Uno de los mayores errores que cometemos cuando nos proponemos empezar a cuidarnos o ponernos a dieta es fijarnos únicamente en las calorías de los alimentos. Pero lo cierto es que los azúcares que se les añaden para mejorar su sabor son un dato que también tenemos que vigilar a la hora de hacer la compra. Por ejemplo, la mayoría de los que se venden como "alimentos bajos en grasa" o "light" suelen ser ricos en azúcares añadidos.
La recomendación que nos da la OMS es tomar un máximo de 25 gramos de azúcar al día, equivalente a unas cinco cucharaditas. Eso no significa que si no echamos ninguna cucharada de azúcar al café ya lo estemos haciendo bien. Hay muchos alimentos que contienen el equivalente de hasta 4 cucharadas de azúcar ellos solitos, ¡y seguro que no lo sabías!
¿Qué diferencia hay entre los azúcares naturales y los añadidos?
La American Heart Association indica que hay dos tipos de azúcares en nuestra dieta: los naturales y los añadidos. Los azúcares naturales son aquellos necesarios en toda dieta para que nuestro cuerpo tenga la energía necesaria para funcionar. Se presentan en forma de carbohidratos y se encuentran en todos los alimentos de origen vegetal y la leche: frutas, verduras, patatas y arroz son algunos de los que proporcionan el azúcar necesario a nuestro organismo.
En cambio, los azúcares añadidos son concentrados o refinados que se añaden (¡o añadimos!) a muchos alimentos para mejorar su sabor. Este tipo de azúcares es el que tenemos que procurar evitar. El problema es que no solo se trata de si le echamos azúcar a nuestro café o no, sino que hay muchísimos alimentos que tienen azúcares añadidos y que hacen que consumamos más de lo que creemos a lo largo del día. Esto es muy peligroso, puesto que una dieta con alto contenido de azúcares añadidos puede generar diabetes u obesidad.
¿Cómo los identifico?
Los azúcares añadidos no se presentan en la información nutricional como tales, sino que son compuestos químicos. A veces en la información nutricional no se indica la cantidad de azúcar que ese alimento tiene, por lo que tenemos que mirar la lista de ingredientes para detectarlos. Dextrosa, melaza, jarabe o sirope de maíz de alta fructosa (también puede aparecer como HFCS o JMAF), jarabe o sirope de arce, fructosa, sacarosa, maltodextrina, maltosa, almíbar, miel de caña, concentrado de jugo de frutas, sucrosa o jugo de caña son componentes que tenemos que intentar evitar. También puedes optar por una calculadora de azúcares añadidos para comprobar cuál es tu consumo real a lo largo del día.