Continúa la aventura de Leonor surcando los mares. La heredera al trono por fin ha “cruzado” el charco con el buque escuela Juan Sebastián Elcano y ha llegado a la primera ciudad sudamericana que acogerá la ruta que los jóvenes guardiamarina se encuentran realizando durante meses: Brasil le espera durante unos días antes de continuar con su travesía.
Han acabado al fin las tres semanas en alta mar necesarias para atravesar el Atlántico desde las Islas Canarias, quizá las más complicadas de la travesía, donde los retos se sucedían: desde aprender todo lo necesario para los grumetes en clases y prácticas, a convivir día a día con sus compañeros y compañeras en un espacio muy reducido y sin apenas intimidad.
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Algunos expertos han dicho que esta travesía “forjará el carácter” de la infanta, que es una oportunidad para descubrirse a ella misma y, sobre todo, para poner en valor su futura posición como cabeza de todos los ejércitos cuando sustituya a su padre en el trono, pero, ¿cómo ha sido esta travesía para Leonor y cómo se ha enfrentado la ‘royal’ a este reto personal y profesional?
Las consecuencias de 22 días en alta mar
Cuando pensamos en una travesía marítima podría parecer que Leonor está en un agradable crucero, pero nada más lejos de la realidad, las condiciones de su estancia en el buque escuela Juan Sebastián Elcano es un reto en sí mismo, tanto por la dificultad de los aprendizajes que tiene que asumir, como por la dura vida que viven los grumetes durante su estancia allí. De hecho, hemos podido ver a Leonor desde escalando hasta los cielos para recoger las velas, hasta moratones producidos por diversas prácticas.
A esta complicada situación física, también se une el reto mental y psicológico de estar lejos de casa, con poca comunicación con tu familia, y en un espacio reducido y con muy poca intimidad. Allí ha tenido que convivir con sus compañeros y compañeras, con las que comparte hasta camarote, pasar retos como “ceder” un mechón del pelo al mar, o compartir las 24 horas del día juntos.
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Ha superado la cinetosis
Durante los primeros días de travesía, la heredera al trono experimentó mareos y náuseas severas, síntomas habituales en quienes no están acostumbrados a la navegación. Tal y como se definió, sufrió cinetosis, que se trata de un problema también conocida como mareo por movimiento, y que ocurre por ejemplo cuando vamos en barco, coche o avión, entre otros ejemplos.
Es un problema muy común entre los marinos más novatos y novatas, y, según parece, con un poco de tiempo, Leonor de Borbón debería acostumbrarse al vaivén del barco. “El cerebro siente el movimiento al recibir las señales provenientes del oído interno, los ojos, los músculos y las articulaciones”, explican el portal especializado en medicina 'MedLine Plus'.
Este malestar la obligó a ausentarse de algunas actividades mientras se recuperaba en su camarote, bajo supervisión médica y con la ayuda de medicación específica para aliviar las molestias. Pero, este periodo de adaptación es también parte del proceso de formación de los guardiamarinas, que deben desarrollar resistencia ante este efecto y por eso se embarcan en esta gran travesía marítima. De hecho, la ‘royal’ ya debería haberla superado.
Cierto agobio y preocupación del rey
Tanto Leonor como sus compañeros han pasado 22 días seguidos en alta mar. En una condiciones poco cómodas y con casi ausencia total de privacidad, además de las clases, los jóvenes han tenido que realizar formación práctica y maniobras para controlar a la perfección el navío. Aunque Leonor está acostumbrada a la instrucción militar, lo cierto es que en este espacio tan reducido, podría haberse agobiado un poco. Esto habría preocupado enormemente a Felipe VI y Letizia.
Aquí en España, los monarcas también estarían algo preocupados siguiendo la travesía de su hija mayor. “El rey sigue con gran interés el recorrido de su hija y comparte con ella sus vivencias a bordo, ofreciéndole consejos para que desarrolle sus habilidades en el buque escuela”, revelan en Monarquía Confidencial.
Por su parte, la revista Caras ha tenido acceso a algunas fuentes que indican que Leonor habría mandado algunos mensajes a sus progenitores indicando que “la adaptación no está siendo sencilla” y, según añaden en la publicación, “La vida en el mar implica un nivel de sacrificio que no había experimentado antes” por lo que los reyes estarían preocupados por la heredera.
El resto de la travesía
Durante medio año, la princesa surcará los mares a lo largo de ocho países y más de 20.000 millas náuticas. Tras salir desde Cádiz y pasar por las Islas Canarias, ahora ha cruzado el Atlántico y su primera ciudad del continente americano será Brasil, donde han atracado en Salvador de Bahía, donde estarán hasta el 19 de febrero. Pero tras esto le quedan aún muchos lugares por descubrir. Luego, visitarán Montevideo (Uruguay), Punta Arenas y Valparaíso (Chile), antes de llegar a El Callao (Perú) en abril.
En mayo, pasarán por Panamá, donde cruzará el Canal, seguido de escalas en Colombia, República Dominicana y por último en América, en Nueva York. Desde allí Leonor regresará en avión a España el 10 de junio. El buque continuará su ruta con paradas en Gijón, Ferrol y finalmente Marín, concluyendo su viaje el 12 de julio en la Academia Naval.