Hay pequeños hábitos cotidianos que hacemos de forma inconsciente y que dañan nuestro pelo. Desde peinarlo cuando está mojado a ¡comer muchos dulces! Te los contamos todos para que puedas evitarlos y mejores muchísimo el aspecto de tu pelo.

Tocarse el pelo continuamente

Retirar el flequillo de la cara a menudo, apoyar mucho la mano en la cabeza o ser de las que tienen el tic de enrollarse mechones entre los dedos hace que el pelo se te engrase enseguida, apelmazándolo y eliminando su brillo natural. Por limpias que estén tus manos siempre dejan un poco de su grasa natural (o, incluso, de la crema que uses). Te damos una alternativa: recógete el pelo o usa diademas para alejar el flequillo de la cara y evitar toquetearlo.

Ducharse con agua muy caliente

El efecto es similar a meterse en una sauna. Aunque seguramente lo que buscas es un momento relajante, el vapor caliente estimula las glándulas sebáceas del cuero cabelludo, lo que hace que este produzca más grasa. Y es mucho peor si encima la ducha es prolongada. Cuando te duches, baja la temperatura. Con agua tibia evitas sobreexcitar las glándulas sebáceas.

Además, si toleras bien el agua fría, aclara el pelo con el agua lo más fresca posible, ya que no activa la fabricación de grasa y, además, estimula el cuero cabelludo. Para que no te dé tiritera, aclara con la cabeza hacia abajo, para que el agua no te caiga sobre el cuerpo.

Frotar el pelo muy fuerte al lavarlo

Si tu pelo se engrasa fácilmente y crees que frotándolo enérgicamente acabarás con la grasa, te equivocas, porque al estimular las glándulas sebáceas del cuero cabelludo provocarás que estas liberen más grasa. Además, si lo manipulas con tanta fuerza y tu pelo es fino, se enredará y romperá con más facilidad. En lugar de frotar, masajea con suavidad el cuero cabelludo. Activa el champú con las yemas de los dedos (nunca con las uñas) lentamente, con movimientos circulares ascendentes.

Peinar el pelo cuando aún está mojado

El pelo húmedo es más frágil. Mucho más que cuando está seco. Así que si usas el cepillo, lo más probable es que el pelo se rompa. Utiliza mejor un peine de púas anchas y empieza a desenredar por las puntas.

Estar estresada favorece la caída del pelo

¿Has notado que últimamente se te cae el pelo más de la cuenta? Si llevas una vida muy acelerada (la casa, la familia, el trabajo...), el estrés podría ser la causa de tu alopecia. Encuentra alguna actividad que te relaje, ya sea deporte o una afición (manualidades, lectura), e incorpórala a tu vida de forma regular. La buena noticia es que en cuanto se vuelve a llevar una vida más relajada, el cabello crece de nuevo con normalidad en la mayoría de los casos.

Llevar peinados tirantes

Algo tan aparentemente inocente como una cola de caballo, si la llevas demasiado tirante puede provocar la caída del cabello por un efecto de tracción. Si te gustan los recogidos, no tenses tanto el pelo y elige este peinado solo en ocasiones puntuales. ¿Cuáles son los peinados más perjudiciales? Las extensiones, las trenzas que se hacen desde la raíz, la cola de caballo o el moño de bailarina. Si ya es demasiado tarde y sufres este problema, usa una loción anticaída en las zonas sin pelo a diario y prolonga la aplicación durante varios meses, ya que la recuperación es bastante lenta.

Comer muchos dulces

"¡Qué tendrá que ver con el pelo!", estarás pensando. Pues, curiosamente, comer muchos productos con demasiado azúcar hace que el cuerpo fabrique más andrógenos, las hormonas que precipitan la aparición de la grasa en el cabello. Prueba a rebajar la cantidad de azúcar en tus recetas y cuando tengas ganas de algo dulce, procura olvidarte de la bollería industrial y picotea opciones más caseras, como requesón con un hilito de miel o fruta desecada.

O por el contrario, seguir una dieta muy estricta

Si nos faltan ciertos nutrientes como las proteínas, las vitaminas A y D y el hierro, el cuerpo destina los pocos que le llegan para las funciones esenciales, como mantener bien el corazón o dar energía al cerebro, y se “olvida” de otras partes como las uñas y el pelo. Lo más aconsejable es perder peso poco a poco, siguiendo una dieta mediterránea equilibrada y procurando evitar en la medida de lo posible alimentos procesados, ya que pierden gran parte de los nutrientes y vitaminas durante la preparación. Por no hablar de su alto contenido en azúcar, que también favorece la caída del cabello.

Lavarse el pelo todos los días

Si lo lavas con mucha frecuencia el pelo queda seco y mate. La mayoría de los champús incluyen unas sustancias llamadas sulfatos, unos limpiadores que retiran la suciedad con eficacia, aunque también arrastran la grasa o aceite que protege el pelo. Si los usas a diario, el pelo pierde vitalidad y brillo. ¿Qué hacer? Excepto en caso de que tengas el cabello muy graso, utiliza un champú sin sulfatos o que en el envase ponga "uso frecuente". Por otro lado, una única enjabonada es suficiente para limpiar el cuero cabelludo si te lavas el pelo cada día. Otra opción es alternar el champú sin sulfatos y un champú de limpieza en seco, así darás un descanso al cuero cabelludo.

No usar nunca acondicionador

Mientras unas piensan que el acondicionador engrasa el pelo, otras piensan que queda sin volumen; y las hay que, sencillamente, no tienen tiempo. Sin embargo, merece la pena usarlo, porque por su composición evita el encrespamiento, facilita el peinado y aporta brillo. Si te resulta más cómodo, lo puedes usar sin aclarado.

Secarse el pelo con la cabeza hacia abajo

Se hace muy a menudo para dar más volumen a la melena, pero piensa que cuando usas el secador o te peinas moviendo la cabeza en todas direcciones, el peine y el aire levantan las cutículas del pelo, lo que evita que el pelo brille. Cuando te seques el pelo y peines hazlo siempre en la misma dirección, desde la raíz hacia las puntas. Si quieres dar más volumen a las raíces, puedes conseguirlo ahuecando el pelo con un cepillo redondo o poniendo rulos.

No cortarse nunca las puntas

Al estar al final de la melena son la parte más antigua del pelo (es el cabello que se fabricó hace 2-3 años, el más desgastado) y también la menos protegida por el sebo, que se hace en el cuero cabelludo. Los tratamientos químicos (tinte, decoloración), el uso del secador y el roce con la ropa las desgastan aún más, quedando resecas y abiertas. Es muy aconsejable pasarse por la peluquería como mínimo cada mes y medio o dos meses para eliminar las puntas abiertas y “renovar” un poco el corte.