En el medio de uno de los veranos más ajetreados para el núcleo duro de la Casa Real española, el Rey ha tenido que hacer frente a un durísimo varapalo. Este 12 de agosto de 2024, y justo cuando por fin los Reyes y sus hijas han podido frenar su apurada agenda por los Juegos Olímpicos y su estancia protocolaria en Mallorca, ha fallecido Juan Gómez-Acebo. Un nombre que podría no sonar en demasía de entre la familia del soberano, aunque el apellido del segundo hijo mayor de la infanta Pilar de Borbón ya ocupó titulares hace tan solo unos meses. Cuando falleció el pequeño, Fernando. Primer revés al que ahora se suma esta inesperada tragedia.
En ningún caso se anticipaba este suceso. Menos todavía en un momento tan boyante para la Familia Real, justo cuando por fin -y sin previo aviso- han podido comenzar a disfrutar de sus ansiadas vacaciones privadas. La cuestión es que, si por algo destacaba el difunto, era precisamente por no destacar. Nunca fue uno de los sobrinos de Juan Carlos I que más llamó la atención de cara a la prensa. Tan poco lo hacía como que no se conocía prácticamente nada sobre su faceta más privada y ahora, después del deceso, han visto la luz los motivos de su muerte. Ese secretismo imperante que queda nublado por la tristeza de despedirse de otro ser querido del monarca.
Juan Gómez-Acebo, el artista del que se despiden los Borbones
Discreto, Juan ha conseguido pasar desapercibido a pesar de ser primo hermano del mismísimo Rey de España y ostentar el título nobiliario de vizconde de La Torre. Sin pretensión alguna de ser reconocido como una figura pública más allá de lo obvio por herencia dinástica, e incluso quedando en un segundo plano que padecía un cáncer. Ha sido esa la enfermedad que, según ha apuntado 'El Debate', ha terminado por provocarle la muerte a los 54 años después de varios meses en tratamiento.
Sin lugar a dudas, un adiós prematuro dada la temprana edad del hijo varón más mayor de la infanta Pilar. Casi tanto como el que el pasado mes de marzo puso sobre la mesa el nombre de su hermano Fernando, el más pequeño de los cinco, al fallecer a los 49 años a causa de la insuficiencia respiratoria crónica que padecía. Fue entonces cuando toda la familia, incluido Felipe VI, se preocupó de despedirlo. Primero en el tanatorio de Tres Cantos, y después en una misa funeral en la Iglesia de las Fuerzas Armadas. Ocasiones a las que Juan asistió acompañado de Teresa Véret, la arquitecta con la que tenía una relación y sobre la que, dado su hermetismo, no se tenía constancia pública. La última pareja que se le conocería después de su separación de la estadounidense Winston H. Carney en el verano de 2018, con la que tuvo a un hijo de ahora 11 años.
Precisamente a Winston, que siempre será su noviazgo más mediático -aunque también se sabe que salió con Gabriela de la Rosa, hija del financiero Javier de la Rosa, o Alejandra Frade, hija del productor José Frade-, la conoció en un ambiente casi tan bohemio como la personalidad de artista que acabaría forjando. Cruzaron miradas en la Universidad Rollíngs de Orlando, en Florida, cuando ambos eran estudiantes de Bellas Artes. De ahí que, además de trabajar en el sector musical, Juan se dedicase a un oficio tan 'peculiar' como lo es la pintura. Para muestra, las creaciones que compartía en su perfil de Instagram, además de las que decoran instituciones tan variopintas como la Biblioteca Nacional al Museo del Dibujo Castillo de Larrés o la Fundación Arauco. Incluso colecciones como la de Carmen Cervera, la baronesa Thyssen, disponen de alguno de sus cuadros.
Una estirpe lejana más bien lejana a la reina Letizia
Aunque ha fallecido en la ciudad de Palma, Juan residió los últimos años en Miami -y junto a Teresa, según se ha hecho saber- para poder estar cerca del hijo que tuvo con Winston. Sea como fuere, y como era de esperar, no dudó ni un segundo en desplazarse hasta España para el homenaje a su hermano Fernando que tuvo lugar hace unos meses. Ese al que, para sorpresa de muchos observadores de la Corona, también asistió la reina Letizia. ¿Y por qué sorprende? Porque la esposa de Felipe VI no tiene una relación excesivamente cercana con los Gómez-Acebo.
Lejanía que no se trata de una mala sintonía en lo personal con el fallecido. De hecho, una distancia que pareciera haber quedado en poco con el último gesto de la consorte al acudir a la misa del primo pequeño de su marido. Allí acompañó a los familiares afligidos e incluso las cámaras la captaron agarrando el brazo del ahora desaparecido Juan como signo de apoyo. Simplemente, el histórico de Letizia en la institución nos remite a un trato más frío. Más ligero. Algunos dirán que siente odio por los primos de Felipe y otros que no es más que indiferencia. Sea cual sea el supuesto, está claro que la Reina se personó para ser punto de soporte en una situación tan delicada. ¿Hará lo mismo en esta ocasión?