Un año más, los Reyes y sus hijas han cerrado uno de los fines de semana más importantes de su agenda oficial por todo lo alto. Como cada octubre cuando se acerca el final del mes, Sus Majestades se desplazaron hasta Oviedo con motivo de la edición de 2024 de los Premios Princesa de Asturias. Eso sí, esta vez con prácticamente todas las miradas apuntando a Leonor, pues la heredera se enfrentaba a su primera vez en el rol de Presidenta de Honor de la ceremonia desde que es mayor de edad. Sin olvidar, claro está, a la infanta Sofía.
Y es que aunque la benjamina de Zarzuela lleva una temporada ciertamente desvinculada de la actividad institucional, hay fechas que son impepinables en su calendario. En ningún caso se trata de una distancia voluntaria, ya que en realidad todo remite a su estancia en Gales, donde desde el pasado agosto de 2023 está cursando el Bachillerato Internacional como lo hizo su hermana. Una etapa de dedicación absoluta a su faceta académica que no interrumpió para los eventos de la Fiesta Nacional, pero sí para asistir a las jornadas grandes de la primogénita de Felipe VI.
Unas jornadas en las que, como viene siendo habitual de un tiempo a esta parte, la infanta demostró tener muy claro cuál es su rol en este tipo de actos. Así lo ha aprendido, sobre todo desde que Leonor cumplió la mayoría de edad y comenzó a acaparar el foco de atención, con sus aventuras y desventuras copando el papel 'couché' y la crónica real día sí y día también. Cosa que no quita que Sofía queda libre del ojo analítico de los observadores de la Corona. El que no perdona, e incluso reconoce saltos de protocolo por leves que sean como el que tuvo lugar durante la entrega del premio al Pueblo Ejemplar 2024.
El gesto de Sofía en Asturias que Letizia también hace a menudo
De su hermetismo y las pocas intervenciones en público nace también esa necesidad de comprender a la hija pequeña del Rey y doña Letizia a través de sus gestos. Movimientos corporales con los que, como cualquier persona, es capaz de expresar cómo se siente ante determinadas situaciones sin necesidad de utilizar la palabra. Así sucedió el pasado sábado 26 de octubre, cuando junto a sus padres y su hermana se desplazó hasta la localidad de Sotres.
La parroquia comprendida en el concejo de Cabrales fue elegida para recibir el mencionado galardón en el marco de los eventos de los Premios Princesa de Asturias. Es por eso que tanto los Reyes como Leonor debían estar presentes en el enclave, pero la pequeña de la casa no iba a ser menos. No obstante, entre la ristra de anécdotas que quedan para el recuerdo del periplo asturiano de la Familia Real, imposible no reseñar la posición y el semblante de Sofía durante el acto. Con rostro serio y los brazos cruzados.
No es la primera vez que vemos a la infanta se vale de este gesto durante una aparición pública. Tampoco es la única, porque en realidad se trata también de uno de los gestos más socorridos por su madre, doña Letizia. Sea como fuere, las opiniones acerca de las implicaciones del mismo son de lo más variadas. Bajo el prisma de Vanessa Guerra, experta en comunicación no verbal y autora de 'El lenguaje corporal de las emociones' (RBA), es importante destacar que no todo es herencia gestual, porque habitualmente "cruzamos los brazos cuando estamos parados y no sabemos qué hacer con ellos". "Los cruzas cuando estás escuchando a alguien, cuando estás cansada o aburrida", prosigue en declaraciones para la revista 'Lecturas'.
Una forma particular de romper el protocolo, con matices
De lo aportado por Guerra a la citada publicación cabe resaltar que, aunque sea un gesto de lo más normal para muchas personas, "si están en un acto oficial rompe un poco el protocolo". De algún modo, se desmarca predisposición para con el asunto que se está tratando. Sea como fuere, la propia especialista en lenguaje no verbal matiza que "si llevan toda la mañana dando paseos y respondiendo a las demandas a las que se deben, a lo mejor es un cruce de brazos que viene dado por el cansancio".
"Por el agotamiento o no saber qué hacer. Estás reposándolos y apoyándolos, sin más", apunta también Vanessa. Así pues, podría ser una simple respuesta por inercia del cuerpo a la apretada agenda de eventos de estos últimos días. Sin mayor importancia.