El viaje no se detiene. Desde que el pasado 11 de enero zarpase el buque-escuela Juan Sebastián de Elcano desde Cádiz, la vida de Leonor se ha convertido en un desafío constante. No solo por la importancia de aprender todos los protocolos que está a bordo de un crucero de instrucción implica. También en materia de adaptarse a los destinos donde el navío atraca. Para su serenidad, hasta ahora todos en suelo español.
Y es que en los poco más de diez días que lleva el barco surcando los mares, tanto la princesa como el resto de guardamarinas con los que convive ya han hecho dos paradas. Ambas en el archipiélago canario. La primera en Tenerife, y la segunda en Gran Canaria. Esta última, más allá de los convencionales saludos en puerto y alguna que otra anécdota, ha resultado ciertamente preocupante. ¿El motivo? El estado físico de la heredera.
La llamativa 'herida' de Leonor en Gran Canaria
En la teoría todo parece ir viento en popa a toda vela en el gran reto de Leonor. No obstante, desde primera hora ha habido un antes y un después en lo que a su rutina se refiere. A fin de cuentas, y por mucho que lleve inmersa en el mundo castrense desde que comenzó su formación en agosto de 2023, nunca antes había tenido que hacer vida en alta mar. Con todo lo que eso implica, incluidas las magulladuras.
"Heridas de guerra", podrían acuñarse. Sobre todo atendiendo a la imagen de la hija de Felipe VI en sus primeras horas en Las Palmas de Gran Canaria el pasado 21 de enero. Allí, además de en su inmarchitable sonrisa o la complicidad con todos sus compañeros, todas las miradas apuntaron al brazo derecho de la Princesa de Asturias. ¿El motivo? El llamativo moratón que se apreciaba en él y que en Tenerife no parecía tener.
Rápidamente, todos los observadores de la Corona se preocuparon por qué le podría haber acontecido. Sea como fuere, no parece ser nada grave, más allá de las consecuencias de las actividades que lleva a cabo en la embarcación. Entre ellas, y tal y como se difundió desde los canales de comunicación de la Casa Real poco después de zarpar la nave, está la de escalar -asegurada con un arnés-por los mástiles cuya altura alcanza los 50 metros. Algo que, sumado a otras tareas como maniobrar con las velas, explicaría este cardenal.
Un adiós a España con la mirada puesta en Latinoamérica
La cuestión es que, con más o menos marcas en su piel, el pasado jueves 23 terminó la primera fase de esta inolvidable travesía. La que podría acuñarse como más fácil a pesar de cualquier moratón, pues el trayecto no ha hecho más que empezar. Al fin y al cabo, despedirse de Gran Canaria era también despedirse de España, ya que la próxima vez que veamos a la nieta de Juan Carlos I en tierra firme será al otro lado del charco.
Concretamente, y de acuerdo a la información disponible sobre cuál es la ruta completa que "Elcano" llevará a cabo en este curso, el siguiente destino está en Brasil. La ciudad de Salvador de Bahía recibirá a la tripulación el 14 de febrero. Es decir, dentro de un total de veintidós días, que es el tiempo que durará el desplazamiento de este gran salto oceánico. De este modo, y con la experiencia de conocer las virtudes y desventajas de vivir en una casa flotante en la que el ritmo diario no se detiene durante estos pocos días, ahora sí suena para ella y sus más de setenta compañeros el pistoletazo de salida de la aventura.
Esa aventura que, además del país de la samba, también le permitirá conocer otros tantos rincones de Latinoamérica. Basta con seguir el listado de destinos, pues hay más después de la parada en Brasil y antes de llegar a Nueva York, donde queda marcada la 'línea de meta'. Y es que también habrá tiempo para pasar por Uruguay, Chile, Perú, Panamá y Colombia. Un recorrido de lo más completo que terminará el próximo 5 de junio con el atraque en la Gran Manzana.