Hay lugares que forman parte de la historia per se y que gracias a algún detalle especial, aunque anecdótico, se convierten en espacios emblemáticos. Si no, que se lo digan a Annie Leibovitz que ha conseguido que un icónico salón del Palacio Real de Madrid sea uno de los lugares más admirados, reproducidos, y quizá también, criticados, del emblemático edificio.
Llevábamos meses esperando este momento: La publicación de la fotografía de la americana a Felipe VI y Letizia, que ha revolucionado el mundo. Esta histórica instantánea no ha estado exenta de polémica. Desde que se conoció que se realizaron las instantáneas en el Palacio Real de Madrid durante principios de febrero, concretamente el miércoles 7 de febrero, se ha especulado enormemente sobre cómo había sido la sesión de fotos y su contenido.
Ahora, ya disponible para todo el mundo en el Banco Real, han llegado las alabanzas y las críticas. El corte regio de Felipe, el increíble vestido de alta costura de Letizia, las joyas de pasar, la iluminación, el ángulo de la fotografía… Y tampoco ha pasado desapercibido el espectacular fondo elegido para la misma. Así es el Salón Gasparini en el que Letizia y Felipe posan dentro del Palacio Real en esta foto que pasará a la historia.
Un salón que ha sorprendido al mundo entero
Desde hace años hemos visto cómo Felipe y Letizia, desde que son Reyes de España, han querido rebajar el tono de solemnidad y barroquismo de la institución. Y ahora, de un plumazo, la fotógrafa americana Annie Leibovitz ha decidido mostrarlos rodeados de todo el poder del barroco presente en el Palacio Real de Madrid. De entre todos los lugares que se estuvieron valorando, como otras salas de Palacio, o incluso los Jardines de Sabatini que lo rodean, se ha escogido este sorprendente espacio.
El Salón de Gasparini es una de las salas más impresionantes del Palacio Real de Madrid y un verdadero ejemplo de lo mejor del estilo rococó en Europa. “Esta cámara era la pieza donde el Rey se vestía y recibía las audiencias reservadas, por lo que no debe extrañar el primor con que Carlos III quiso decorarla”, explican en patrimonio Nacional.
El espectacular diseño de Gasparini
El nombre del salón viene de Mattia Gasparini, un diseñador italiano, era el pintor de cámara de Carlos III y que fue traído desde Nápoles para realizar este espacio. “Gasparini diseñó todos y cada uno de los elementos de este salón: el suelo de mármoles, la bóveda de estuco, la colgadura bordada en seda e hilos de oro y plata y los muebles de maderas preciosas y bronce”, explican sobre el espectacular lugar.
De hecho, es tan emblemático que incluso en patrimonio Nacional decidieron poner un tweet poniéndolo en valor y describiéndolo así: “Un estallido de formas onduladas, definidas en hojas, tallos y flores inunda el Salón de Gasparini desde el suelo al techo. Un canto a la belleza de la naturaleza y al arte oriental, muy común en el Rococó, que hacen de este Salón uno de los más alegres del Palacio Real de Madrid”.
“Fue realizada por artífices italianos y ebanistas alemanes, por lo que en realidad es una obra internacional entre las más perfectas del barroco tardío europeo”, añaden. Su construcción se alargó durante años y pasó por las manos de otros monarcas. Los trabajos continuaron durante los reinados de Carlos IV y Fernando VII, fue le que por fin lo vio concluido.
Un “museo” histórico
Este lugar, además de su imponente belleza per se, también ha contenido en sus pareces obras emblemáticas. Así lo explican en Patrimonio Nacional: “Como curiosidad, durante el reinado de Carlos III, las paredes de esta sala estuvieron cubiertas en invierno con tapices de la Real Fábrica y en verano, con obras de Diego Velázquez, tales como La Fragua de Vulcano, Las Hilanderas y Los Borrachos, además de Murillos, Riberas y Tizianos”.
“Hoy en día, salvo la magnífica sillería de maderas finas y bronces, ningún elemento del mobiliario corresponde al conjunto de Gasparini”, explican. Actualmente, no se conservan la mayoría de muebles originales. “Alfonso XII hizo restaurar esta sala en 1879 y desde entonces se encuentran guardadas las cortinas, igualmente bordadas, que cubrían puertas y ventanas”, añaden.
Destaca sobre todo la espectacular lámpara de araña, que aunque en la estancia está en el centro, en la foto de Felipe VI queda en una esquina para ceder protagonismo al monarca. “La soberbia araña es la de mayor contenido simbólico entre las numerosas encargadas por Fernando VII, y la mesa pertenece ya al periodo isabelino, habiendo sido diseñada y realizada en Roma”, explican en Patrimonio.
¿Y hoy en día? ¿Se puede visitar?
Hoy en día, el Salón de Gasparini se usa para actos oficiales importantes. Por ejemplo, es donde el Rey recibe a los embajadores cuando presentan sus credenciales, un momento muy simbólico y lleno de protocolo que, en este espacio, cobra particular relevancia. Este espacio, con su decoración espectacular, sigue siendo perfecto para esas ocasiones formales que necesitan un toque de elegancia y tradición, puesto que refleja completamente la historia que representa la monarquía española.
¿Y se puede visitar? Su conservación está a cargo de Patrimonio Nacional, como todo el palacio. Y sí, se puede visitar, puesto que esta espacio forma parte del recorrido turístico habitual cuando se hace una visita a Palacio Real. Esto va a permitir a todos los visitantes disfrutar de esta obra maestra que mezcla historia y artesanía, y ahora, uno de los “fondos” fotografías más emblemáticos de la historia para Felipe VI y Letizia.