Todos los clanes tienen lugares sagrados. Es incluso un ritual, como propio de una tribu, que en ciertos momentos del año se reúnan todas las personas de una familia en un enclave concreto. Cuestión de tradición, impuesta o propuesta, que nos remite a eventos tan controvertidos como las cenas de Navidad. Algo más eludibles podrían leerse las vacaciones familiares, aunque en el caso de la realeza no fuese tan sencillo saltarse este trámite. Uno de los tantos con los que Letizia tuvo que comenzar a lidiar dos décadas atrás, cuando por amor traspasó los muros de palacio y cada agosto sabía de antemano cual era su destino: Marivent.

El palacio de Palma de Mallorca que desde siempre había recibido a la estirpe, ahora también comenzaba a contar con la presencia de una mujer foránea en los agostos. Al menos, así se sintió en los primeros tiempos, aunque la esposa de Felipe VI siempre hizo todo lo posible por encajar. Por adaptarse a las normas de la institución, cumplir con la expectativa, seguir el protocolo y llevarse bien con sus familiares políticos. Desde los Reyes eméritos, hasta sus cuñadas y sus maridos. La infanta Elena y Cristina, dos mujeres con las que, a pesar de todo, nunca ha terminado de conectar. Para muestra, el encontronazo que tuvieron en ese lugar sagrado en el verano de 2022.

El duro enfrentamiento de Letizia y Cristina en Marivent

La realidad es que basta con revisra el histórico de la relación entre la mediana de los Borbón y Grecia y doña Letizia para darse cuenta de que la sintonía entre ambas nunca fue reseñable. Sea como fuere, en ningún caso tenían que ser mejores amigas, sino tener un trato cordial y mantener la compostura. Algo que, con el paso de los años, y con el añadido de que Felipe se convirtió en Rey, ha acabado por convertirse en algo imposible. Al fin y al cabo, y aunque consorte, ahora Letizia también es Reina. Una posición muy distinta a la de su cuñada, más todavía atendiendo que ella está totalmente fuera del organigrama 'royal'.

No por ius sanguinis, puesto que siempre será hija de don Juan Carlos y doña Sofía, pero sí por decisión de su hermano pequeño. Todo a raíz de su imputación en el caso Nóos, del que por suerte salió absuelta, aunque Iñaki Urdangarin, que por aquel entonces todavía era su marido, se vio obligado a entrar en prisión. Sin lugar a dudas, una tesitura verdaderamente difícil de sobrellevar para el monarca, que en el 2015 tomó la firme determinación de revocarle a su hermana el título de duquesa de Palma. Cristina acabó por desaparecer de las actividades de la Corona, igual que acabaría sucediendo con su padre y su hermana, relegados a ser 'familia del Rey' y quedan obsoleta la idea conservadora de la 'familia real'. En cualquier caso, y siempre con la felicidad de la emérita en mente, había momentos del año en los que hacían el esfuerzo de cumplir y reunirse.

Letizia Elena Cristina
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Algo que en estos últimos tiempos ha vuelto a tener lugar en momentos tan señalados como la fiesta del 18 cumpleaños de Leonor o los 60 de Elena. Pero para que esto suceda ha tenido que pasar un tiempo prudencial de digestión, porque los intentos por fingir que todo estaba bien entre todos volvieron a saltar por los aires hace tan solo dos años. En Marivent, además. Lo contaba 'Lecturas', en referencia a un momento de máxima tensión entre Reina e infanta durante una cena. ¿El motivo? Cristina le comunicó a Letizia que su indumentaria no le resultaba adecuada. La consorte, que acaba de terminar uno de sus duros entrenamientos, no comprendió el porqué de su reproche y le dijo alto y claro que ella no era nadie para ordenarle cómo vestir dentro de casa durante las vacaciones. Lo anterior, además de advertirle que "ella estaba allí gracias a sus hijos y que si no fuera por ellos no volvería nunca más a Marivent". Suficiente para que el planteamiento de reunirse por la fuerza quedase en jaque.

Los planes de la Reina y la infanta para este verano

No hay duda de que el berrinche de ambas fue tremendo y, a pesar de los intentos por reunir a la familia al completo, está claro que hay disputas que han dejado mella entre los Borbones. La enésima muestra de que, por mucho que lo intenten, encontrar la oportunidad propicia para verse las caras sin reprocharse nada tampoco es tarea sencilla. Y es que en realidad, ya se advertía que la única motivación para hacerlo es estar al lado de doña Sofía. La madre entregada. La abuela enamorada de sus nietos que, año tras año, desea con fuerza verlos juntos en ese imponente hogar vacacional en el que tanto disfrutaron antaño. Por ahora, y aunque se sabe que los Reyes y sus hijas pasarán por Mallorca como cada año, no se anticipa la estampa familiar que la emérita desearía.

Infanta Cristina
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Y es que su hijo y su nuera, así como sus nietas Leonor y Sofía, se enfrentan a una agenda estival llena de compromisos. Por contra, si se augura un reencuentro de Elena y Cristina en la isla, aunque también harán planes por separado. Es probable que la mayor apueste por el campo, mientras que a la pequeña se la espera en la casa de Bidart que todavía comparte con Urdangarin y en la que se turnan para no coincidir. Será su primer verano en mucho tiempo como soltera, porque en realidad no había firmado el divorcio hasta el pasado divorcio. Desvinculada legalmente del padre de sus hijos, pro también del hombre por el que terminó sentada en un banquillo. Un cambio en el relato. ¿Será suficiente para limar asperezas con Letizia y olvidar esa gran pelea?