Saber cómo es el hogar de los famosos es un placer tan culpable como inevitable. Con qué decoran los cuartos o cuáles son sus espacios para favoritos relajarse. Es una forma de acercarse a las personas de a pie que está a la orden del día. Basta con revisar que no son pocas las caras conocidas del 'star-system' que apuestan por enseñar ese rincón privado al que llaman 'casa'. No es de extrañar, pues, que esto se acentúe todavía más en el caso de la realeza. Esa dubitación perenne por descubrir cómo es realmente el inmueble que Felipe y Letizia habitan desde que se enamoraron.
Más interesante resulta a sabiendas de la vida anterior de la Reina. Plebeya y periodista, en ningún caso estaba acostumbrada a disponer de dependencias tan ostentosas como las que desde hace dos décadas son parte consubstancial de su cotidianidad. De hecho, no son pocas las veces que se ha hecho referencia al austero piso que había adquirido en el barrio madrileño de Valdebernardo —el mismo que su hermana Erika habitó años más tarde— antes de mudarse. Trasladarse Pabellón del Príncipe, que se le conoce, aunque de conocido tenga más bien poco. Al fin y al cabo, no queda exento del hermetismo con el que la Casa Real preserva la confidencialidad de su faceta menos oficial.
Un lugar con historia, ornamentado al gusto del Rey
Aunque siempre quede la duda sobre cómo se gestó realmente la inquebrantable unión entre los actuales Reyes, una de las teorías más repetidas por la crónica 'royal' es la que alude a una primera conversación sobre sus viviendas. En 2002, y antes de comenzar su relación con Letizia, Felipe se había mudado a la que por entonces era su 'casa de soltero'. Fuera del Palacio Real, pues la monarquía no vivía allí, ya que el lugar elegido por los Borbones para hacer vida era el recinto palaciego de la Zarzuela. Allí mismo, y a un kilómetro de distancia del edificio principal, se instalaba el entonces Príncipe de Asturias.
En aquel presunto primer encuentro, en una cena organizada por el periodista Pedro Erquicia, compartieron una charla sobre sus respectivas mudanzas. Fue entonces cuando Felipe bromeó sobre la diferencia de tamaño entre sus casas, puesto que el apartamento de Letizia tenía 80 metros cuadrados, mientras que sus dependencias disponen con casi 1.800 divididos en cuatro plantas. Una obra de más de 4 millones de euros diseñada por Manuel del Río, el arquitecto del Estado, inspirada en el renacimiento más castellano.
Lugar de ensueño que pronto se convirtió también en la casa de Letizia. Y de Leonor, y de Sofía, cuando la Princesa de Asturias y la infanta llegaron al mundo. Y lo sigue siendo, además, puesto que Felipe VI prefirió seguir ubicado en el espacio que los vio crecer como familia después de ser coronado Rey en el 2014. Una década después, solo el matrimonio está allí. Guardianes de un enclave cuyos rincones han visto la luz en muy pocas ocasiones. Sea como fuere, los afortunados que han paseado por sus estancias interiores han arrojado luz al respecto para deleite de los más curiosos.
Las imágenes del interior de la 'casa' de Felipe VI y Letizia
Fue en el mismo 2002, en junio y pocos días antes de la mudanza, cuando algunos periodistas invitados por Felipe VI tuvieron la oportunidad de ojear el Pabellón. Sus crónicas sirvieron para dibujar el tan ansiado esquema mental sobre la organización del emplazamiento. En las crónicas que se publicaron se hablaba de un 'hall', que conduce al despacho del Rey y su ayudante, además de una sala de espera, biblioteca, el comedor oficial y hasta una cocina con 'office'.
