El nuevo año no llegó a Noruega con buenas nuevas. Y eso que hacían falta. Mucha falta, sobre todo en lo que a la realeza se refiere. Los últimos tiempos han sido de todo menos fáciles para los miembros de la dinastía Glücksburg. Sobre todo después de que el pasado agosto, una persona muy cercana a la Familia Real del país fuese detenida por la policía tras un gravísimo altercado con su pareja. Era Marius Borg, el hijo mayor de la princesa Mette-Marit, nacido de una relación anterior a su matrimonio con el príncipe Haakon.
Sea como fuere, parece que las malas noticias siguen llegando en racimos para la estirpe. Véase las últimas informaciones relacionadas con el estado del rey Harald V, cuya salud se resiente de nuevo. A los 88 años de edad, son ya varias las veces que el soberano noruego ha estado en una situación delicada. No obstante, y justo en un escenario tan complicado como el que ahora afrontan las personas de su entorno por el entramado judicial de Borg, ha llegado un nuevo traspié. Y con él, un importante movimiento que ha hecho saltar todas las alarmas.
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hARALD, OBLIGADO A SUSPENDER SU AGENDA POR ENFERMEDAD
Que la salud de Harald es un problema reseñable no es ninguna novedad, pues ya son reiteradas sus bajas y enfermedades de un tiempo a esta parte. Aun así, si algo ha querido demostrar el marido de la reina Sonia es su firme compromiso institucional, todavía en el trono por mucho que homólogos como Juan Carlos I en España o Margarita II en Dinamarca optasen finalmente por abdicar. Él se resiste, hasta el punto de que en 2024 -con baja en enero y reinfección de COVID-19 en agosto, presidió más de cien actos.
Ahí es nada. La cuestión es que, con el 2025 ya bien entrado, el monarca se vuelve a ver obligado a hacer un alto en el camino. Así se hizo saber el pasado 26 de febrero, cuando el acto programado para el día inmediatamente posterior en la estación de esquí de Granåsen tuvo que ser suspendido. ¿El motivo para quedar fuera de juego esta vez? Harald está enfermo. Otra vez. De acuerdo con el comunicado difundido por un portavoz de la Casa Real de Noruega, esta vez trata de un resfriado.
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Una dolencia que se suma a la larga lista que arrastra el Rey a su espalda. Porque no, no solamente en el pasado año tuvo el abuelo de la princesa Ingrid que ser asistido por facultativos. Más de dos décadas atrás, en el 2003, fue intervenido quirúrgicamente por el cáncer de vejiga que padecía. Dos años después, en el 2005, los médicos le colocarían una válvula artificial para compensar una estenosis aórtica, y ya en el 2021 tendría lugar la última intervención que se le conoce, en un tendón de la rodilla izquierda.
La negativa a abdicar en un contexto convulso marcado por Marius Borg
Repasar todas sus afecciones invita a pensar que, demostrado el compromiso, podría Harald dar un paso atrás y ceder el testigo a su heredero en el primer escalafón de la realeza. Algo que, por lo pronto, no va a suceder. Comenzando por el compromiso que siempre ha dejado claro el propio Harald que siente para con su labor, siempre con el lema de que un rey "deja de reinar cuando muere, no antes" por bandera.
Pero es que con más razón todavía se estaría negando ahora, a pesar de su frágil estado actual, a no abrir paso al reinado de su hijo Haakon Magnus. Por muy preparado que esté, su imagen se ha visto salpicada por todo lo que atañe a su hijastro Marius Borg. Las acusaciones de violencia por parte de varias mujeres al primogénito de Mette-Marit siguen en boca de todos aunque ya se cumplan meses de su primer arresto.
Y justo ahora, cuando la fortaleza del hijo de Olaf V se resiente, Marius Borg ha emitido un nuevo comunicado. Esta vez sin disculpas a sus exparejas o referencias a sus problemas de adicción a las sustancias, pero sí agradeciendo "a Øyvind Bratlien y sus colegas la asistencia jurídica que he recibido durante los últimos seis meses". También remitiendo a que este está siendo "el periodo más difícil" de su vida. Un 'gracias' a aquellos que siguen buscando la forma de evitar su ingreso en prisión.