Si te has topado con una persona nacida bajo el signo de Capricornio es más que probable que no tardes mucho en observar los ramalazos de su exagerado sentido del deber y su tendencia innata a la intransigencia.

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Y es que, bajo esa apariencia sumamente educada y diplomática, se esconde un signo con un enfermizo instinto de superación, aprisionado por las responsabilidades, y con una ambición innata. Son tres de los defectos de Capricornio, pero no los únicos…

Obligado a superarse incansablemente

Lo primero que tienes que tener en cuenta es que este signo está regido por Saturno, el planeta del esfuerzo y la superación, motivo por el que desde que nace acarrea la pesada carga de tener que superarse, pese lo que pese, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez...

Con un panorama como este, no tiene nada de extraño que Capricornio a menudo parezca duro y despótico de tan concentrado como está en su condenado empeño. Afortunadamente, en la mayoría de los casos ese mal carácter solo es una primera capa de la que se va despojando, poco a poco, con el paso del tiempo.

Responsable hasta la saciedad

Y es que Capricornio es el único signo que, en lugar de envejecer, rejuvenece a medida que va cumpliendo años. De niño, puede parecer un viejo de tan serio, responsable, voluntarioso y firme en sus decisiones. Es esa pesada carga saturniana con la que ha nacido.

Sin embargo, tan pronto como va madurando, se va deshaciendo de todas esas obligaciones que le ha impuesto el destino hasta liberarse por completo. Solo entonces logra sacar el niño que lleva dentro, ese que nunca dejó salir, y empieza a ser él mismo y a hacer todas las locuras que nunca se había permitido.

Fríamente ambicioso e insensible

Uno de sus defectos más criticados suele ser la ambición desmedida, así como la falta de escrúpulos para alcanzar sus metas. La verdad es que Capricornio puede llegar a ser fríamente ambicioso e insensible a la hora de perseguir sus sueños, sí.

Una vez más su instinto de superación le empuja. Pero casi siempre es una lucha consigo mismo, no con el mundo que le rodea. Y aunque es cierto que tiene una parte externa dura y prácticamente impenetrable, no es más que una armadura que protege un interior mucho más cálido y sensible de lo que parece.

Rígido y muy austero

Como consecuencia de todo esto, Capricornio suele ser de entrada bastante frío, rígido, enfermizamente formal y cero revolucionario. Ante la duda, siempre sigue las normas, no soporta llamar la atención gratuitamente, y puede llegar a tener un enfermizo sentido del ridículo.

A cambio, es fuerte, resolutivo y austero como su representante, la cabra, un animal capaz de sobrevivir en las peores condiciones y trepar por las montañas más escabrosas, superando todas las dificultades y obstáculos sin hacerse ni un rasguño.