Hay muchas veces que el protocolo es tan estricto que casi no podemos ver la personalidad de la persona que lo ejecuta, pero en otras ocasiones, cuando todo se relaja y los ‘royals’ pueden ser ellos mismos, descubrimos casi a alguien totalmente nuevo y sorprendente. Si no, que se lo digan al rey Felipe VI que está pasando unos días en París acompañando a nuestros olímpicos y se está mostrando más natural y divertido que nunca.
Sabemos que uno de los atributos que Felipe VI heredó de su padre, Juan Carlos I, es la campechanía. Es uno de los adjetivos que más se han utilizado para definir al emérito, pero no tanto a su hijo, hasta ahora, aunque a él parece no gustarle este apodo. Su personalidad, más reservada y sobre todo muchísimo más formal, ha hecho que muy pocas veces vemos al rey de una forma completamente natural y distendida. Por eso nos están sorprendiendo tanto las imágenes que estamos viendo del monarca en París, donde su apoyo cara a cara, y compartiendo con ellos y ellas la alegría de ganar y el dolor de perder medallas, está mostrándonos a un Felipe VI único y muy especial.
Vuelta a París, tras su hijas y Letizia
El propio rey lo indicó antes de que comenzaran los Juegos Olímpicos. En su encuentro en la embajada de España en París con el Comité Olímpico Español, para desear suerte a los y las atletas, en su discurso indicó que la familia real al completo estaría “yendo y viniendo” de la Ciudad de la Luz para animar a los jugadores y jugadoras. Primero fue el turno de Leonor y Sofía, que demostraron naturalidad a raudales y grandes momentos de conexión entre hermanas.
Después, fue su madre, Letizia, la que se convirtió en la gran embajadora de la realeza en París. También muy cercana, ha dejado imágenes que se han convertido en virales y pasarán a la posteridad. Y ahora le ha tocado el turno a Felipe VI, que se trasladó desde Mallorca, donde se encuentra la familia real de vacaciones, para volver a acompañar y animar a nuestros olímpicos.
Llevando el protocolo al límite y mostrándose “campechano”
Esto, que podría parecer una cita más en su agenda real, está, sin duda, siendo una gran experiencia incluso para el propio rey, que está disfrutando de lo lindo. Eso está haciendo que el protocolo, no solo se vuelva mínimo, sino que incluso desaparezca en algunos momentos. Lo hemos podido ver vestido con la equipación deportiva española, con gafas de sol, sonriendo sin parar, echándose fotos con todo el mundo, comentando cada jugada, e incluso haciendo gestos de enfado o alegría asistiendo a los juegos.
Esto nos muestra el lado más campechano, distendido y sobre todo “real”, no de regio, sino de natural, de Felipe VI, que está viviendo apasionadamente cada momento que vive en París. Lo hemos podido ver completamente integrado y disfrutando tanto de la compañía como de las propias experiencias que están viviendo los atletas. Pero ha sido inevitable que lo denominemos como campechano, algo que no haría gracia al propio monarca: “El hoy rey se mantenía firme y profesional, algo que acababa confundiéndose con frialdad y distancia. Tocaba ser rígido y dejar claro que la ejemplaridad estaba por encima de todo. Tenía miedo, vamos, a que alguien le llamase ‘campechano’. Los primeros años de reinado de Felipe VI así fueron. Los reyes se mantenían en su sitio, cortaban con los Borbones y aislaban a sus hijas de cualquier imagen que les pudiese pasar factura en el futuro. Hasta ahora”, así explica el periodista José Confuso en la revista Lecturas el porqué el rey podría haber estado limitando su naturalidad durante todos estos años.
El menú que no encantará a Letizia
Y cuando decimos vivir algunas de las experiencias que están viviendo los atletas españoles nos referimos literalmente, puesto que el rey ha compartido momentos con ellos y ellas en la Villa Olímpica, donde incluso ha podido comer el mismo menú que los deportistas.“Además de mostrar su apoyo a los representantes españoles y de recorrer las instalaciones, se ha sumado a ellos en el momento del buffet. Don Felipe no ha dudado en coger una bandeja y comer lo mismo que los deportistas. Al monarca se le ha podido ver con un plato de pasta y con otro de verduras” explica Helena Arriaza en la revista Lecturas.
Quizá no sea el menú favorito de Letizia, puesto que está compuesto de muchos carbohidratos, pero también complacerá a la reina al compensar con la verdura. Sin duda, será saludable y adaptado a personas que necesitan mucha fuerza para realizar ejercicio y no le habrá venido nada mal a nuestro monarca para coger fuerzas y seguir animando a los participantes.
La otra princesa: Amalia, su “casi ahijada”
Durante sus días en París, el rey Felipe VI se ha codeado con otros ‘royals’ europeos, como Carlos Gustavo y Silvia de Suecia y Enrique de Luxemburgo. Pero sí ha destacado un encuentro, ha sido el que ha mantenido con Amalia de Holanda. Fue en la final masculina de basket 3x3 donde pudimos ver al monarca y a la heredera, que tienen un vínculo muy especial desde hace tiempo, compartiendo nervios y alegrías juntos.
“El monarca y la heredera holandesa han dejado imágenes muy cómplices en la que no han faltado los gestos casi paternales del Rey hacia la homóloga de su hija, la princesa Leonor. Una forma de repetir lo que ya se vivió hace unos meses durante el viaje de Estado de los reyes Felipe y Letizia a Países Bajos”, explicaba Arriaza.
La princesa Amalia de Holanda ha estado residiendo en Madrid durante el pasado año, terminando sus estudios, pero también “ocultándose” de la mafia de su país, que lanzó algunos mensajes poniendo su vida en peligro. Esta cercanía de la princesa con nuestro ‘royals’ españoles no solo ha sido de forma discreta, sino que incluso su propio padre, Guillermo de Holanda, agradece públicamente a Felipe VI y Letizia la ayuda a su hija durante una cena de Gala en su honor cuando nuestro reyes visitaron Países Bajos hace unos meses.