Ni toros ni dientes. Julia Janeiro lleva teniéndolo claro toda su corta vida. Ella es la segunda hija para Jesulín de Ubrique, y la primera para María José Campanario. Lo tenía todo para ser famosa desde su nacimiento, pero, curiosamente, su historia vital ha discurrido más en los márgenes de los flashes que siendo el objetivo de estos. 

“Mi hija no es ningún mono de feria”, repetía Campanario a los micrófonos de ‘Aquí hay tomate’, al comienzo de los años dos mil. El matrimonio blindó a sus dos vástagos y se preocupó de que absolutamente nadie conociera sus rostros. Cuando Julia Janeiro alcanzó la mayoría de edad se produjo un despixelado masivo de la joven. Todo el mundo quería conocer cómo era la cara de la hija de uno de los toreros más famosos de este país, y ella no decepcionó. 

Más de 200.000 seguidores en redes

Con una estética a medio camino entre una Kardashian y tu tiktoker especializada en ‘make up’ de confianza, Julia entró en el mundo de la fama por la puerta grande. Sus redes, de la noche a la mañana, explotaron de seguidores. Sus cuentas dejaron de ser privadas para convertirse en públicas y, con ello, llegó la exposición que hasta entonces no había tenido. 

Decidió que ella sería la dueña de sus palabras y de sus silencios. Se marcó como objetivo desligarse de todo lo que tuviera que ver, tanto de la fama de sus padres, como de lo que estos representaban. No comparte detalles familiares y centra su contenido en una única persona: ella misma. Ella es el propio sol de su sistema solar. No crece a la sombra de nadie, irradia la luz que todo lo ilumina por ella misma. 

Julia presumiendo de vestido, Julia mostrando su nuevo peinado, Julia promocionando a una marca de bikinis. Julia, Julia, Julia. No parece necesitar nada más que a sí misma. De hecho, ha hecho de su imagen su gran activo comercial, puesto que cuenta con más de 200 mil seguidores en redes. Esto,  en términos oportunidades laborales, se traduce en jugosas campañas para trabajar con marcas, ya que se presupone gran capacidad de influir a la persona. Una estupenda prescriptora de estilo de vida, que comparte con sus cientos de seguidores sus mejores recomendaciones.

El nuevo trabajo de Julia Janeiro

Julia Janeiro ha regresado a la rutina de Madrid, donde vive instalada desde que cumplió la mayoría de edad, con una nueva oportunidad laboral. Y es que la hija de María José Campanario se ha convertido en una de las relaciones públicas que promocionan un lujoso restaurante de la capital. El miércoles 11 de septiembre empezó su curro. ¿Qué tenía que hacer? Vestirse ideal y acudir puntual a su cita en el local. Y, a continuación, sacar del mini bolso su móvil. Había que fotografiarlo todo. 

julia janeiro
@julsjaneiro

Foto de Julia en el restaurante. Foto del tartar de atún de Julia. De las croquetas. De las albóndigas… Janeiro se dio un verdadero festín en este restaurante especializado en productos del mar. No lo hizo por gusto. Estaba trabajado. Tenía que mostrar a sus 200.000 seguidores la suculenta carta del local. Para eso han querido contratarla. Ella es el nuevo anuncio viviente de este negocio. 

¿Qué está estudiando Julia Janeiro?

Y no son sus únicos planes. Julia Janeiro vuelve a las aulas, retomando una de sus grandes pasiones y a lo que le gustaría dedicarse el día de mañana: el maquillaje. Mientras que su madre se formó como dentista, especializándose en ortodoncias cuando ya tenía a sus dos hijos en el mundo, su descendiente mayor también está preocupada por la estética, pero desde otro lado bien distinto. 

Tras varios cursos de formación profesional desde que acabó el instituto, la hija de María José Campanario y Jesulín de Ubrique tiene claro que su futuro pasa por las brochas y las bases. Ahora se ha matriculado en una de las academias de mayor prestigio de la capital, la de Alberto Dugarte, conocido por maquillar a un buen número de personajes famosos, entre ellos, Isabel Pantoja. Además, sus pupilos suelen acabar trabajando en la televisión. 

Julia Janeiro parece tener claro que las redes solo son un lucrativo entretenimiento mientras consigue su sueño: ser maquilladora profesional. Desde que cumplió la mayoría de edad han querido adjudicarle posibles participaciones en diferentes programas de televisión, pero ella, vez tras vez, ha demostrado que no quería televisión.

No voy a ir a ningún reality”, zanjaba en Instagram cuando sus seguidores querían saber sobre qué había de cierto en los rumores. El tiempo le fue dando la razón. Desde que se convirtió en mayor de edad, ha tenido sobre la mesa infinidad de propuestas con cachés altisimos a los que ella ha dicho que no. Prefiere ser dueña de su propia imagen en las redes, y no depender de una productora detrás. Ese no es su sueño. 

Julia Janeiro no quiere saber nada de televisión

Su comportamiento es llamativo. Su caso roza la excepción. Su hermana mayor, Andrea, tomó una decisión aún más radical cuando cumplió los 18 aós y pidió ser reconocida como persona anónima y no como personaje por ser, simplemente, hija de Jesulín y Belén Esteban. Julia lo hizo a su manera, exponiéndose, pero solo bajo sus normas

Tanto Jesús Janeiro como María José Campanario han comercializado con sus vidas. Han hecho exclusivas en las que han hablado de embarazos, de su relación y, por supuesto, también vendieron su boda. El matrimonio se permite un doble rasero que la prensa no tolera, el de ser personaje solo cuando hay intercambio económico de por medio. Es curioso como su propia hija, a sus 21 años, parece haber aprendido la lección antes que ellos. No necesita a la prensa para ser famosa. Tampoco necesita a sus padres  para vivir de sus respectivas profesiones. Julia está centrada en construir su propio camino. Y, quién sabe, puede que el día de mañana tenga que maquillar a sus progenitores antes de entrar a conceder una entrevista en un plató.