Todo lo bueno tiene un final. Es una de esas frases que retumba en las conversaciones de las gentes cuando se acerca el fin del verano, con el pesar de volver a la rutina. Por aquello de que recuperar hábitos que habían quedado en barbecho durante el relajo de las vacaciones siempre cuesta, aunque a veces también haga falta para coger ritmo de nuevo. En el caso de la infanta Sofía, cabe destacar que en un escenario ciertamente opuesto al general. No porque no le vaya a costar retomar la vida académica tras el ansiado descanso del estío, sino porque las últimas semanas también ha sido verdaderamente frenéticas para la benjamina de la Casa Real.
De un lado a otro en cuestión de poco más de dos meses, que en el supuesto de la hija de menor de los Reyes han roto por completo con la dinámica a la que venía estando acostumbrada durante el último curso escolar. No es cuestión de que su vida en el UWC Atlantic College de Gales, donde ha cursado el primer año de Bachillerato Internacional como ya hizo su hermana Leonor, no sea ajetreada. La cuestión es que instalarse en el Reino Unido para afrontar esta etapa escolar le ha servido a Sofía para apartarse temporalmente de los focos y llevar una vida más tranquila. Como si el internado fuese su escondite particular, al que este 23 de agosto ha regresado tras una temporada estival de lo más movida en el terreno familiar.
El intenso verano de Sofía tras una temporada 'en la sombra'
Y es que durante meses, a excepción de las vacaciones de Navidad, la Semana Santa o la jura de la Constitución de la Princesa de Asturias, la infanta se pudo permitir quedar exenta de participar en los mil y un compromisos de la Corona. Ajena a la vorágine mediática que suponen las responsabilidades de sus padres y a las que ahora se ha sumado Leonor, inmersa desde el pasado agosto de 2023 en su formación castrense.
Fue poco después de que la mayor de las hijas de Felipe VI y Letizia ingresase en la Academia Militar de Zaragoza cuando Sofía hizo las maletas y puso rumbo a Gales para comenzar una nueva etapa. Por primera vez fuera de casa y exenta de estar presente en los principales eventos en los que se asumía la asistencia del núcleo duro de la Casa Real. No obstante, permanecer 'en la sombra' duró lo mismo que el curso como tal, porque tan pronto como empezaron sus vacaciones también retomó sus apariciones públicas. Primero en los actos del X aniversario de la proclamación del Rey, y después en los Premios Princesa de Girona 2024.
Más allá de un posado, la infanta se convirtió rápidamente en la fiel compañera de su hermana mayor. Incluso en momentos previos a la ceremonia de entrega de galardones propiamente dicha, como la visita al taller del escultor Jaume Plensa en Sant Feliu de Llobregat. La una al lado de la otra, como también sucedió en las jornadas en las que ambas mostraron su apoyo a los deportistas españoles durante los Juegos Olímpicos de París en el principio de agosto. Complicidad y risas de grada en grada que, entre 'selfies' y confidencias, no pasaron inadvertidas.
Pero es que no fue esa su última parada antes de las vacaciones en sí mismas. O sí, según se mire, porque procedía viajar hasta Mallorca para cumplir con las que podrían leerse las vacaciones 'públicas' de los Borbones. En el icónico Palacio de Marivent, por fin junto a sus padres, su abuela, e incluso su tía Irene de Grecia. Con todos ellos se dejaría ver antes de una cena familiar en el restaurante Mía del Portitxol, en la ciudad de Palma.
La previa a una última -y evidentemente estudiada- aparición de chicas conjunta. La Reina, la emérita y las niñas pasearon unos días después de la cena por las calles de la capital de la isla en una tranquila tarde de compras. El mismo día en el que las cámaras captaron por primera vez a la princesa Leonor conduciendo su coche. Flash, flash y más flash. Por suerte, era ese el final de la exposición. Llegaron las deseadas vacaciones 'privadas', esta vez en Grecia. La parte mala: no han durado demasiado. ¿Por qué? Porque toca volver a clase y las del primer semestre del UWC Atlantic comienzan el 3 de septiembre.
Descanso mediático en Gales y un gran reto por delante
Es innegable que Sofía afronta ahora el enorme reto que supone comenzar el último año de bachillerato. Uno de los más difíciles, con la presión añadida de comenzar a pensar en qué ámbito quiere seguir formándose el curso posterior. Si ir a la Universidad directamente o tomarse un año sabático para terminar de decidirse como su prima Irene Urdangarin, pero sin lidiar con los tres años de formación militar que Leonor tiene que completar por su condición de heredera al trono. Sea como fuere, para llegar a ese punto todavía le quedan nueve largos meses por delante en los que el descanso solamente será en lo mediático. Y eso obviando que este mismo septiembre regresará a España protagonizará su primer acto en solitarioen una entrega de premios de fotografía de Patrimonio Nacional que llevan su nombre.
El caso es que basta con revisar todo lo que hizo en el curso pasado, desde las clases al uso y los ineludibles exámenes finales, hasta participar en semanas de voluntariado o los campamentos que el centro organiza para los estudiantes en Pembrokeshire, para saber que estará entretenida. No, esta vez tampoco faltarán las excursiones y las aventuras con sus compañeros, y con la tranquilidad de que no haya cámaras apuntándoles. Esos compañeros con los que también pasa los ratos libres y ha forjado una nueva familia a kilómetros de la suya. Familia elegida que crea a la vez que descubre su personalidad en el paso a la adultez, pues el próximo 17 de abril de 2024 cumplirá 18 años. En cuestión de meses, las dos hijas de los Reyes serán mayores de edad.