Pasa el ecuador del mes de agosto y no son pocos los que ya han podido gozar del merecido retiro vacacional. Ese retiro que, en el caso de los Reyes, pareciera no llegar nunca en las semanas previas a su inicio. Fueron meses de incontables -e ineludibles compromisos- que incluso se acentuaron con la llegada de sus hijas para la temporada estival. De la mano de la princesa Leonor y la infanta Sofía, Sus Majestades celebraron el X aniversario de la proclamación de Felipe VI, se acercaron a Lloret de Mar para los Premios Princesa de Girona y no faltaron a su cita con los Juegos Olímpicos de París.
Tareas que en última instancia, en ese periplo por la capital francesa, terminaron por repartirse. Tan sencillo como que los padres debían pasar también por Mallorca, lugar 'oficial' de las vacaciones de los Borbones, para la tradicional recepción con autoridades en el Palacio de la Almudaina. Las niñas serían las encargadas de suplir su figura en la XXXIII Olimpiada durante las primeras jornadas, y después se intercambiarían las gestiones, siendo ellas quiénes se desplazaron hasta el Palacio de Marivent. De aquí para allá, sin parar, hasta que por fin llegó el ansiado descanso privado. Y compartido, porque según apuntan los expertos, no han estado solos en esta ocasión.
Las vacaciones de los Reyes más allá de Mallorca
No es novedad alguna para los más observadores de la Corona que los Reyes y sus hijas hacen un viaje fuera del marco institucional cada verano. Es esa su forma de evadirse de tantísimas responsabilidades, así como de reencontrarse, pues en esta ocasión han pasado el curso escolar separados de sus hijas. Con Leonor en la Academia General Militar de Zaragoza y Sofía internada en el UWC Atlantic College de Gales, nada mejor para disfrutar del tiempo de calidad en familia que hacerlo sin la habitual presión mediática.
Esa presión siempre ineludible durante sus días en Mallorca, que en esta ocasión han sido menos que de costumbre. No solo eso, sino que todos juntos han coincidido más bien poco. Tan solo se dieron dos estampas familiares. La de una cena -junto a Irene de Grecia y Tatiana Radziwill y su marido- en el restaurante Mía del Portitxol, y la de una salida de chicas para hacer algunas compras por Palma. Sin posados oficiales y lo justo y necesario para poder hacer maletas y emprender el viaje más deseado por todos.
Viaje blindado donde los haya, aunque siempre acabe por descubrirse el destino elegido por el soberano, su esposa y sus dos hijas. En esta ocasión, Grecia, tierra natal de la emérita, también incluida en la travesía. El lugar lo constataría el registro de despegues y aterrizajes del Falcon, el avión privado del que se valen los Reyes para sus viajes, que los ubica allí desde el pasado 8 de agosto. Poco o nada más se sabía al respecto, más allá de que doña Sofía se había desplazado junto a ellos, así como que el Rey había regresado al país heleno tras su reciente viaje a la República Dominicana para la toma de posesión del Presidente electo el pasado 15 de agosto.
Fue el tuitero Jose Moreno, experto en Casa Real, quien arrojó más luz al asunto. "La Familia Real española disfruta de sus vacaciones privadas en Grecia", confirmaba, para después añadir un nuevo dato: podrían no haber estado solos. "Fuentes me indican que hubo una invitación por parte de Máxima de los Países Bajos para veranear junto a la princesa Leonor e infanta Sofía. Ambas familias podrían haber coincidido a lo largo de estas vacaciones sin que haya trascendido", puntualizaba Moreno en su publicación, poniendo sobre la mesa un nuevo escenario que trasciende el núcleo duro de la Familia Real. ¿Ha sido así? ¿A qué se debe esta cercanía con el monarca y la consorte de Holanda?
La cercanía de Felipe y Letizia con Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda
De ser así, lo más probable es que no haya confirmación alguna. Por algo son las vacaciones privadas, al fin y al cabo. Sea como fuere, el mismo internauta que difundía la información aprovechaba para señalar que "esta invitación surge como agradecimiento por el buen trato a Amalia durante su estancia en Madrid, quien tuvo que trasladarse a la capital de España tras ser amenazada en su país". Y es que no sería ninguna locura que Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda hubieran querido contar con ellos para disfrutar de unos días en su casa de lujo con vistas al Mar Egeo. La buena sintonía entre las dos familias es cada vez más palpable.
Quedó constancia de ello en el último viaje de Estado de Felipe y Letizia a los Países Bajos, que tuvo lugar el pasado mes de abril. En Ámsterdam pasaron mucho tiempo juntos y no dudaron en alabarse mutuamente durante el banquete real, además de referir a la situación de la princesa heredera de los Países Bajos. La primogénita del Rey de Holanda, que ha vivido una temporada en Madrid para refugiarse de la persecución de la Mocro Mafia. Un pretexto difícil, pero que ha estrechado lazos entre ella y los Reyes de España.
Basta con revisar las imágenes del día en el que Amalia y Felipe coincidieron en las gradas durante una de las jornadas de los Juegos Olímpicos. Nada de mantener la compostura por razones protocolarias. Princesa y Rey se abrazaban para celebrar los triunfos y se apoyaban cuando el resultado se intuía menos favorable. Indiscutiblemente próximos, como si ellos también fuesen familia.