George, con los brazos bajos, cruza las manos delante del cuerpo y suspira. Saluda a uno de sus ídolos futbolísticos, Pep Guardiola, pero lo hace con mirada esquiva. Resulta llamativo, porque meses atrás ha estado hablando con emoción desbordante sobre las jugadas del ‘míster’. Lo cierto es que el hijo de Kate Middleton y el príncipe Guillermo tiene una 'actitud triste'. Y uno no puede evitar recordar a aquella que mantuvo su padre durante años tras perder a su progenitora en dramáticas circunstancias. 

Este comportamiento de George ha preocupado a todo el Reino Unido. El niño, de solo 10 años, parece una versión miniaturizada de un adulto. Mucho más comedido, serio y sin espontaneidad. En definitiva, sin rastro de aquella niñez chispeante que todos apreciábamos en él hace menos de un año. Pero, claro, entre el George de mayo de 2023 y este hay un abismo de diferencia. Entre ambos se da un factor que puede cambiar, para siempre, su vida: la enfermedad de su madre Kate Middleton. 

La enfermedad de Kate ha cambiado a todos 

Cuando Kate Middleton enfermó de cáncer, tomó la decisión de que ella quería manejar los tiempos y contarles, de la mejor manera posible, a sus hijos qué le ocurría. Junto a su esposo, buscó la manera de hacer partícipes a los niños de la nueva situación. Debían recibir información, pero esta, en ningún momento, debía inducirles al miedo. Además, sus hijos, al tener diferentes edades, no pueden manejar de la misma manera la información, por lo que debían existir varios mensajes, adaptados a las diferentes capacidades de cada uno. George, el mayor de los tres, quizás fue el que comprendió mejor la magnitud de lo que estaba sucediendo en casa. 

Alejandra Muñoz, psicóloga, cuando le mostramos las imágenes que hemos tomado como referencia a la hora de elaborar este artículo, no puede evitar sentir preocupación. “Veo a un niño que podría estar reprimiendo su auténtico estado emocional. Un niño con aires de tristeza en su mirada”, continúa la psicóloga, que aprecia la tensión del menor, en contraposición a la actitud supuestamente relajada y amable que mantiene su padre todo el rato. El príncipe Guillermo ha aprendido a controlar muchas de sus expresiones. Desde bien niño ha sabido que debía continuar con sus compromisos sin importar lo que estuviera viviendo por dentro. Un comportamiento que su hermano Harry no ha dejado de criticar en el mismo momento en el que decidió quedar fuera de la familia real.

El nuevo rol de George de Gales

 “Vemos a un niño de 10 años más maduro que la media. Es verdad que, como le pasa a Leonor, son niños que están educados para esto”, opina Vanessa Guerra, experta en comunicación no verbal, quien sostiene que “para George es natural comportarse así”, y nos recuerda que, a pesar de ser un miembro junior de la realeza, desde pequeño ha aprendido a regular sus emociones, expresiones y comportamientos, para mostrar la mayor corrección posible. Y, en esto, se nota que el hijo de Kate es “muy responsable y conoce las reglas y aquí ha asumido perfectamente su papel”

kate middelton hijos
GTRES

Vanessa pone sobre la mesa el concepto del “nuevo rol” del pequeño. Y es que, en efecto, el niño está cumpliendo la función de acompañante de su padre, una labor absolutamente nueva para él. “El niño toma el testigo de su madre y se le ve creyéndose mucho más su papel”. Para ella, los gestos que le vemos al jovencito corresponden más a la concentración del momento que a una nueva madurez adquirida. “Se le ve muy atento a lo que tiene que hacer. Manteniendo la postura en su sitio, guardando mucha sincronía con la postura de su padre, lo que demuestra que él es su referente”.

¿Ha supuesto para George un ‘empujón’ a la vida adulta el diagnóstico de la enfermedad de su madre? Una teoría que barajamos debido a la información con la que ha tenido que lidiar el pequeño, que, quizás, también se responsabiliza con los cuidados y atenciones a sus hermanitos más pequeños. Una carga, que para muchos niños se hace demasiado pesada. La psicóloga Alejandra Muñoz nos recuerda que “el vivir algo como la enfermedad de su madre puede generar que este niño se vea obligado a transitar emociones, como por ejemplo la tristeza, antes de lo que les pueda corresponder a la mayoría de los niños”. También nos recuerda que experimentar todas estas emociones “no lo hace menos niño o más adulto”; simplemente, es un pequeño transitando por un estado que puede ser nuevo para él. 

Así gestionan en casa el cáncer de Kate 

No es una situación fácil para absolutamente nadie de la familia. Kate Middleton debe estar centrada en su recuperación, aunque también le angustiará el bienestar de sus hijos y lo mismo sucede con Guillermo, que debe ocupar ahora la agotadora figura del cuidador, pendiente tanto de su mujer como de George, Charlotte y Louis. Por su parte, los pequeños, aunque tal y como nos contó en otra ocasión Alejandra, aunque toman con mucha más naturalidad la enfermedad, necesitan el acompañamiento y sostén adecuado para salir fortalecidos de la experiencia y, el día de mañana, ser adultos resilientes.

“Sus padres deben explicarles lo que está pasando de una manera accesible para ellos”, y ahí hace hincapié. “No es lo mismo un niño de 4 años que uno de 8 o un adolescente. Hay que graduar la información y responder a sus interrogantes”, nos ha contado la experta en salud mental, que también insiste en que, además de mantener todas las conversaciones que sean necesarias y respetar los procesos de cada niño, pasar tiempo de calidad con ellos. Y, quizás por eso, Guillermo trata de que su hijo mayor le acompañe a esas actividades que sabe que va a disfrutar, como los partidos de fútbol. Además de pasar una tarde solo para ellos en la que pueden hablar y estrechar lazos, el pequeño también sale fuera de casa y puede pensar en otras cosas y cambiar el foco de su atención. 

George, solo un niño de 10 años 

Pero a pesar de los esfuerzos, de las reglas y de la educación esmerada desde que era un bebé; Vanessa Guerra saca a relucir los gestos que convierten a George en lo que es verdaderamente, un niño de solo 10 años. “Tiene un pequeño tic, se muerde por dentro las comisuras de los labios, que en esta situación puede acrecentarse aún más. Los adultos podemos controlarlo, pero ahí es donde vemos la inocencia de un niño. Aunque este intente guardar la compostura, se filtra esa naturalidad en su comunicación no verbal. Eso sí es natural”. 

Además, el jovencito está viviendo una situación extraordinaria y que se nota que le hace mucha ilusión. Georgie es muy futbolero, de ahí que, pese sus esfuerzos titánicos por mostrarse comedido, no puede evitar demostrar emoción por estrechar las manos de algunos de sus jugadores preferidos. “Se muerde los labios en un gesto de nerviosismo y de excitación, pero que trata de contener a través de esa fuga de esas expresiones faciales. Ese nervio también se ve en su sonrisa tímida, cuando mira hacia abajo después de dar la mano a alguno de ellos”.

Todo esto nos demuestra que, al final, a pesar de las responsabilidades, de los agobios y de todas las preocupaciones, Georgie solo es un niño de 10 años. Un pequeño con su timidez inherente, sus ídolos y sus pequeñas fugas de espontaneidad. Y eso no hay corona ni trono que lo frene.