El próximo 20 de noviembre se cumple una década del fallecimiento de Cayetana Fitz-James Stuart. Uno de los nombres con más historia y reconocimiento en la aristocracia española, aunque la gran mayoría la conocieran por el principal de los títulos nobiliarios que ostentaba. Porque no, el de duquesa de Alba -y jefa de la casa de Alba- no era el único. Sí el más destacado, pues era la tercera mujer que se hacía con él por derecho propio. Y eso que más allá de ser reconocida por el 'Libro Guinness de los récords' como la persona con más títulos que cualquier otro noble en el mundo, también tuvo tiempo para enamorarse.

Tres veces, además. Al menos, tres fueron las veces que la catorce veces grandes de España pasó por el altar. Primero en el año 1947, cuando entonó el 'sí, quiero' con su primer marido. El noble Luis Martínez de Irujo, su gran amor de juventud y también el padre de sus seis hijos. Casi tres décadas pasó junto a él, pero en 1972 y tan solo cuatro años después del nacimiento de Eugenia, se separaron definitivamente. Una nueva etapa para ella, que en el 78 apostó por unas segundas nupcias Jesús Aguirre. Tampoco las definitivas, porque en el 2001 él falleció y ella enviudó. Sin que nadie augurase que diez años después, a sus ochenta y cinco años, celebraría un tercer enlace con Alfonso Díez.

Ese hombre que hasta el 2008, cuando comenzó a salir con Cayetana, era un absoluto desconocido para muchos y pronto se convirtió en un reclamo para la crónica de salones. A fin de cuentas, no solo resultaba llamativo ver a la duquesa aventurarse a probar suerte con un tercer matrimonio a pesar de su longeva edad, sino también llamaba la atención el abismo de edad que los separaba. Alfonso, hijo del militar de Infantería José Díez, era veinticuatro años menor que ella. Y solo tres pudo disfrutar de su amor tras pasar por el altar. En 2011 se casaron. En 2014, su mujer falleció tras complicarse una neumonía derivada de una gastroenteritis.

¿Cómo es la vida de Alfonso 10 años después de morir Cayetana?

A pesar de que su matrimonio con Cayetana le valió para ser objeto de interés de la prensa, en ningún caso pareció estar nunca entre los objetivos de Alfonso que así fuese. Y eso que tan solo un año después de casarse con la duquesa comenzó su andadura como colaborador de un diario. De 'ABC', para precisar, donde apostó por ser crítico cinematográfico. Sea como fuere, ese desapego de la exposición ha quedado latente en la década que lleva viudo, de modo que sus apariciones públicas son muy aisladas y de un tiempo a esta parte solamente se dan en fechas señaladas.

Alfonso Díez
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Fue el pasado mayo, cuando con motivo del bautizo del hijo de los duques de Osorno, las cámaras de la prensa volvieron a captarlo. Una celebración familiar que, más allá de servir para demostrar que Alfonso sigue muy ligado a los allegados de la que fue su esposa, también mostró su imagen actual, con un cambio físico considerable. Tanto como para que algunos medios lo acuñasen irreconocible, aunque de este asunto ya se hablase en el 2022 cuando acudió a un evento de la Fundación Bertín Osborne y su nuevo rostro quedó al descubierto.

En cualquier caso, este retorno de Díez a la primera línea sirvió como antesala de otra reaparición todavía más reciente. Una fuera de los grandes eventos y que se sirve como la demostración de su nueva rutina, discreta y tranquila. Sea en su Palencia natal, a donde se escapa con frecuencia, o en Madrid, donde lleva una vida apacible y procura mantenerse al margen del ruido del universo 'celebrity'. Precisamente en la capital es donde lo han interceptado en esta última ocasión. Vestido con una camisa azul claro, pantalones beige, chaleco oscuro, parka verde militar y una boina del mismo color. 'Look' causal para un rato de compras por la Milla de Oro, la zona con más tiendas de lujo de la ciudad.

El imborrable recuerdo de su boda y una herencia de lujo

Alfonso no se ha vuelto a casar y mantiene vivo el imborrable recuerdo del día en el que por fin selló su amor con la desaparecida Cayetana. Llevaban tres años como novios, aunque en realidad se conocían desde hacía mucho más tiempo, pues él era amigo de Jesús, el difunto segundo marido de la duquesa. El caso es que, ni corta ni perezosa y sin importarle las críticas del resto, la jefa de los Alba optó por enfrentarse a sus familiares y celebrar esta tercera boda en el Palacio de las Dueñas de Sevilla. Justo cuando todos se preguntaban, ¿qué pasaría ahora con su enorme fortuna el día que ella faltase?

Cayetana Fitz James Alfonso Diez
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Lamentablemente, no hubo que esperar demasiado para conocer el resultado del reparto de bienes que dejó la herencia valorada en 1.000 millones de euros. De hecho, ni siquiera hubo que esperar a que Cayetana falleciese, porque ya en vida había hecho saber cómo quedarían divididos su patrimonio y sus títulos tras morir. Y así quedaría fijado que Alfonso solo recibiría lo estipulado por ley, que era el 25% del usufructo de la mejora. Un total de cerca de un millón de euros, que élinvirtió en un piso de lujo con más de 197 metros cuadrados construidos ubicado en la calle Fernández de la Hoz, en el barrio de Chamberí. Su nuevo y flamante domicilio.