres hijos se convirtieron en sus grandes apoyos. Un rol de madre entregada que, pasados los 70 años, aún mantiene y al que, ha sumado a sus nietos. Familia y amigos, fueron su tabla de salvación. Algunos de ellos tan próximos como Carlos Fitz-James Stuart, actual duque de Alba, con quien se la llegó a relacionar. Algo que ellos jamás confirmaron. De esta serie de amistades destacadas que Koplowitz aún conserva forman parte, nada menos, que los reyes eméritos.
Alicia, amiga de Juan Carlos y Sofía
Juan Carlos fue muy próximo a Cortina y parece, que a pesar de su separación, este siguió en contacto con su exmujer. De hecho, aún mantienen buena sintonía, pues Alicia Koplowitz fue una de las exclusivas invitadas al gran cumpleaños que el monarca celebró en 2024 en Abu Dabi. Una fiesta por todo lo alto que contó con representación española a cargo de miembros de la familia del rey como la infanta Elena, Margarita de Borbón o María Zurita, así como buenos amigos del emérito como la empresaria, Los del Río -que actuaron en el evento- o su actual anfitrión en España, Pedro Campos.
Alicia Koplowitz, siempre discreta, jamás ha alardeado de sus importantes conexiones, que llegan hasta Zarzuela. Puesto que si tiene una relación estrecha con Juan Carlos, no menos cercana parece tenerla con doña Sofía. Cada vez que coinciden en actos, la reina le demuestra un enorme cariño. La griega, de talante frío y poco cariñoso, cuando tiene delante a la empresaria y filántropa, se deshace en miradas y gestos de ternura; lo que hace imaginar que su relación personal va más allá de los simples encuentros en actos y eventos benéficos.
Una cercanía que podría haber sido construida gracias a los intereses en común que unen a ambas mujeres, ya que las dos son animalistas empedernidas, solidarias y, además, comparten una enorme pasión por la cultura y el arte. De hecho, a esto está dedicando su vida la adinerada madrileña.
El amor que nunca ha fallado a Alicia Koplowitz
Dicen que el verdadero amor de Alicia Koplowitz empezó cuando era una niña, durante una visita a El Prado. Ahí, frente a Las Meninas de Velázquez, empezó su idilio con el arte. La socialité ha dedicado su fortuna a patrocinar el trabajo de artistas en ciernes, convirtiéndose una auténtica mecenas moderna. Y no solo eso, además posee una de las colecciones privadas de arte más importantes de todo el país. Con cuadros de Zurbarán, Goya, Modigliani o Chillida, la empresaria posee un afinadísimo gusto, algo que lleva desarrollando desde que, con solo 17 años, participó en su primera subasta. La adolescente no se fue de Drouot con las manos vacías, puesto que en aquella casa de subastas parisina adquirió una delicada porcelana de Sèvres. La primera gran joya de su magnífico tesoro.
Su papel como mecenas y como coleccionista es tan destacado, que, en 2019, ingresó en La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, un honor reservado a muy pocas personas. Solo aquellos que realmente han realizado una acción destacada en este campo de la cultura son auténticos merecedores de tan insigne nombramiento. “Los coleccionistas establecemos con las obras un cruce de caminos”, dijo en su discurso de ingreso. “En mi caso recuerdo con precisión el momento en el que cada una de mis obras ha llegado a mi vida y todas, sin excepción, me llevan a alguna memoria personal”, aseguró de lo más conmovida. Para ella, era un gran hito vital.
Treinta años después del mayor escándalo de su vida, Alicia Koplowitz ha encontrado el amor más fiel. “Para mí, el arte ha tenido un papel sanador”, dijo en una entrevista con La Vanguardia. “Ha sido fiel compañero de alegrías y fatigas. He coleccionado siempre lo que me ha producido una emoción”. Este, al menos, desconoce lo que es la traición.