El pasado 8 de enero tuvo lugar la previa al pistoletazo de salida de la que se prevé la mayor de las aventuras de Leonor en este 2025. E incluso de toda su vida. No cada día se embarca uno en un navío que se convertirá en su casa durante los seis meses venideros. El caso es que la princesa ya lo ha hecho. Desplazada hasta Cádiz tras iniciar el curso en la Escuela Naval de Marín y pasar las Navidades en casa, ella y sus compañeros están ya listos para zarpar el próximo sábado 11.
No es de extrañar que las miradas de la mayoría de observadores de la crónica real apunten hacia este enorme desafío que la primogénita de Felipe VI afronta. Un reto mayúsculo que forma parte del proceso de formación castrense en el que está inmersa desde el 2023. El mismo que la ha llevado a cambiar de residencia en varias ocasiones. Primero fue Zaragoza, en la Academia General Militar y después Pontevedra. Y ahora alta mar, a bordo del buque-esquela Juan Sebastián de Elcano.
Es esta una embarcación con historia, pues la primera vez que dio la vuelta a mundo bajo el mando del marino portugués Fernando de Magallanes y el emperador Carlos I data de 1522. Fue en la mitad de esa travesía que Magallanes falleció y precisamente el vasco Juan Sebastián Elcano se vio en la responsabilidad de tomar el control del barco. De ahí que lleve su nombre, y que sea considerado una nave legendaria incluso fuera de la Armada. Ahora bien, ¿qué alberga su interior? La llegada de la Princesa de Asturias ha servido, también, para conocer cómo es un buque de estas características por dentro.
Camarotes sin demasiada intimidad ni espacio para el equipaje
Y qué disparo hay más certero que apuntar al lugar donde la propia Leonor y el resto de los guardamarinas dormirán: los camarotes. A fin de cuentas, y tal y como se ha querido remarcar en todo momento desde la Casa Real, la heredera no contará con ningún trato especial durante el tiempo que pase surcando los mares. Algo que remite directamente a que, como los demás, tendrán que conformarse con las 'habitaciones' de las que dispone el crucero de instrucción. Y no, poco o nada tienen que ver con las fastuosas estancias que se le asocian a un palacio.
Basta con echar un vistazo a las imágenes difundidas por los medios después de que la prensa tuviera la oportunidad de adentrarse en el barco. En ellas se aprecia un espacio austero y angosto, en el que se encajan módulos de literas triples que solo disponen de unas cortinillas para dar algo de privacidad. La colcha destaca por su color azul, además de un bordado en hilo dorado que dibuja la silueta del buque. Sobre ella, un juego de toallas y sábanas listo para sus habitantes, que llegaron tan solo unas horas después de esta visita.
Además de todo lo anterior, se destaca la particularidad de que debajo del somier de cada cama existe un pequeño hueco en el que los alumnos pueden guardar sus pertenencias. Las que quepan, claro está. O mejor dicho, las que no les quepan en los armarios contiguos, que en realidad son taquillas y también se ubican en el camarote. También de disposición estrecha, evidenciando la importancia de que tanto ella como el resto de navegantes deben traer consigo solamente un equipaje mínimo.
Entre la austeridad y algunas estancias reformadas
La austeridad de los cuartos compartidos por los guardamarinas se extiende a otras zonas de las que la nieta de Juan Carlos I hará uso, como los baños o las escaleras, también muy estrechas y de escalón corto. No obstante, otros espacios como la sala de estudio o la capilla son objetivamente más amplios. O la cámara del comandante, claro está, aunque esa sea una estancia prohibida para Leonor y sus compañeros.
Además, es reseñable el hecho de que, como es necesario, la embarcación también se ha adaptado a los tiempos que corren y cuenta con algunas 'modernidades'. Véase la conexión wifi o el motor eléctrico que pronto sustituirá al actual. Al fin y al cabo, es este el 97º crucero de instrucción, de modo que ha sido importante ir adaptando y reformando los elementos, su disposición y la infraestructura a las necesidades de hoy día.
"Este año ha sido el turno de la cocina, la enfermería, los camarotes y aseos de los suboficiales", han contado de la Armada sobre las remodelaciones llevadas a cabo para la ocasión antes de que la princesa zarpe. La prueba de que ya está todo listo para izar las velas y emprender la ruta que les llevará por quince destinos durante el próximo medio año.