Formar parte de la realeza va de la mano con un constante ejercicio del cuidado de la imagen. De tener en cuenta la fachada, que en el caso de las monarquías se convierte en parte fundamental para con los súbditos de la Corona. A fin de cuentas, los jefes y jefas de Estado saben de la importancia de proyectarse seguros y con una estética meticulosamente estudiada. También sus consortes, claro está. Y en ese marco de tan simbólica carrera por la elegancia, son las mujeres las que acaban por tomar el protagonismo. Véanse casos como el de la reina Letizia o doña Sofía, su predecesora.

Tan sencillo como que ellas son, en cualquiera de los casos, las que cuentan con un mayor margen de maniobra. Sin verse obligadas a -únicamente- recurrir a trajes de chaqueta, más o menos insulsos, el abanico de posibilidades es amplísimo. Todo se puede variar, desde la ropa, las imponentes joyas de cada dinastía, los maquillajes, las manicuras y, por supuesto, los peinados. En el caso de la monarquía española, Letizia ha demostrado no tener miedo al cambio en los ya más de veinte años que lleva en la institución. Más corto o más largo. Más o menos recogido. Dispuesta a innovar, o por lo menos más dispuesta que su suegra.

Y es que no importan los años que pasen, pues solamente hace falta revisar el archivo fotográfico de los Borbones para darse cuenta que Sofía siempre ha sido fiel a un mismo corte y moldeado. Incluso hoy día, a sus 85 años de edad y todavía presente en determinados actos de representación de la Casa Real, la esposa de Juan Carlos I mantiene la esencia del pelo que siempre la ha caracterizado. No importa cuanto se atreva con la indumentaria, atreviéndose con toques modernos en algunos de sus 'looks' y jugando con todo tipo de accesorios. Su peinado sigue igual y se ha convertido en una de sus señas de identidad.

Siempre fiel a una estética a pesar de los consejos

La mirada retrospectiva demuestra que incluso en el día de su boda con el Rey emérito, celebrada en Atenas en 1962 y sin saber todavía que más pronto que tarde comenzaría su reinado en España, el pelo de Sofía ya estaba tal y como lo conocemos. Un corte clásico, elegante e inmutable. Cincelado a base de rulos y lacas, en una media melena que no alcanza a tocar los hombros. Indiscutiblemente cómodo y con una clara influencia retro, pues su volumen y la forma de sus puntas -en ocasiones más redondeadas y que en otras, eso sí- recuerda a los estilos que triunfaban en la década de los 60.

Sofía joven
Gtres

La cuestión es que no es que le hayan faltado las opiniones ajenas y los consejos sobre cómo podría modernizar un poco más su imagen. Nada que ver con la esposa de Felipe VI, que ha seguido las recomendaciones de su equipo de estilistas. Incluso aquellas veces en las que a la actual Reina le proponían pasar del flequillo ladeado a las capas e incluso pasando por un cortísimo 'bob' con el que marcó tendencia en el 2015. La madre del soberano, por contra, no quedaba convencida cuando sus peluqueros le han propuesto alguna variación.

Sofía Felipe 1976
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La cronista real Pilar Eyre recordó en el 2023 que sí hubo "una época en la que lo llevó un poco más largo, hacia atrás, detrás de las orejas y sin tanto volumen" cuando la peinaba Isaac Blanco, el primer encargado de su pelo cuando se trasladó a Madrid. "Duró poco porque en esa casa no se querían novedades". Tampoco sirvieron de nada las opiniones del célebre Lluís Llongueras, que "la modernizó, le dijo que no se pusiera más rulos" y le recomendó "optar por cepillo y secador de mano". A Sofía no le gustó la idea y pronto prescindió de sus servicios.

El motivo que se esconde detrás del peinado de Sofía

Lo cierto es que no hay un motivo expreso por el que la emérita haya permanecido en la inamovible idea de no mover un solo mechón de su lugar. Al menos, no de boca de la propia Sofía, aunque se sobreentiende la comodidad y confianza que le garantiza un corte con el que convive desde hace décadas. De ahí que Fausto Sacristán, el sucesor de Llongueras, "no quiso introducir nunca ningún cambio" porque "se encontraba favorecida".

Sofía Juan Carlos 1960
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Eso sí, Eyre recuerda una importante influencia en este estilo que remite a al parecer de su madre Federica de Hannover y a Alexandre de París, peluquero habitual de la mujer de Pablo I y el primero que se le conoce a Sofía. Él fue quien le metió tijera en su juventud, en el paso de la Familia Real griega por París durante el retorno al país heleno después del exilio, y dio con el todavía inconfundible "pelo casco". Por entonces, ella quedó encantada con el resultado. Hasta el punto de confiar por siempre jamás en su particular creación.

El reciente fallecimiento de Francisco segura, su último peluquero

El último peluquero que se conoce en la lista de encargados del peinado de doña Sofía es Francisco Segura. Un nombre que recientemente ha ganado notoriedad en los medios de comunicación por su fallecimiento. Noticia compartida por el equipo de profesionales con los que trabajaba, y que en las redes sociales se despidió del estilista favorito de la 'royal' de un tiempo a esta parte "con profunda tristeza". "Fue peluquero de confianza de la reina Sofía, acompañándola en incontables viajes oficiales, donde su profesionalismo, dedicación y discreción siempre estuvieron presentes". Un último y desgarrador adiós al responsable de mantener intacto este icónico peinado.