Ha sido un año tremendamente apasionante para la Corona Danesa. Hoy, 14 de enero, se celebra el primer aniversario del ascenso al trono de Federico X y Mary de Dinamarca que afrontaron su destino en medio de un gran revuelo mediático y dando un pase adelante para acallar los rumores de inestabilidad matrimonial. 

El 2024 pasará a la historia como el año de la gran renovación en la familia real danesa. La reina Margarita, a finales de 2023, decidió abdicar en su hijo con el claro objetivo de “modernizar” la imagen que la corona tenía en el país. El pueblo rápidamente vio en esta decisión una oportunidad muy buena para renovar la institución, pero parece ser que después los nuevos monarcas han dejado bastante que desear. 

Casa Real Danesa
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Este día, que si duda pasará a la historia de las monarquías europeas, también lo hará como un momento mágico para Federico X y Mary de Dinamarca, que por fin asumían el papel para el que tanto tiempo se han estado preparando. Pero lo cierto es que la pareja se encontraba afrontando un tenso momento personal.

Protocolo y nervios 

El 14 de enero de 2024, Federico X fue proclamado rey en una ceremonia que se llevó a cabo en el Palacio de Christiansborg, sede del Parlamento danés. La primera ministra, Mette Frederiksen, realizó la proclamación oficial desde el balcón del palacio, ante una multitud que se había reunido para presenciar el histórico momento que no se realizaba en el país desde hace casi 50 años.

Allí Federico y Mary de Dinamarca estuvieron acompañados de sus cuatro hijos: el príncipe heredero Christian, la princesa Isabella, la princesa Josephine y el príncipe Vincent. También estuvo presente, por supuesto, la propia reina Margarita de Dinamarca, que dejaba su trono, pero seguía mostrando su unidad y apoyo al nuevo monarca. Era un momento lleno de ilusión, pero también con muchos nervios.

Familia Real Danesa
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La polémica alrededor de Federico 

Este momento, para el que el heredero se había preparado durante tanto tiempo, llegó de forma inesperada en uno de los momentos más tensos tanto para él, como para su relación de pareja con Mary Donaldson. Pocos meses antes de la proclamación de su reinado, la revista Lecturas había publicado en exclusiva unas fotografías donde se veía al monarca danés paseando por el centro de Madrid con una amiga muy especial, la ex modelo y empresaria mexicana Genoveva Casanova, con la que se había quedado a dormir en la misma casa. 

Las fotografías rápidamente dieron la vuelta al mundo y coparon las portadas de medios del mundo del corazón tanto de nuestro país como de la propia Dinamarca. Así que allí en el país europeo las cosas empezaron a tensarse entre el matrimonio. Todos los ojos se posaron sobre ellos que no solo no dieron ninguna declaración, sino que ni modificaron su agenda ni cambiaron demasiado sus gestos. Desde entonces, cada aparición del matrimonio real genera una avalancha de especulaciones, mientras muchos intentan descifrar entre líneas el verdadero estado de su relación actual. La tensión era palpable.

El beso que zanjó la polémica 

Durante semanas previas a la coronación, se analizaron al milímetro los gestos que se sucedían entre Federico X y Mary de Dinamarca y se constató una notable frialdad entre ambos. Incluso durante la visita de los reyes Felipe VI y Letizia, que estuvieron en el país danés pocos días después de las polémicas fotos, la pareja se notaba algo tensa entre ellos. 

Hasta que llegó el gran día de la pareja, que asumía su destino frente a toda Europa. Entre los actos solemnes, el protocolo y los discursos formales, hubo un instante que robó la atención de todos los presentes y los medios: el beso sorpresa que se dieron los nuevos monarcas en el balcón del palacio mientras saludaban al pueblo. 

Beso Federico y Mary
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Para muchos, el gesto fue una muestra sincera de afecto y complicidad de un matrimonio que llevaba década juntos esperando este momento y que realizara la fortaleza de su unión, pero para otras personas era una manera de acallar los recientes rumores de crisis marital que habían empañado su imagen pública, poniendo en duda su matrimonio.

Durante meses, las especulaciones sobre la estabilidad de la pareja habían llenado titulares, pero aquel beso pareció acallar las dudas, o al menos, lanzar un claro mensaje de que el matrimonio seguía adelante, hubiera pasado lo que hubiera pasado en Madrid. Quizá fue un momento incómodo para ambos, que sabían que era lo que todos estaban esperando, pero sí necesario para intentar dar carpetazo al tema que arrastraban.

En un mundo donde las apariciones reales están medidas al detalle, ese beso que pareció totalmente espontáneo logró humanizar a la pareja, haciendo que se comportaran como un matrimonio normal, recordando al pueblo danés que, más allá de sus títulos, son una pareja que afronta desafíos y retos juntos, ¡y también rumores o enfados!

Sin duda, un momento que quedará grabado en la memoria colectiva de Dinamarca y del mundo del corazón como una forma clara y meridiana de dejar atrás los rumores. Desde entonces, la pareja ha retomado sus gestos habituales de cariño y cercanía y, sin ser demasiado excesivos, han hecho oídos sordos a las polémicas mirando hacia adelante.