Paula, la novia gallega con vestido de flecos, un abrigo de tweed y joyería artesanal diseñada por ella misma

Un metro abarrotado. Un cruce de miradas. Chico conoce chica y la historia acaba en boda. Este podría ser el argumento de cualquier película romántica de domingo por la tarde o una de esas bonitas casualidades con las que, quien más quien menos, ha fantaseado alguna vez durante su trayecto en el suburbano. Para la mayoría, la épica acaba a pie de andén cuando el megáfono anuncia su parada. Para Paula y Jaime, ese instante cristalizado en pleno traqueteo de vagón fue el comienzo de una vida juntos, aunque ni ellos mismos se lo imaginaban todavía. “Fue en 2014. Yo le seguía en redes sociales porque teníamos un amigo en común y, de forma espontánea, cuando lo vi me acerqué para presentarme”, nos cuenta esta gallega. Sin embargo, no fue hasta meses después cuando empezaron a quedar.

Aunque se conocieron a unos cuantos metros bajo el suelo, tuvieron una pedida de altos vuelos. Se comprometieron rozando el cielo a bordo de un globo, ante las caprichosas formas que las rocas de la Capadocia les regalaron ese día. Jaime es de Segovia, Paula de Ourense y, aunque viven en Madrid, eligieron para casarse la tierra natal de la novia. La ejecución y organización a distancia era complicada, por lo que contaron con la ayuda de Ainara, la wedding planner de Naru Nera. “Me acompañó durante todo este viaje, le agradeceré siempre la entre y su paciencia. A día de hoy seguimos hablando, creo que todavía no supero que ya haya pasado el día”, nos cuenta la novia.

Aquel día que Paula aún recuerda esbozando una sonrisa fue el 9 de septiembre de 2023. Los nervios afloraron momentos antes de la ceremonia religiosa, que se ofició en la iglesia de Santa María de Tomiño, en la provincia de Pontevedra, y se celebró después en el Pazo do Mosteiro. Sin embargo, ahí estuvieron las manos amigas de Marta, Alba y su madre para calmarlos antes de caminar hacia el altar. Ahí, junto a ellas, fue el momento de desenfundar el diseño que durante meses estuvieron planeando en el atelier de Valenzuela. “Desde el primer momento me sentí como en casa. Sé que no soy una novia fácil; soy una persona bastante perfeccionista y, a la vez, me gusta explorar y contemplar todas las opciones. Desde el principio, todo el equipo de Valenzuela me lo puso fácil, incluso diría que me consintieron de más”, afirma.

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Un vestido con dos piezas

Desde el principio, dos conceptos rondaron su cabeza. “Tuve clara la idea de un vestido con cuello halter que tuviese toda la parte inferior de flecos con borlones. Los flecos me representan mucho y quería que estuvieran presentes”, asegura. Este factor sorpresa con sabor made in Spain no puede ir más en consonancia con su personalidad: como su amigo la define, Paula tiene “porte andaluz, estilo parisino y acento gallego”. Los flecos llegaron hace unos años al sector nupcial para revolucionar el concepto bridal y ser el remate perfecto de vestidos que, como el suyo, huyen de lo convencional.

Su diseño está realizado en crepe de seda con cuello halter y detalles de pedrería, rematada por la parte inferior con unos borlones de flecos de seda confeccionados a mano que se alargan hasta el infinito. “Es un trabajo artesanal impresionante”, recalca. ¿El resultado? A la vista está. “Realmente no pudo ser mejor: el trato, la profesionalidad, la cercanía y el nivel de perfección en cada detalle fueron impecables. Volvería a elegir Valenzuela una y mil veces”, se reafirma Paula.

La segunda idea que rondaba su imaginación venía de la mano de un abrigo, una sobrepieza ligera que se pudiera poner encima para la ceremonia religiosa. “Fue lo que más nos costó desarrollar, ya que no era fácil encajar un diseño con los flecos, ni en forma ni en textura”. Como nos explica Paula, el abrigo consta de dos partes: la parte superior (mangas y espalda) está confeccionada en un tweed de algodón con detalles de pedrería. El resto del abrigo se compone de una organza de seda con cortes horizontales para aportar volumen y terminar en una espectacular cola de tres metros.

Unos accesorios muy especiales

Si el look nupcial fue de alto impacto, los accesorios no se quedan atrás. No solo por cómo son capaces de realzar el estilismo, sino por el valor emotivo que representan. Paula es la fundadora de Sprezzatura, una firma de joyería que diseña y produce en España de manera artesanal, pensada para formar parte de momentos especiales. Los pendientes que llevó en el día de su boda, los diseñó y los produjo adhoc para su vestido de novia. “Quería que tuvieran un diseño elegante con un toque vintage, pero que a la vez mantuvieran una estética moderna y contemporánea. Hubo que hacer muchas muestras y corregir proporciones y tamaños para llegar al diseño final que no recibí hasta ¡la propia semana de la boda! Realmente, la espera y el esfuerzo merecieron la pena porque son una auténtica joya”, asegura.

Paula tuvo un pequeño dilema con el ramo de flores, ya que, en su opinión, ningún ramo con tallo verde le pegaba a su vestid. “Incluso, llegué a plantearme no llevar nada, hasta que Cristina, de Valenzuela, me dio la idea definitiva: hacer un ramo con flor de la pampa”. Su aspecto delicado y suave con cierto aspecto de pluma hace que se la conozca también por plumero, plumacho o cola de zorro. Se puede llevar en forma de ramo o utilizar tan solo un tallo, tal y como hizo Paula. Una alternativa perfecta al ramo tradicional. “Fue una apuesta diferente y arriesgada, pero en cuanto a color, era lo que más le pegaba a mi diseño”. Fue una creación de Augaluz, que también se encargó de toda la decoración floral de la boda a la que dedicaron mucho mimo y esfuerzo.

El vestido y los accesorios ya tenían bastante protagonismo por sí mismos, por eso, Paula optó por unas sencillas sandalias de color nude que estilizasen su figura, de Louboutin, con las que bailó toda la noche. “Lo dimos todo. Y no solo nosotros, nuestros amigos y familiares también. Teníamos claro que queríamos que fuese una boda divertida y creo que todos los pasamos en grande”.