Hoy amanece un día especial en Mónaco, y es que Caroline Louise Marguerite Grimaldi, que es el nombre completo de Carolina de Mónaco, celebra hoy su cumpleaños. La princesa, que cumple 68 años, se ha configurado como una de las ‘royals’ más queridas, seguidas e inspiradoras de la historia. 

Elegante, culta y discreta, la hija mayor de Rainiero III y Grace Kelly ha sabido sobrellevar las alegrías y las tragedias que han marcado su vida, manteniéndose siempre fiel a su papel como referente de la familia Grimaldi y como una mujer moderna que ha dado un nuevo sentido a las casas reales europeas. 

Carolina de Mónaco
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Cada año que pasa, vemos cómo Carolina de Mónaco no solamente se muestra más ella misma, sino que está siendo capaz de comprender perfectamente su papel como hermana del monarca, formando parte de la familia real, y también como madre, mientras sus hijos, que ya son grandes y han creado sus propias familias. Ahora repasamos sus 68 apasionantes años, su nueva vida y cómo se encuentra en la actualidad. 

Una vida apasionante 

Carolina de Mónaco nació en enero del año 1957 en el Principado de Mónaco, apenas un año después de que sus padres, el príncipe Rainiero y la actriz Grace Kelly, contrajeran matrimonio revolucionando al mundo por completo. Fue su primera hija y, con ella, una tremenda y nueva ilusión como padres. Desde ese momento, estuvo destinada, inevitablemente, a la atención mediática, aunque sus padres intentaron ofrecerle una infancia lo más normal posible dentro de lo que suponía ser las personas más famosas del mundo en su momento. Educada en prestigiosas instituciones en Francia y Suiza, Carolina desarrolló por completo su pasión por las artes y los idiomas, formándose también en Filosofía en la Sorbona de París.

Grace Kelly y Carlota
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Los amores de las Princesa 

La vida amorosa de Carolina ha sido tan intensa como su vida pública. Su primer matrimonio, en 1978, fue con Philippe Junot, un banquero francés. Sin embargo, esta unión fue breve y terminó en divorcio dos años después. En 1983, Carolina encontró el amor nuevamente junto al italiano Stefano Casiraghi, con quien tuvo tres hijos: Andrea, Charlotte y Pierre.

La pareja representó la vida familiar por la que Carolina tanto había luchado, pero su felicidad se vio truncada en 1990 con la trágica muerte de Casiraghi en un accidente de lancha. Su tercer matrimonio, en 1999, fue con Ernesto de Hannover, con quien tuvo a su hija Alexandra. Desde entonces, no se le conoce pareja “Caroline no necesita un hombre en quien apoyarse. Ella es mucho más el punto de anclaje para sus seres queridos”, definieron desde el diario Bunte. 

Una relación “fría” con sus hijos

Carolina ha sido siempre una madre dedicada, aunque su relación con sus hijos adultos ha sufrido altibajos en los últimos años. Andrea, Charlotte, Pierre y Alexandra han construido sus propias vidas, pero los desacuerdos entre ellos y sus respectivas parejas han generado tensiones familiares.

A medida que sus hijos han ido creciendo, cada uno ha afrontado su vida de formas muy diferentes. Con sus parejas, países diferentes donde vivir y nuevos proyectos personales, parece ser que actualmente, la relación entre la princesa y sus hijos sea un tanto fría. Aunque nunca ha trascendido ningún problema entre ellos, lo cierto es que recientemente no hemos visto muchos encuentros familiares en la familia de Carolina.

Grimaldi
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Según fuentes cercanas al entorno de la princesa, Carolina no mantiene una relación cercana con algunos de sus yernos y nueras, lo que ha provocado una distancia emocional con sus hijos. La propia hija de Carolina, Carlota Casiraghi, ha declarado que, aunque la relación con su madre es buena, ella la define como que “sigue siendo ambivalente. Tienes la sensación de que incluso cuando tienes tus propios hijos, sigues luchando por encontrar tu propio espacio”, explica la ‘royal. Además, según explica Álex Ander en la Revista Lecturas, “Dicen las malas lenguas que Carolina recibió con frialdad a Beatrice, primero, porque la mujer pertenecía a un gremio (el de los periodistas) que siempre fue bastante duro y crítico con ella”.

Una abuela entregada 

A sus 68 años, Carolina de Mónaco vive un periodo de tranquilidad. Reside principalmente en su refugio de Roc Agel, alejada de los focos mediáticos, aunque sigue cumpliendo con sus deberes institucionales y culturales en el Principado de Mónaco. Carolina también se ha convertido en un apoyo fundamental para su hermano menor, el príncipe Alberto, especialmente en los momentos complicados que ha atravesado el Principado. Y, aunque las relaciones con sus hijos puedan ser complicadas, su dedicación como abuela es sublime. 

Con siete nietos a quienes adora, se asegura de estar siempre pendiente de sus necesidades y logros, participando activamente en sus vidas siempre que le es posible. De hecho, su implicación es tal, que la prensa monegasca incluso la ha apodado, en alguna ocasiones, como “la abuela más bella de Mónaco”, recordando así que, además de familiar, Carolina de Mónaco ha sido uno de los mayores iconos de belleza y estilo de su generación.