En un fin de semana en el que no han faltado las reuniones 'royal' fuera de nuestras fronteras, gran parte de las miradas han acabado apuntando a Galicia. Y es que a pesar de que la invitación a la boda de Teodora de Grecia se hizo llegar a Zarzuela y había muchas teorías acerca de su presencia en Atenas para el pasado 28 de septiembre, la realidad ha terminado por mantenerlos dentro de España. No dentro de casa, cabe destacar. Han sido más de uno los motivos que los han llevado a no asistir al cónclave y optar por Galicia.

Concretamente, el destino elegido fue Marín. Municipio de la provincia de Pontevedra que desde el pasado agosto está en la primera línea de la crónica real gracias a la princesa Leonor. A su formación castrense, para precisar. Esa que comenzó en el 2023 en la Academia General Militar de Zaragoza y que en este segundo curso que ha comenzado en 2024 le ha supuesto instalarse en la Escuela Naval Militar. Del Ejército de Tierra a la Marina, lejos de casa, pero con la alegría de reencontrarse con los suyos con relativa frecuencia.

Primero se hizo saber que se trasladó hasta Zarzuela, de incógnito y viajando en primera clase, con motivo del 52 cumpleaños de la Reina. El caso es que esta vez han sido sus padres los que se han trasladado al norte, coincidiendo con la celebración del 40 aniversario de la promoción de don Felipe en la Armada, y también con una visita 'in extremis' del Rey emérito don Juan Carlos. Sí, allí también estuvo el esposo de doña Sofía, que a diferencia de sus hijas y su mujer, así como de sus nietos Juan y Miguel Urdangarin, tampoco vio a Teodora de Grecia pasar por el altar. 

Fue así como, para sorpresa de todos y tras unas jornadas en los que los rumores situaban al exmonarca también en su adorada Galicia, en la casa de Sanxenxo de su amigo Pedro Campo, se gestó una inesperada reunión a cuatro y sin precedentes. El viernes fue cuando tuvo lugar ese breve encuentro entre don Juan Carlos, el Rey y la Princesa de Asturias, en el marco de una nueva controversia por la reciente publicación de las imágenes más tórridas del antiguo jefe de Estado con Bárbara Rey. La cuestión es que este no fue el único encuentro de Leonor, pues el sábado Letizia y ella hicieron plan de chicas. Una comida de excepción. De forma literal.

La Reina sorprende al saltarse una de sus reglas de oro

No es baladí atribuir a este homenaje que la Reina y su primogénita se dieron a solas -ya que Felipe no llegó hasta la hora del café- y en su 'día libre' la excepcionalidad. Tan sencillo como remitir a algo tan conocido por todos los observadores de la Corona como que, desde siempre, Letizia vigila su alimentación al extremo. La consorte sabe de la importancia de cuidar su menú para mantenerse enérgica, vital y en esa buena forma que tanto la caracteriza. Un método que podría ser la famosa dieta Perricone, aunque ella misma ha negado que sea ese el elegido en algún corrillo con la prensa.

Sea como fuere, y lleve su dieta uno u otro nombre, lo cierto es que a doña Letizia se le conocen ciertas dinámicas para evitar el malestar y los excesos, incluso con ciertos alimentos prohibidos. Uno de ellos, presente en su ágape con Leonor en Vilagarcía de Arousa, sin el Rey y degustando delicias del mar que han visto la luz gracias la crónica de 'El diario de Arousa'. ¿Qué comieron y dónde? La citada publicación no da lugar a dudas, refiriendo a que se las vio "en el Loxe Mareiro". Un local en el que "no hay carta" y que "funciona con menú del día".

Letizia y Leonor en Marín
Gtres

"Tuvieron que elegir entre San Martiño con almejas de Carril, salpicón de pulpo, mejillones con chorizo y una buena dorada", expone el medio. El pescado y el marisco como protagonistas, de modo que tampoco sería tan sorprendente en la comilona de la Reina, pues suele apostar por este tipo de alimentos en el día a día. Ahora bien, el dato impactante vino con la bebida, pues mientras Leonor pidió agua, su madre "optó por degustar un buen albariño". Vino para la Reina, cuando por todos es sabido que no acostumbra a beber nunca. Ni siquiera en brindis oficiales, en los que solamente se moja los labios. Un movimiento prácticamente inaudito.

La anécdota que demuestra que Letizia no siempre fue abstemia

En el año 2015, la propia Letizia confesó en una visita a la Academia de Artillería de Segobia que "no bebo ni café ni vino". No alegó a su estricta dieta, solamente admitiéndose "incapaz" y asegurando que es "abstemia completamente". El tiempo lo ha demostrado, con solo algún vaso de sidra de por medio en contadas visitas a su Asturias natal. Sin embargo, una anécdota que recién ha visto la luz demuestra que no siempre ha sido así. Piedad, una mujer que reconocía haber cursado Ciencias de la Información al asistir de público al programa de 'La Revuelta', recordaba que "hemos bebido juntas", y que incluso se emborracharon viendo un mitín de Aznar en un cierre de campaña.