Del 'hall' nace también una escalinata en hierro y madera. Es esa la que conduce a la planta primera, donde están "el dormitorio del Príncipe, que se completa con dos vestidores y dos cuartos de baño", apuntó 'El País'. Tres dormitorios con dos baños y otro aseo y un despacho con su antedespacho completan la planta más familiar, porque en el resto hay más bien dependencias para el personal que trabaja la casa, un semisótano en el que está la cocina principal y un almacén. También una buhardilla, en la que "inicialmente se pensó instalar un gimnasio", señalaba por entonces el citado diario.
No fueron pocos los diseñadores que participaron en la ornamentación del espacio. Patricia Sanchiz Castañé, una de las interioristas implicadas, expuso a 'Vanity Fair' que "para decorar la vivienda se invitó a los interioristas españoles a que participasen en un concurso". "Les gustaron los proyectos de Francisco Muñoz y el mío (...). Paco se ocupó de la planta superior, donde están los dormitorios y salas de uso privado del rey, y yo de la planta oficial, la de recibir", contó, para después añadir que "todo era consensuado".
¿Con quién? ¡Con Felipe! El Rey "se implicó en todo. Don Juan Carlos y doña Sofía no intervinieron (...). Trabajé a solas con don Felipe, que tiene muy buen gusto y ojo para la decoración". Y así se confeccionó una distribución del mobiliario que cuenta con piezas de Patrimonio Nacional, así como con la herencia de sus antecesores. Sin ir más lejos, la mesa y las sillas del comedor pertenecieron a su abuelo Juan, el conde de Barcelona.
En 2018, y con motivo del 50 cumpleaños del Rey, Casa Real compartió algunas imágenes de la vida diaria del soberano. Fuera de casa —e incluso en el coche—, pero también dentro. Junto a su esposa y sus hijas. Comiendo y charlando, como una familia al uso. Fue entonces cuando Sanchiz Castañé confirmó a la revista antes citada que "todo sigue tal como lo dejé". Obras de arte incluidas, porque no iban a faltar elementos decorativos tan valiosos. Desde un grabado del donostiarra Eduardo Chillida hasta un cuadro del pintor Rafael Canogar, pasando por tapices del siglo XVII. No falta detalle.
Más allá del interior: todo lo que alberga el jardín privado de los Reyes
Como en toda vivienda de estas características, y dejando de lado cuan fastuosos son sus aposentos en el interior, tampoco carecen de comodidades en el jardín. De todos modos, y aunque no abundan las imágenes de las inmediaciones del Pabellón ni del Palacio de la Zarzuela, basta con echar un ojo desde arriba para ver que no falta de nada. Una vista de satélite y la capacidad de analizar al detalle bastan para ver cómo son esos rincones más 'secretos' de la zona exterior.
Entre el verde de unos prados cuidados con mucho mimo, se esconden infraestructuras dignas de un castillo actualizado. Fue el pasado mayo de 2023, durante una recepción de los Reyes, cuando las cámaras de la prensa captaron la zona posterior al edificio principal. Felipe VI y Letizia caminaban hasta casa, serenos y junto a sus huéspedes, Gustavo Petro, el presidente de Colombia, y su mujer Verónica Alcocer. En ese breve trayecto por el paseo que lleva desde la entrada hasta la puerta del edificio, los objetivos de los fotógrafos capturaban, en la lejanía, ese 'detrás'. Con su pista de pádel y columpios rojos y amarillos, como si de la rojigualda se tratase.
Nadie que conozca bien las aficiones de la pareja real se sorprendería de conocer esto, pues Felipe es muy aficionado a jugar al pádel y Letizia es toda una 'Reina del deporte'. Por eso acompaña también, como se aprecia en la fotografía de alzado, esa gran piscina con trampolín. Y esa solo es una de ellas, pues el Pabellón del Príncipe cuenta con la suya propia. Es decir, los Reyes no tienen por qué desplazarse hasta el jardín de la residencia que habita doña Sofía para darse un chapuzón en los meses de verano. Les basta con salir al de su propia casa y gozar del sosiego más privado. Su paraíso particular.