Cuando el fotógrafo se escondió tras la columna, hizo disparar el obturador de su cámara. Click. En su objetivo, la mujer más buscada. Click. Marta Chávarri, impecablemente vestida con camisa, americana de pata de gallo con hombres y vaqueros efecto lavado, hacía sacudir su melena con mechas. Click. No iba sola, le acompañaba su nuevo amor, Alberto Cortina, uno de los hombres más poderosos del país. Click click. Y ella era una mujer casada. 

En el año 1989, Marta Chávarri estaba casada con un marqués, nada menos. Lady España y Fernando Falcó se habían enamorado en 1981, cuando ella luchaba porque le convalidaran el carnet de conducir que se había sacado mientras estudiaba en Estados Unidos. Le recomendaron entonces que se acercara al Real Club del Automóvil, donde le podrían echar una mano. Y ahí es donde se produce el primer encuentro entre la mujer que marcó la moda de toda una década y el que sería el padre de su único hijo

El matrimonio de Marta Chávarri que acabó de manera abrupta

Marta Chávarri y el marqués de Cubas se casaron en una de las propiedades de este, el palacio de los Marqueses de Mirabel, el mismo emplazamiento donde, años más tarde, el hijo de ambos también daría el ‘sí, quiero’. Fue una boda de revista. La novia era una belleza y pertenecía a una de las mejores familias de la alta sociedad madrileña, emparentada, nada menos, que con el conde de Romanones. Era una buena unión. Los miembros de ambas familias se miraban satisfechos por el casorio que vinculaba de manera oficial a dos clanes importantes. 

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En 1983 nace Álvaro. El segundo Álvaro en la vida de Marta, que ya había perdido al primero. La socialité jamás se recuperó del trágico fallecimiento de su hermanito del alma, al que siempre había estado tan unida. A decir verdad, los Chávarri siempre han sido una piña, demostrando estar en los buenos momentos y siendo imprescindibles en los malos. Tras el accidente que segó la vida de Álvaro, Isabel, Marta y María se volvieron aún más íntimas. 

Todo parecía marchar sobre ruedas. Era la mujer elegante que salía en los ecos de sociedad posando con sus vestidos de volúmenes imposibles, la invitaban a las mejores fiestas y era, en definitiva, la auténtica ‘it girl’ del momento. Todos querían a Marta porque era dulce, divertida y arrebatadora. Cómo no quedarse horas contemplando cómo se movía, hablaba y, con suerte, se dirigía a ti.

marta chavarri
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Fue la época en la que se vivió un absoluto duelo de cuñadas, ambas estrellas, la Chávarri y la Preysler. Isabel estaba casada con Carlos Falcó y la prensa se empeñaba en hacerlas competir; aunque ellas siempre desmintieron las tiranteces. Además, ambas mujeres se vieron abocadas a destinos muy parecidos…

Alberto Cortina, la perdición de Marta Chávarri

Fue en una de estas fiestas o cenas imprescindibles del efervescente Madrid de principios de los noventa cuando Marta coincide con el hombre que será su perdición. El banquero por el que enloqueció. 

Alberto Cortina era uno de los líderes del poderío económico de entonces. Trabajaba en uno de los bancos más importantes y sus conexiones le convertían en uno de los hombres más poderosos. Íntimo amigo de Alberto Alcocer y de Juan Carlos I, tenía absoluta impunidad para hacer y deshacer a su antojo; pero ¡ah! En su casa imperaban otras normas, las de Alicia Koplowitzm, su mujer cuando él pone sus ojos en la marquesa de Cubas. 

A pesar de los condicionantes familiares, los dos inician un romance furtivo y a escondidas; hasta que un día de febrero se publican sus primeras fotos juntos y sus estables vidas se rompen en mil pedazos. 

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Alicia Koplowitz impone unas de las condiciones de divorcio más draconianas hasta entonces. Quiere que su marido pague caro la infidelidad y lo consigue más que con creces. Marta también tuvo que pagar un elevado coste por su affair. De hecho, le arruinó la vida.

Cuando Carlos Falcó ve en prensa el romance de su mujer, le deja claro que la custodia de su hijo será suya. Álvaro, que es lo que Marta más quiere en el mundo, es arrebatado de sus manos. De estar siempre juntos, pasa a solo poderle ver de visita. Perder al pequeño, hundió a la ‘socialité’. 

La advertencia de la hermana de Marta Chávarri

“Si Marta hubiera seguido su vida con Fernando Falcó, que era un señor de los pies a la cabeza, habría sido todo muy diferente”, dijo Isabel Chávarri a Vanitatis. “Muchas veces lo he pensado: si hubiera vivido mi madre, nunca se habría ido con Cortina. Él se metió en el matrimonio y hasta que no consiguió tenerla no paró”, sentencia. Isabel define entonces a su hermana como “una niña muy inocente, muy naif”; cuando conoció a Cortina estaba en sus veintes y “él la obnubiló”. 

Isabel también cuenta que ella hizo todo lo posible para que no les descubrieran. No le gustaba para su hermana, pero menos le gustaban las consecuencias que, imaginaba, tendría si su romance veía la luz. “Siempre hubo una mano negra detrás. Que lo cuente Mario Conde”, dejaba en el aire… 

Ella tuvo que renunciar a toda su vida por él. Les habían pillado y Marta ya no podía echar marcha atrás. Debía seguir adelante. Y siguió. Tanto ella como Alberto Cortina. Empezaron una vida juntos y se casaron en 1991. “Alberto se casó por un impulso caballeroso y Marta porque no sabía qué hacer con su vida, pero la pasión de los primeros tiempos ya había desaparecido y ninguno de los dos supo qué poner en su lugar”, escribió Pilar Eyre en Lecturas. 

La boda fue discreta, ante pocos invitados y en una finca. Era 1991 y él la convirtió en una princesa. Pero la del cuento de Barba Azul. El banquero dispuso todo a su alrededor para que esta se entretuviera. Podía tener sus reunioncitas con sus amigas, decorar la nueva casa que le había comprado e hiciera largos en la piscina de la mansión. “La metió en una jaula de oro”, ha dicho la propia hermana de Marta. “Solo podía ir a la peluquería. Decía que él había sido cocinero antes que fraile”. 

Para 1995 la relación entre ambos estaba más que acabada. Se aburrían juntos y no tenían nada que ver. Él, además, había empezado a frecuentar otras compañías femeninas y Marta Chávarri no se lo perdonó. Cuatro años después de su enlace, presentaron los papeles de divorcio. 

Los últimos años de Marta Chávarri

Marta se recluyó en sus hermanas y sus amigas, que se convirtieron en su gran sustento emocional hasta los últimos días de su vida. No quiso saber nada más de fiestas ni de eventos. Su realidad ya era otra. Se recluyó en el piso que compró tras vender su pasado con Cortina y se dedicó a pintar y a recuperar el tiempo perdido con su hijo.

Marta Chávarri había encontrado la calma y la felicidad cuando estas le fueron arrebatadas de manera prematura. El 21 de julio de 2023, a los 62 años, la socialité fue encontrada muerta en su casa. Había sufrido un ictus, y, cuando su trabajadora del hogar la encontró, ya nada se podía hacer por ella salvo certificar su fallecimiento.

La muerte le sobrevino, a la vez en el mejor y en el peor momento de todos. En el mejor porque se sentía plena y llena de ilusión tras haber sido abuela hacía escasos dos meses y, en el peor, porque no pudo disfrutar del bebe que tantas alegrías le habría proporcionado.