Los más observadores de la Corona española se habrán acostumbrado rápido a ver a sus principales personajes danzando de un lado a otro. Día sí y día también, afrontando gestiones de toda índole. Bastaría con revisar la agenda del núcleo duro de la Casa Real durante la primera mitad de esta temporada estival para dar por usual el devenir de las apariciones en escena. Pero es que de usual tiene más bien poco. Y no porque los Reyes no hayan cumplido con sus compromisos a lo largo del año, porque así ha sido, sino porque ahora también han entrado sus hijas en la ecuación. Con Leonor como gran protagonista de todo tipo de actos y situaciones desde que es mayor de edad. Desde que se prepara a conciencia para ser la futura Reina, con la presión que el rol conlleva, pero sin olvidar a su hermana. La infanta Sofía, cada vez más presente.
Y es que hubo un tiempo en el que a la benjamina de Zarzuela se le llegó a atribuir el título de 'olvidada'. Cuestiones que pudieran parecer nimias, como los pocos regalos que recibió en el año pasado, daban a pensar que el pueblo no la tenía tan en mente como al resto. Más todavía en un año tan particular como este último, en el que, por primera vez, se ha instalado en Gales para estudiar el primer curso de Bachillerato Internacional. Distancia física que la ha mantenido alejada de lo oficial, mientras su hermana mayor sacaba hueco entre sus maniobras en la Academia Militar para dar la cara cuando se le requería. En el marco de un inevitable paso atrás por parte de la infanta. O al menos eso parecía, porque desde que terminó el curso escolar, Sofía ha demostrado haber encontrado un nicho en el que tener su propio lugar y convertirse en imprescindible: los deportes.
Sofía ya no se esconde y sigue los pasos de su hermana
En realidad, esa presencia de la menor de las hijas de Felipe VI y Letizia en este ámbito se ha gestado como algo orgánico. En ningún caso ha sido una decisión impuesta, puesto que la voluntad de dar ese significativo paso al frente ha nacido de los intereses naturales de la propia Sofía. La determinación de dejar de 'esconderse' y, de algún modo, seguir los pasos de la Princesa de Asturias en lo que respecta a convertirse en un rostro cada vez más visible de la institución. Es por eso que, a ojos de muchos, su papel comienza a ser indispensable, ya que parece ser la más entregada en el terreno deportivo -con el permiso de su primo Pablo Urdangarin- de la nueva generación de Borbones. Sin pausa, pero sin prisa, y optando por hacerlo en los torneos y competiciones más destacados, más allá de lo protocolario.
Y es que evidente que la infanta cumple con creces en su compromiso con la Corona en todo momento. Lo ha constatado en repetidas ocasiones, tras meses de ausencia, en la solemnidad de eventos como la reciente conmemoración del X aniversario del reinado de su padre. También como acompañante inseparable de Leonor en los días de la heredera en Cataluña, con motivo de la entrega de los Premios Princesa de Girona de 2024. Juntas de principio a fin, a pesar de ser la primera en la línea de sucesión el principal reclamo de las jornadas, pero en una dinámica de unión que se repite. Para muestra, la implicación de ambas en la celebración de los Juegos Olímpicos de París.
Con una sonrisa de oreja a oreja, princesa e infanta se están mostrando dispuestas a apoyar a los atletas que se lo juegan todo por llenar de éxitos el medallero español. Días de no parar en un incesante periplo que comenzaron en el partido de tenis que enfrentó a Carlos Alcaraz y Rafa Nadal contra los argentinos Máximo González y Andrés Molteni. Desde entonces, cada vez son más las disciplinas a las que no han quitado ojo desde la grada. Desde el bádminton o el hockey, pasando por deportes de agua como la natación o el waterpolo. Con un punto de unión entre todas esas veces, que además remarca aquello de que Sofía es una pieza indispensable. ¿Por qué? Porque su asistencia parece ir de la mano con los buenos resultados de la delegación española.
El apodo internacional que convierte a la infanta en pieza indispensable
No es de extrañar que incluso la prensa internacional se haya hecho eco de este curioso "fenómeno" que aúna la presencia de la infanta con el éxito de los deportistas -y equipos- españoles. Y de qué manera. Desde revistas británicas hasta la versión italiana de 'Vanity Fair', los periodistas han terminado por acuñarla el "talismán Sofía". A las pruebas se remiten. Alcaraz y Nadal se impusieron a los argentinos y el equipo español de waterpolo se impuso a Australia. También el de hockey a Gran Bretaña, mientras que Carolina Marín ganó a la suiza Jenjira Stadelmann en el partido de bádminton donde se dejó ver. Casualidades que han terminado otorgándole este divertido apodo desde los medios extranjeros que la desmarca de su hermana. ¿Por qué no incluirla en la ecuación cuando ella también ha presenciado esos triunfos?
Por dos motivos principales. Porque la XXXIII Olimpiada no es la primera vez que esto sucede. Sin Leonor, pero sí junto a su madre y a su padre, Sofía también hizo gala de su afición por el deporte en otros dos importantes triunfos de España. Su afición por el fútbol, para precisar. La infanta aceptó acompañar a Letizia en la final del Mundial Femenino de 2023, así como en la reciente final de la Eurocopa. Dos momentos de máxima alegría con ella como elemento común. ¿Coincidencia? Algunos se atreven a decir que no.