Un "gran shock". Así describió Kate Middleton ante la atenta mirada del mundo cómo recibió la noticia de que padecía un cáncer. Fue el pasado 22 de marzo, cuando tras muchas semanas de ausencia de la vida pública y la rumorología en auge, la duquesa de Cambridge tomó la determinación de contar su realidad. Todo para poder mantenerse al margen de sus obligaciones como 'royal' durante el tiempo de tratamiento que, afortunadamente, ya ha concluido.

En el principio del pasado septiembre y tras un verano en el que solamente se la vio en público en el desfile 'Trooping The Colour' y la final masculina del torneo de tenis de Wimbledon, su figura continuó en el segundo plano previsto. Necesario para poder curarse y volver con fuerzas, tal y como lo hizo en un vídeo junto a su familia publicado en los perfiles oficiales de redes sociales de los príncipes de Gales. Ahora, por fin habiendo terminado los ciclos de quimioterapia prescritos por los facultativos, el cáncer ha remitido.

Un nuevo escenario tras tantos meses de angustia, intranquilidad y preocupación en el seno de la Casa Real británica. Por suerte, y haciendo gala de su inmarchitable voluntad de cumplir con sus compromisos, la princesa heredera consorte ya ha comenzado a retomar su agenda. Eso sí, con algunos cambios. No solo en lo práctico, pues ahora está más implicada que nunca en las causas relacionadas con aquellos que viven una situación tan dura como la que ella ha experimentado. También hay un cambio de rumbo en su faceta personal, con un interés creciente en torno a la religión.

La fe, el nuevo motor de Kate del que Guillermo "se avergüenza"

Es inevitable apuntar a la serenidad con la que Kate comunicó a los súbditos de la Corona inglesa que, aunque su "camino hacia la curación y la recuperación total es largo", se encuentra mucho mejor. Dispuesta a volver poco a poco a todas aquellas rutinas que tuvo que pausar de forma abrupta a principios del 2024 con una energía renovada. Cargando con una experiencia compleja a su espalda en la que, según se ha publicado, la fe ha sido una de sus principales guías para poder seguir adelante en este largo proceso.

Sí, la fe. Un factor clave que le ha permitido a la nuera de Carlos III encontrar consuelo y sosiego en los momentos más oscuros. Así lo ha señalado Robert Hardman, escritor de la biografía 'Charles III: New King, New Court. The Inside Story'. Un libro en el que también hay espacio para hablar de la enfermedad de la princesa de Gales y de cómo el diagnóstico provocó que se haya "interesado más" por la religión.

Kate Middleton y Guillermo
Gtres

Una faceta espiritual que le habría brindado la fortaleza necesaria cuando le era difícil encontrarla, y es que según apunta un amigo cercano a la familia, en la iglesia "las cosas son más esperanzadoras para ella". No obstante, en ningún caso parece que entre los planes de esta 'nueva Kate' asistir a misa cada domingo. "Puede que vaya en Navidad y Pascua, pero eso es todo", se ha referido desde palacio. ¿Quizás porque a Guillermo no le convence demasiado este mundo?

En sus escritos, Hardman no duda en aludir a la figura del príncipe heredero, siempre al lado de su esposa y un punto de apoyo indispensable durante esta convulsa etapa de su vida. Sea como fuere, en lo que al ámbito religioso se refiere, habla del futuro Rey como "un joven moderno" que no termina de encajar con las ideas más tradicionales de la fe. Incluso advierte el autor de que "se avergüenza de ciertos aspectos del ceremonial y de la religión", dando a entender que los nuevos intereses de su mujer le disgustaría más que agradarle.

Una influencia religiosa que nace del entorno familiar

Nuevos o no tan nuevos intereses, puesto que como otros miembros de 'La Firma', ya antes de pasar por este bache de salud tenía Kate muy presente la citada fe en su vida. Puede que con menor fervor, pero siempre arraigada a su pasado. A fin de cuentas, su familia la crio rodeada de valores cristianos de la fe anglicana, y eso también se vio reflejado en su educación, desde el Marlborough College hasta la Universidad de St. Andrews. También en su matrimonio, pues antes de pasar por el altar con Guillermo quiso reafirmar su fe confirmándose en la Iglesia de Inglaterra.

No era necesario hacerlo, pero ella no se lo pensó dos veces. Al igual que, salvo en algunas situaciones excepcionales, nunca se ha perdido los servicios de Navidad en Sandringham o las ceremonias de Pascua. Ceremonias religiosas que entroncan directamente con las convicciones del rey Carlos III, que a diferencia de su primogénito sí vive con intensidad su espiritualidad. Así lo hacía también la fallecida Isabel II, abuela de Guillermo, que hermanó la fe cristina con su vida pública y privada.