Cuando hacemos la maleta siempre tenemos dudas de qué deberíamos llevarnos de vacaciones o no. ¿Qué me pondré? ¿Repetimos modelito? ¿Llevo un plan b? Pero si coincide que vamos a pasar tiempo con alguien muy cercano, como nuestra madre, o nuestra hermana, con la que compartimos alguna ropa, las posibilidades de estilismos viajeros se multiplican. Si no, que se lo digan a Sofía, que este verano en Mallorca ha decidido reutilizar un icónico vestido verde de Zara de su madre y que seguro es una estupenda opción para las tres mientras están en Marivent.
No cabe duda de que la circularidad es una de las principales tendencias del siglo XXI. Esta idea se centra en dar una segunda vida a los objetos para prolongar su uso y así proteger el medio ambiente, evitando la necesidad de fabricar nuevos productos. Esta filosofía de consumo responsable se ha extendido a diversas áreas de nuestra vida, pero donde más se nota su impacto es en el ámbito de la moda y el vestuario. Por supuesto, esta tendencia ha llegado también al guardarropa de nuestras royals, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras
El armario compartido de Letizia, Leonor y Sofía
El hecho de que Letizia sea reconocida como una de las royals mejor vestidas hace que sus hijas tengan en muy alta estima su vestuario. No es raro verlas compartiendo algunas piezas en diferentes momentos, al igual que haría una familia normal. Tanto las jóvenes se animan a coger prendas prestada de su madre, como ropa, accesorios e incluso joyas, como la propia Letizia, quien siempre ha mostrado un espíritu juvenil y un gran interés por las últimas tendencias, también ha tomado prestadas prendas de sus hijas. Un ejemplo de ello es cuando Leonor lució un vestido de Dándara para un evento teatral en 2022 y, solo un mes después, Letizia lo usó para un acto sobre salud mental en la sede de UNICEF.
Algunas de estas decisiones estilísticas y prendas escogidas para darles una nueva vida responden a la intención de muchas monarcas, o herederas, de lanzar un determinado mensaje, sobre todo de conciencia ecológica y de “normalidad” dentro de los muros de palacio. Incluso, también, estos guiños han sido tomados como mensajes velados de apoyo, de ánimo, de recuerdo o de homenaje, sin necesidad de palabras, sabiendo conjugar el momento y el mensaje. La propia Letizia lo ejecutado alguna vez rescatando ropa de Doña Sofía, como forma de demostrar pública y visualmente que su unión es fuerte y que admira a su predecesora en el trono.
Una tendencia presente en toda Europa
Podemos encontrar miles de ejemplos en casi todas las Casas Reales. Al igual que en cualquier familia, por muy aristocráticas que sean, las royals europeas también comparten prendas entre generaciones, algo que el público y la prensa analizan minuciosamente. Esta tradición de “herencias” en la monarquía incluye no solo joyas valiosas que pasan de una generación a otra, sino también vestidos de grandes diseñadores o piezas creadas específicamente para la realeza, que se transmiten a las jóvenes royals como parte de su legado.
Pero ahora han ido un paso más allá entre las prendas que se “prestan” entre madres e hijas. Esta idea también ha llegado al día a día de las royal, y con prendas mucho menos importantes. No es raro ver a las princesas compartiendo jerséis, pantalones, abrigos o bolsos con sus madres, y viceversa, sin que estos sean especiales, sino simplemente por comodidad o estética.
El ejemplo de otras royals europeas
Analicemos, por ejemplo, otras royals que hayan decidido aprovechar las piezas, y por qué no decirlo, el estilo de sus madres, para destacar. Y si hablamos de reinas con estilo, nuestra mente vuela directamente hasta Mónaco. Por ejemplo, la princesa Alejandra de Hannover acudió el año pasado al desfile de Alta Costura de Chanel con un vestido negro de la firma francesa que era de su madre, Carolina de Mónaco, del año 1990. Lo mismo ocurrió con Carlota Casiraghi, que se presentó en el baile de la rosa de 2017 con un Chanel vintage, de los favoritos de su madre porque lo había usado en diversas ocasiones, desde el año 1996.
Por su parte, la princesa Victoria de Suecia recicló en 2017 un conjunto vintage de finales de los años 70 que había lucido la Reina Silvia en una visita a Moscú en 1978. Por su parte, La joven princesa Isabel de Dinamarca, en 2022, decidió vestirse para su confirmación con un traje blanco de tres piezas de Max Mara que su madre, Mary Donaldson había lucido años antes.
Lo mismo ocurrió con la princesa Alexia de Holanda, que, para su primer evento oficial en solitario, en 2023, decidió utilizar un vestido azul firmado por Óscar de la Renta de su madre Máxima Zorreguieta que había utilizado en 2019.
En casas europeas donde la Familia Real es más amplia que en España, esto también ocurre incluso entre las infantas o las tías de las royals. Por ejemplo, Kate Middleton, que aún no puede intercambiar ropa con la pequeña Charlotte, ha prestado vestidos en alguna ocasión vestidos a su madre o su hermana.