Son tiempos de cambios en la familia real española. Esa que en los últimos diez años ha resultado en una metamorfosis que ha constatado una clarísima división entre los miembros que constituyen la Familia Real propiamente dicha y la que solamente es familia del Rey. Este segundo grupo, el que acoge a aquellos relegados a un segundo plano, como le ha sucedido a la infanta Cristina. Basta con revisar los escándalos legales en los que la mediana de los Borbón y Grecia se vio metida para entender el porqué de marcar distancia.

Una distancia que, cabe decir, parece acortarse cada vez más con su hermano Felipe. Por algo tan comprensible como que su mayor cruz, que fue su exmarido Iñaki Urdangarin, ya no forma parte de su vida. No solo lleva más de dos años separada de facto del jugador de balonmano, sino que desde el pasado diciembre de 2023 es por fin efectivo su divorcio. Desvinculación en el plano legal que ha dado pie a ese regreso que Cristina tanto ansiaba.

Además de forma literal, porque hablar de una vuelta a escena de la infanta no remite únicamente a sus últimas apariciones conjuntas con el Rey. Así se ha hecho saber este 23 de octubre, cuando la revista 'Lecturas' ha publicado en exclusiva la información que señala directamente al "paso importantísimo en su nueva vida" que la hija de Juan Carlos I y doña Sofía acaba de dar. La decisión de volver a casa. A Barcelona, su hogar hasta que el caso Nóos la puso contra las cuerdas y propulsó su huida a Ginebra.

Cristina se hipoteca para volver a su primer piso

Ese autoexilio que ha perdido todo el sentido, puesto que la etapa en Suiza, que por un tiempo ha servido a la infanta y a sus cuatro hijos para escapar de la presión mediática, ha concluido. Tan sencillo como que ahora que Iñaki Urdangarin ya ha salido de prisión -e incluso vive una segunda ilusión, enamorado de Ainhoa Armentia- y las miradas apuntan a otros tantos frentes abiertos de la Corona, Cristina se ha topado con la oportunidad de volver a instalarse en la ciudad condal.

La capital catalana, que durante tiempo fue su casa y la de la familia que construyó con el vasco. Incluso antes de que se mudasen en el 2004 espectacular y lujoso palacete de Pedralbes que convirtieron en reflejo de su éxito antes del desastre. Previo a ese movimiento clave en su historia compraron otro piso en Barcelona, también en la misma zona alta. Tal como rememora la revista antes citada, lo adquirieron en 1998, solo unos meses después de su boda y por un total de 92 millones de las antiguas pesetas. Unos 552.000 euros al cambio, que distan de los más de dos millones por los que lo vendieron.

Infanta Cristina
Gtres

Y es ese el mismo inmueble que la infanta acaba de recomprar según apunta la citada publicación. "La mudanza es inminente", reza el texto de sus páginas, en un movimiento que liga con sus esfuerzos para reconquistar el trabajado estatus social que las polémicas le arrebataron de un plumazo. Ahora, la reconquista se extiende a sus bienes para regresar "a la ciudad en la que más feliz ha sido y donde tiene su trabajo en la Fundación 'La Caixa'", pero no a cualquier precio. De acuerdo con la información publicada, para llevar a cabo esta compra que se efectuó el pasado abril se ha hipotecado a 15 años con CaixaBank. Un dinero que, si todo sigue su curso, terminará de pagar a los 75.

Una nueva etapa sin la compañía de sus cuatro hijos

Sin lugar a dudas, si hay algo que entronca con este deseado retorno es también el recuerdo de lo vivido en la ciudad junto a sus hijos. En Barcelona se criaron, aunque también la acompañaron hasta Ginebra cuando la cosa se puso complicada de más. Todo en pretérito, puesto que actualmente ninguno vive ya con ella. De ahí que quedarse en Suiza tuviera cada vez menos sentido. Los niños son mayores, y mejor tener el "nido vacío" en un lugar con el debido calor del hogar.

Es precisamente desde este mismo año que ya es una realidad que sus cuatro vástagos han volado. Por ahora, el mayor Juan y la pequeña Irene están viviendo en Londres. El primero trabajando y la segunda estudiando, justo en el primer año de Universidad. Miguel, el tercero y también instalado en el Reino Unido hasta hace muy poco, ha optado este año por mudarse a Zarzuela con su abuela Sofía. Cabe destacar que Pablo, el segundo, está en Barcelona y vive en el mismo barrio al que ahora llega su madre. El joven, que se ha quedado en Cataluña por su carrera en el terreno del deporte, recibe a su madre ahora con los brazos abiertos.