Fueron días difíciles los de Felipe a bordo del Juan Sebastián de Elcano. Sí, el mismo navío que ahora es el hogar de su hija Leonor. Y es que antes de la princesa, fue el Rey el que tuvo que cumplir con la misma obligación. La de surcar los mares en el buque-escuela como parte de su formación militar, en calidad de guardamarina y -casi- sin ninguna excepción que marcase la diferencia entre él y el resto de sus compañeros.
Porque tal y como ahora le está sucediendo a la heredera al trono, en el año 1987 fue el actual monarca el que surcó los mares hasta cruzar el charco. También con destino América, aunque con una ruta algo distinta a la que su primogénita está siguiendo casi cuatro décadas después. Eso sí, no faltó la parada en Brasil. Sí, Brasil, el mismo país donde ahora acaba de llegar la Princesa de Asturias tras una larguísima travesía de veintidós días en alta mar. El lugar donde, tras todo el trasiego, su padre pudo entregarse al disfrute.
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Planes divertidos y la atribución de una novia que no fue
En ningún caso un disfrute a tiempo completo, cabe destacar. A fin de cuentas, no dejaba -ni deja- de ser este un viaje comprendido como crucero de instrucción, de modo que la gran mayoría de horas las dedican los aprendices de la Armada a educarse en lo castrense. El caso es que, entre maniobras, clases y otras tantas gestiones propias de su vida en la embarcación, en Río de Janeiro encontró los huecos necesarios para deleitarse con las maravillas de las tierras brasileñas.
Y es que a diferencia de Leonor, cuyo primer destino en el continente americano ha sido Salvador de Bahía, donde permanecerá hasta el próximo 19 de febrero, el soberano desembarcó en la ciudad más conocida por todos por su espectacular Carnaval. Un Carnaval en el que nunca pueden faltar las 'drag queens', como las que el propio Felipe pudo ver en vivo en el club Scala do Río. Lo hizo, además, "como cualquier plebeyo", tal y como refirió José Antonio Alcina, el que fuera su tutor durante el viaje, en las memorias 'Felipe VI: Así se formó el príncipe heredero'.
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Misma obra en la que se descubren otros tantas cuestiones sobre los alocados días que Su Majestad pasó allí. Véase cómo se mostró "atento a los movimientos de las bailarinas semidesnudas" durante el espectáculo 'drag' del que disfrutó. Eso o que prefirió dejar la caipiriña para "pasar al Moët Chandon". Exquisito champán para un rato de ocio que, desafortunadamente, quedaría empañado por... ¿Su novia?
Así la acuñó la extinta revista 'Interviú' por la época, con una foto de una de las bailarinas del mencionado 'show'. "La novia del príncipe en Río de Janeiro", rezaba el titular. Sin ser nada de eso. "Se irritó cuando comprobó aquella manipulación", revelaría años después Alcina en su libro.
No fue la única mujer con la que se le relacionó
Con la particularidad de que aquella no fue la única mujer que formó parte de todas las mujeres que estuvieron cerca -de forma más o menos literal- del marido de Letizia a su paso por las Américas. Basta con echar un ojo a otros episodios vividos durante aquellos meses surcando los mares, pues no le faltaron pretendientas en otros países.
Por ejemplo, lo que aconteció en Montevideo. Según el relato del que fuera su preceptor, "jóvenes muchachas con trajes típicos gritaban en éxtasis" ante la llegada de Felipe. Casaderas que, de algún modo, tenían esperanzas de estrechar lazos con el apuesto príncipe, pese a que la prensa nacional ya advertía de que existía "una lista de once postulantes entre la más rancia realeza" de Europa.
De nada sirvieron los avisos, pues hubo quien sí supo dar con la tecla para llamar la atención en esta situación. Aunque no fuese de la forma más grácil y cortés, eso sí. La viva prueba de ello quedó en el momento que la madre de una de esas jóvenes negoció una exclusiva con la revista 'Mundo Color', en la que se presentó como la anfitriona de Felipe en Uruguay. Lo anterior, además de señalar que su hija, "una tal Nenettayes, exmarquesa de Varela", había estudiado en el colegio Santa María de los Rosales como él.
Eso y que incluso les habría confirmado el príncipe su asistencia a un "asado uruguayo". Noticias que, en cualquier caso, demostrarían que el furor por el marido de Letizia era máximo cuando solo tenía diecinueve años e incluso fuera de nuestro país.